Estragos | Review

‘Estragos’, dirigida por Gareth Evans, es un violento thriller de acción protagonizado por Tom Hardy como un policía corrupto que debe rescatar al hijo de un político en un mundo sucio y peligroso.
Estragos (2025)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Gareth Evans
Reparto: Tom Hardy, Jessie Mei Li, Timothy Olyphant, Forest Whitaker y Luis Guzmán 
Disponible en Netflix

Gareth Evans es una de las figuras más importantes del cine de acción moderno, gracias a su obra maestra indonesia llamada The Raid. Desde entonces ha tenido una carrera interesante, aunque siempre en el ámbito de bajo presupuesto y poco reconocido a nivel mainstream. Ahora, después de The Apostle (2018) y un par de episodios de Gangs of London, regresa al género de acción de la mano de Netflix con una película que solo podemos llamar brutal.

Walker (Tom Hardy) es un policía corrupto que trabaja para un candidato llamado Lawrence Beaumont. Un día, el hijo de Beaumont se ve involucrado en una venta de drogas con las triadas que termina mal. Por ende, Walker deberá buscar y rescatar al hijo de Beaumont antes de que la matriarca de la triada lo encuentre y asesine.

Evans, nos entrega un neo-noir ultra violento que fácilmente podría considerarse cine de explotación, en esta cacería humana que presenta múltiples niveles de acción gracias a su enorme reparto de personajes peculiares.

La narrativa está dividida en diferentes puntos de vista, siendo nuestro protagonista Tom Hardy, quien para nada es una buena persona. Es un policía lleno de matices que vive más entre criminales, y entre policías, aunque se le presenta una nueva compañera llamada Ellie (Jessie Mei Li), quien sirve como contraste positivo a su carga negativa. Además, el guion explora una subtrama familiar marcada por el abandono hacia su hija, su única fuente de luz.

También tenemos a los chicos perseguidos, los policías corruptos de la unidad de Walker, la triada con su jefa y su hermano, el político corrupto y la policía en general. Por ende, la historia salta de un personaje a otro para dar dinamismo y tensión a la trama. La construcción de mundo también es notable: un mundo sucio y oscuro reflejado en el diseño de producción, acompañado de una fotografía cruda, ruda y áspera. Todo esto apoyado por un tono de thriller policial donde la investigación tiene su lugar, aunque la acción predomina; no obstante, el suspenso es potente.

El protagonista y este mundo de moral dudosa recuerdan a los mejores trabajos de Sam Peckinpah (The Wild Bunch y Straw Dogs), por la suciedad y el uso de la violencia que afecta profundamente a los personajes. También evoca el tono de serie B de S. Craig Zahler, aunque sin sus diálogos punzantes, y se mezcla con personajes propios de películas de triadas japonesas, tirando hacia una estética más de anime en uno en particular.

La fotografía, emplea tonos oscuros típicos del cine asiático, mezclados con iluminación de neón que crea momentos visualmente impactantes. La dirección tiene ese toque único de Evans: escenas caóticas donde la acción es trepidante, tomándose su tiempo para llegar al baño de sangre. Maneja las secuencias con cámara en mano frenética, ángulos imposibles, travelings circulares, y el uso de planos que pasan de primer plano a plano entero de forma fluida. Todo esto, sumado a una impecable coordinación de dobles, resulta en peleas brutales y creativas. Ese “animalismo” puro se ve acrecentado por un montaje de gran ritmo que nunca pierde fuerza. También destaca en las secuencias de suspenso, los entrelazados y en las distintas formas narrativas.

Este es el primer proyecto en el que Evans involucra actores más reconocidos: Tom Hardy, Timothy Olyphant, Forest Whitaker y Luis Guzmán. También cuenta con un elenco asiático variado que demuestra grandes habilidades marciales.

Dicho esto, el punto más débil sería el guion y sus personajes secundarios. Muchos de ellos son clichés y solo cumplen roles de apoyo en el fondo, sin demasiada profundidad ni desarrollo que permita conectar emocionalmente con el público. Quizás Hardy sea el más destacable, pero incluso él no logra salvar los diálogos pobres que arrastra la película en general.

Un punto ambivalente sería el uso de efectos visuales que plagan algunos exteriores. Se nota el uso de pantalla verde en varias escenas, aunque no es terrible. De hecho, el estilo de transición durante una persecución recuerda al trabajo de Robert Rodríguez en Sin City.

Estragos es el trabajo con mayor presupuesto de Evans, y eso se nota en la calidad visual y en el reparto. Sin embargo, no es su mejor obra. Con The Raid como antecedente, resulta difícil de superar. No obstante, no es una mala película en absoluto. Es una historia sencilla que ya hemos visto en otras cintas de acción, pero su ejecución la hace muy disfrutable. Destaca por su diseño de producción, vestuario, fotografía, música y actuaciones. Lo mejor, sin duda, es la dirección y las secuencias de acción, que recuperan elementos del cine de explotación con su ultraviolencia estilizada y personajes oscuros. Una obra recomendable para los amantes del cine de acción y para quienes quieran pasar dos horas de emoción trepidante frente a la pantalla.

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