El clon de Tyrone | Review

Lo nuevo de Juel Taylor es una descarnada y simpática película que se convierte en un thriller de comedia y misterio, sostenido por excelentes actuaciones de Foxx, John Boyega y Teyonah Parris.
El clon de Tyrone (2023)
Puntuación: ★★★★
Dirección: Juel Taylor
Reparto: John Boyega, Jamie Foxx, Teyonah Parris, J. Alphonse Nicholson y Kiefer Sutherland
Disponible: Netflix

El director Juel Taylor (conocido por ser guionista de Creed: II Defendiendo el legado (2018) y también por el bochornoso comercial de HBO Max de casi dos horas, Space Jam: A New Legacy (2021)) hace su debut en la silla de director con la cinta de El clon de Tyrone (2023) una certera reinterpretación del género Blaxploitation para los tiempos del streaming.

En el elenco encontramos caras más que conocidas del medio, empezando por el ganador del Oscar Jamie Foxx, John Boyega que algunos recordarán por la nueva trilogía de Star Wars y en proyectos recientes The Woman King (2022) y Teyonah Parris la cual participó en la legendaria serie Mad Men y en tiempos recientes es parte del decadente Universo Cinematográfico de Marvel, completan el cast Kiefer Sutherland, David Alan Grier , J. Alphonse Nicholson, Eric Robinson Jr y Tamberla Perry.

Para comprender un poco mejor la cinta es importante recordar, el Blaxploitation, un movimiento cinematográfico en los años 70 que destacó por crear películas protagonizadas principalmente por actores y actrices afroamericanos. Estas películas abordaron temas importantes sobre su comunidad y mostraron personajes negros como héroes y protagonistas principales, algo que antes no era común en el cine de antaño.

La cinta tiene como protagonista a Fontaine (John Boyega) un traficante de drogas en un barrio retrofuturista llamado Glen. Este tiene una vida difícil y carga con el luto de la muerte de su hermano menor. Un cliente suyo, el proxeneta Slick Charles (Jamie Foxx), inicia una pelea con una trabajadora sexual llamada Yo-Yo (Teyonah Parris). Fontaine va a confrontar a Slick para recuperar el dinero que le debe, pero termina siendo mortalmente disparado por un traficante de drogas rival llamado Isaac.

Sorprendentemente, a la mañana siguiente, Fontaine aparece vivo sin ningún recuerdo de lo ocurrido. Junto con Slick, encuentran a Yo-Yo y descubren que Fontaine tiene un doble muerto idéntico en un laboratorio subterráneo. Este improbable trío, se adentra entonces una más que curiosa desventura para develar una enorme conspiración en el barrio de Glen.

Mediante el trío protagónico se muestra algunos arquetipos usuales del género, el personaje proxeneta o Pimp, o un hombre elegante y manipulador, en este caso uno muy caricaturesco, bien ejecutado por Foxx, el cual a través de la cinta vive una crisis

Otro arquetipo presente, La Foxy Brown, fuerte y valiente, pero también sexualmente provocativa, es posiblemente la interpretación más álgida, Teyonah Parris hace un personaje hilarante y sumamente inteligente el cual es en la mayor parte del film lo más entretenido, también su caracterización se mezcla con elementos detectivescos que dota de una tridimensionalidad sentida.

El protagonista, interpretado por Boyega, ofrece una actuación sorprendente que demuestra su talento y versatilidad como actor. En conjunto, estos actores logran una química innegable que enriquece la película y rompe con los arquetipos antes mencionados, demostrando ser protagonistas sólidos y multidimensionales.

Otro punto destacado de la película es la conexión genuina entre los actores Boyega, Parris y Foxx. Cada uno de ellos logra transmitir sinceridad en su interpretación, más allá de simples arquetipos y se desarrollan con matices y profundidad como seres humanos. Juntos, su actuación representa un cambio refrescante en la ciencia ficción.

Por otro lado, la cinta presenta de gran manera, los complejos  desafíos de la comunidad afroamericana que se derivan de factores tanto históricos como contemporáneos.

Para los desentendidos, en los años ochenta, las políticas impulsadas por la administración de Ronald Reagan tuvieron un impacto significativo en las comunidades afroamericanas, particularmente en relación con el problema de las drogas. La llamada “Guerra contra las Drogas” resultó en políticas punitivas y penas más duras para los delitos relacionados con drogas, lo que llevó a un aumento masivo de encarcelamientos, especialmente entre la población negra.

Estas políticas no solo generaron una crisis carcelaria, sino que también tuvieron efectos devastadores en las comunidades afroamericanas. Las medidas represivas no abordaron las causas subyacentes de la adicción o el tráfico de drogas, sino que criminalizaron en gran medida a las personas de estas comunidades, exacerbando la desigualdad social y perpetuando el estigma asociado a los afroamericanos.

En cuanto al problema de la prostitución, la cual es representada a través de Yo-Yo, es fundamental entender que este fenómeno está estrechamente relacionado con la precariedad económica y social en la que viven muchas personas en estas comunidades. La prostitución a menudo se presenta como una salida para aquellos que enfrentan dificultades económicas y falta de oportunidades laborales. Además, el estigma y la discriminación que enfrentan las mujeres negras en el ámbito laboral pueden llevar a una mayor vulnerabilidad hacia la explotación sexual.

El racismo estructural es otro factor crucial que subyace a los problemas enfrentados por las comunidades afroamericanas en los Estados Unidos. Este tipo de racismo no es explícito ni individual, sino que se manifiesta en las estructuras y sistemas de la sociedad. A lo largo de la historia del país, las políticas y prácticas discriminatorias han limitado el acceso de los afroamericanos a oportunidades educativas, empleo, vivienda y servicios de calidad.

Este racismo sistémico contribuye a la disparidad en el acceso a recursos y oportunidades, lo que a su vez perpetúa el ciclo de pobreza y desventaja en estas comunidades. Además, la discriminación racial en la justicia penal y en otras instituciones puede llevar a consecuencias desproporcionadas y profundizar las desigualdades sociales.

En conjunto, estos problemas estructurales han creado un círculo vicioso de desventaja para las comunidades afroamericanas, lo que requiere un enfoque holístico y comprometido para abordar los problemas de manera significativa.

Para concluir, Juel Taylor a través del cine, como arte y medio de expresión, logra una representación y promoción de la diversidad y la inclusión que no se siente forzada en ningún momento. En una industria cinematográfica la cual en teoría busca seguir avanzando hacia una representación más auténtica y positiva de todas las comunidades, rompiendo estereotipos y ofreciendo una visión más completa y respetuosa de la diversidad humana, pero que en la mayoría de las ocasiones solo da refritos sin alma para apelar a la nostalgia, El clon de Tyrone (2023) invita a reflexionar sobre cómo si es posible hacer representación sin necesidad de tácticas cuestionables de marketing. Una cinta que vale la pena verse y una razón para no desuscribirse este mes a Netflix.

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