La nueva e irregular película de Paolo Sorrentino se estrena en la plataforma streaming de Netflix, siendo su trabajo más personal hasta la fecha.
Fue la mano de Dios (2021)
Puntuación: ★★½
Dirección: Paolo Sorrentino
Reparto: Filippo Scotti, Toni Servillo, Luisa Ranieri, Teresa Saponangelo, Marlon Joubert, Lino Musella y Renato Carpentieri
Disponible: Netflix
Paolo Sorrentino, ganador del Óscar en 2013 por “La Gran Belleza”, nos tiene acostumbrados a realizar obras de calidad, en donde a través de relatos con tintes surrealistas desarrolla temáticas como el poder, la religión y el existencialismo, manteniendo un estilo característico y dosis de humor recurrentes. Para la temporada de premios 2021/2022 trae “Fue la Mano de Dios”, su carta de amor fallida para el Nápoles que le vio crecer.
La historia se enfoca en la caracterización sobre la narrativa, busca desde el inicio capturar una atmósfera determinada y hacer que la audiencia se involucre en la historia, al presentar personajes que se dedican a vivir el día a día, centrándose en lo cotidiano sobre lo extraordinario. La trama gira en torno a Fabietto Schisa, un napolitano de diecisiete años, en el que Sorrentino busca reflejarse, cuya vida cambia por dos sucesos inesperados: la explosión vivida por la llegada de Diego Maradona al equipo de Nápoles y un accidente que modifica la forma en la que su familia se relaciona.
A partir del segundo acto, los acontecimientos que nuestro protagonista experimenta son difíciles de encarar para cualquier persona, es la crueldad contra la pasión y el complicado tránsito de elegir un camino para su futuro. El problema es que más allá de esta premisa y hermosos planos, el filme no ofrece mucho más, ya que, si bien se nota el corazón detrás de la obra, su propuesta y forma de encarar la historia no son capaces de satisfacer las expectativas.
La película de entrada es inconsistente, ya que no consigue marcar un rumbo claro, al tratar de abarcar muchos puntos sin un norte definido. El tono se mueve entre lo cómico/satírico y el drama familiar, todo narrado a través de los ojos de un adolescente, donde si bien existen momentos de belleza visual y escenas dramáticas bien construidas, junto con buenas actuaciones de todo el elenco, los diálogos que tienen un propósito gracioso o entretenido se quedan cortos, muchos chistes no aterrizan de la mejor manera y en general vienen en detrimento de una obra con potencial, pero que no alcanza su mejor versión.
Las costumbres y las dinámicas intrafamiliares de la sociedad europea son plasmadas sin mucho acierto, porque se muestra una cultura misógina y discriminatoria desde la óptica de la comedia. En varias ocasiones parece que los personajes femeninos de la película están de acuerdo con el trato desigual que reciben y las escenas de abuso de poder son suavizadas, de modo que, más que una denuncia contra el ambiente denigrante en el que creció es una visión conservadora, donde el guion, al contar una historia poco atrapante, no funciona de la mejor manera.
No todo es negativo, está claro que el apartado técnico sobresale, las imágenes se encuentran plagadas de colores y los movimientos de la cámara, que acompañan a los personajes y se adaptan según el estado emocional de los mismos, son llamativos. Los escenarios son preciosos, el filme es capaz de transportar a los espectadores al sur de Italia de la segunda mitad de los 80s, apelando a la nostalgia y sentido de pertenencia a un lugar concreto. En este punto es donde la figura del polémico Diego Maradona cobra mayor relevancia, la manera en la que su llegada impacta la vida de Fabietto, y la de otros miles de napolitanos, se refleja de muy buena manera a lo largo del filme; ya que su estatus de ídolo y la admiración que todo un pueblo, incluido Sorrentino, sentían por el astro argentino, se mantiene hasta la fecha
La utilización de tonos cálidos refuerza la intención del director, quien muestra sus pasiones más grandes al centrar la mayor parte del metraje en este joven rodeado de amor, afligido por las dudas comunes de cualquier persona que se encuentra en proceso de descubrir sus sueños y aspiraciones.
El amor que Sorrentino siente por la ciudad en la que creció y la cercanía que tiene por sus raíces hacen de esta película su trabajo más personal, es un homenaje para Nápoles y sus tradiciones, por lo que resulta una pena que la excelente fotografía y las verdaderas intenciones del autor no se complementan con un relato sólido, sino más bien uno irregular.
La película se encuentra disponible en el catálogo en línea de Netflix y, si deciden verla, no duden en compartir su criterio, eso sí, recomiendo no llevar expectativas muy altas.