Sean Durkin regresa al cine con un relato sobre la supuesta maldición de la familia Von Erich protagonizada por Zac Efron. Pese a tener una historia interesante y reparto atractivo, la cinta termina siendo sencilla y un poco opaca en lo que quiere contar.
Garra de Hierro (2023)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Sean Durkin
Reparto: Zac Efron, Jeremy Allen White, Harris Dickinson, Maura Tierney, Stanley Simons, Michael J. Harney, Holt McCallany y Lily James
**Vista en screening** Estreno en cines
Sean Durkin regresa dirigiendo y escribiendo Garra de Hierro, un relato sobre la familia Von Erich, una familia de luchadores condecorada y perseguida por una tragedia implacable, una historia profundamente aleccionadora envuelta en un misterio, por lo que en todo momento el filme busca indagar en: ¿algunas personas están legítimamente malditas?, o simplemente hay personas o detalles que llevan ese espectro en su vida. El tercer largometraje del guionista y director Sean Durkin comparte varias similitudes con sus dos primeros trabajos, es que explora los aspectos más oscuros de la naturaleza humana.
Al igual que The Nest, Garra de Hierro describe la disolución de una familia bajo la presión financiera; en este caso, el linaje real de Von Erich en la lucha libre profesional estadounidense iniciada por el imponente Fritz (Holt McCallany) y su esposa Doris (una Maura Tierney infrautilizada) buscan desesperadamente que sus hijos continúen ese legado sin importar el costo. Al igual que otros personajes de Durkin, los Von Erich sufren de paranoia (o una reacción a ella): la llamada “maldición” familiar; una leyenda deportiva de penurias, lesiones, malestares y muertes.
Impulsada por una serie de actuaciones frágiles y vividas, encabezadas por un sorprendente Zac Efron, como el conmovedor hermano mayor de este clan aparentemente condenado, la película plantea preguntas inquietantes sobre el destino, los padres o la ambición. Efron interpreta a Kevin Von Erich, uno de los cuatro hermanos de Texas criados por el padre exluchador Fritz (Holt McCallany) y la devota madre cristiana Doris (Maura Tierney). Utilizando un amor duro y exigiendo excelencia a sus hijos, a quienes está entrenando para convertirlos en campeones de lucha libre profesional, Fritz no deja lugar a las emociones ni a la debilidad. Como el mayor y el más consumado, Kevin parece preparado para la grandeza, pero el carismático David (Harris Dickinson), el tormentoso Kerry (Jeremy Allen White) y el sensible Mike (Stanley Simons) también se verán arrastrados al ring, en busca de la gloria, la aprobación y el amor de su padre.
Inspirada en hechos reales, pero tomándose ciertas libertades creativas, como que uno de los hermanos, Chris, no está incorporado en la historia; Durkin, construye este drama deportivo con especificidad y perspicacia, siguiendo el terrible destino de los von Erich con sombrío detalle. Sería injusto revelar los giros argumentales de la película, pero hay que decir que, si esto fuera pura ficción, el público podría tener dificultades para creer que tantas cosas horribles podrían sucederle a la misma familia. (Y, de hecho, Durkin no incluye todos los traumas que visitaron a los Von Erich en la vida real).
Durkin juega con una retorcida mirada no lineal y oscila entre el tiempo y el punto de vista, pero pese a todos esos manierismos, Garra de Hierro es una obra relativamente sencilla y, a pesar de unas actuaciones comprometidas, el relato termina siendo algo opaco, existencialista y un poco desconcertante, principalmente cuando quiere explorar la naturaleza misma de la suerte. La historia está respaldada por reflexiones de la supuesta maldición desde la mirada de Kevin Von Erich, el segundo de la familia, y el único superviviente de los hermanos.
Todo el reparto es extraordinario, con un Harris Dickinson que se roba un par de momentos emocionales, pero este circo es de Efron, quién ofrece la mejor interpretación dramática de su carrera, interpretando al hermano mayor que anhela ser campeón, pero que secretamente posee una vulnerabilidad y una compasión que su padre lo ve como algo débil.
Garra de Hierro inicialmente se deleita con el dramatismo curioso que genera el relato familiar y los placeres básicos de la lucha libre profesional, incluso Durkin trata las brutales escenas de lucha libre con total sinceridad, lo que demuestra el punto de vista de Kevin sobre la cantidad de destreza y cuidado que se ponen a dichos eventos. El astuto trabajo de cámara y su hábil diseño de sonido capturan las sensaciones propulsoras de la lucha libre profesional, lo suficiente como para estremecerse ante la extremidad física y el dolor de los artistas, pero no tanto como para ahuyentar al espectador. Y hay una energía ingeniosa en el encanto genuino y casero que hizo que los hermanos –Kevin, David (Dickinson, el más convincente del grupo), Kerry (Jeremy Allen White de The Bear) y Mike (Stanley Simons)– tuvieran éxito.
El problema más fuerte del filme, es que está enfocado desde Kevin, detalle que hace que pasemos un tiempo mínimo con cada hermano, y aprendemos casi nada de las personalidades de ellos, por lo cual cuando llegamos a eventos emotivos no podemos congeniar al cien con Kevin. Lo mismo ocurre con la mirada que se hace a Fritz, quien se las arregla para decir que está orgulloso de sus hijos, pero en el fondo sabemos que es un tipo duro e intransigente, solo que la película rehúye de eso.
Garra de Hierro es un relato que se apodera de una cruel ironía del poder, la fama y el anhelo, pero al mismo tiempo la cinta hace un mensaje sobre las ideas de las posturas ultramacho que los hermanos exhiben en el ring, una no es tan diferente a los irracionales estándares de masculinidad.