El desratizador | Review

El tercer cortometraje de la colección de adaptaciones de Roald Dahl de Wes Anderson para Netflix es El Desratizador, un cuento que es un oscuro descenso a la locura, que incluye una animación inteligentemente implementada.
El Cisne (2023)
Puntuación: ★★★★
Dirección: Wes Anderson
Reparto:  Rupert Friend, Ralph Fiennes y Richard Ayoade
Disponible: Netflix

Este nuevo corto de cerca de 17 minutos por Wes Anderson, como dice su nombre, trata de un personaje bastante extraño, a quien contratan para exterminar plagas de ratas. Para ello, dicho personaje conocido como El Desratizador, mata a las ratas de manera un poco inusual, pero ingeniosa a la vez. Fue contratrado por dos hombres quienes habitan y trabajan cerca de un maizal donde habitan las ratas; ellos observan con detenimiento esta curiosa forma de acabar con dicha plaga quedando asombrados por este peculiar trabajo. 

Como se le da reconocimiento en estos cortos, Wes Anderson mezcla su manera inigualable de capturar de la manera más simétrica las imágenes y de crear guiones estructurados, con la hermosa literatura del famoso escritor Ronald Dahl, escritor de libros como Charlie y la Fábrica de Chocolate o El Gran Gigante Bonachón (The BFG). Y podemos percatarnos de que la idea se complementa bastante bien. La Maravillosa Historia de Henry Sugar y otros seis, es un libro escrito por Dahl, y este año, Wes Anderson se está inspirando en este libro para traer estas historias. Este caso de El Desratizador, es una historia que puede no ser del todo agradable como otras, pero que siempre captura y atrae la manera extraña en cómo se cuenta esta historia y cómo se muestra en pantalla.

La historia es bastante sencilla, pero con refinados diálogos; aunque esto no es lo sorprendente de este corto, sino la manera en como la historia comienza muy normal y torna más adelante en una historia descabellada, con la interpretación de Ralph Fiennes, con una transformación de vestuario y maquillaje increíble; además, sus movimientos y expresiones le suman muchísimo a su papel. 

Con colores amarillos y grisáceos, Wes Anderson atrapa al espectador para finalmente dejar de manera bizarra estupefacto al público, pero siempre complaciente a dejar una completa obra de arte.

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