Rebekah McKendry crea uno de los filmes más ingeniosos de horror Lovecraftiano sobre un hombre que se encuentra con su creador que tiene la voz de J.K. Simmons en el lugar más improbable.
Glorious (2022)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Rebekah McKendry
Reparto: Ryan Kwanten, J.K. Simmons, Tordy Clark y Sylvia Grace Crim
Disponible: VOD Google Play
Podemos decir que las mejores películas de terror corporal, son aquellas donde sus directores saben crear ese punto de equilibrio entre el exceso y la moderación; sin perder el hilo de la historia que está contando y manteniendo al espectador atento a lo que ocurre; siendo esa es la mayor virtud de Glorious, el filme de Rebekah McKendry, donde la cineasta encuentra ese punto, pero al mismo tiempo logra explorar los límites temáticos y visuales de la narrativa, sobre un hombre desesperado que se encuentra con un semidiós agradable pero destructivo en un baño mugriento en una parada de descanso.
Todavía lo más curioso del filme de McKendry, es que la cinta siente que puede ser una premisa muy Lovecraftiana de bajo nivel, pero cuyo concepto y algunas imágenes realmente embriagadoras la hacen simplemente genial, y la elevan. Además que la cinta está protagonizada por Ryan Kwante (True Blood, Red Hill), y cuenta con la voz de JK Simmons, quien da voz a la deidad que habita en el inodoro.
Kwanten es Wes, quien, cuando lo conocemos por primera vez, prácticamente se está desmayando al volante de su automóvil en una carretera no identificada. Sudoroso y pálido, se detiene en un área de descanso aislada; la forma en que agarra una foto de una chica bonita y deja numerosos mensajes de súplica en su correo de voz da una idea de su estado emocional. Subiendo el volumen de la radio de su auto, bebe una botella de licor y se involucra en una noche de caos de un solo hombre; cuando se despierta está tirado, se tambalea hacia el baño, y allí comienza la diversión.
A través de la pared de su retrete, que está pintada con un elaborado mural de un demonio femenino con un agujero que da entender que es un tipo Gloryholy (de ahí el título de juego de palabras de la película), se desliza una voz amable (Simmons). Después de una pequeña charla incómoda, la voz revela que pertenece a un dios antiguo que ha sido expulsado de su estado etéreo por su padre demoníaco y está comenzando a tomar forma corpórea. Si eso sucede, el mundo entero será destruido, y solo Wes tiene el poder para detenerlo.
El dios cierra las puertas con su poder para que Wes no pueda escapar de su destino, y en tiempo real vemos como él pasa de la incredulidad al miedo incrédulo, a la rabia furiosa y la aceptación a regañadientes. Kwanten mantiene a Wes en gran medida tenso, tratando desesperadamente de mantenerlo unido, para darle algún sentido a este extraordinario giro de los acontecimientos. Pero lo más sorprendente del guion, es la forma en como vamos conociendo los secretos enterrados y traumas del personaje, hasta llegar a entender por qué es el elegido del ente.
Por otro lado, el trabajo de Simmons es más que brillante, realmente nunca le vemos, solo pasamos escuchando su voz, pero la forma en que el actor gesticula su tímpano ayuda a sentir la presencia tan real como física, la entrega mesurada y en gran medida benévola contrasta deliciosamente con la carnicería total que desata en el baño.
Pese a ser un filme de género fantástico y de horror, el material hace una intrigante exploración a la vulnerabilidad de la condición humana, el legado condenatorio de la masculinidad tóxica y al concepto de redención religiosa en la humanidad moderna. Crucialmente, usa estas filosofías en momentos de humor, que van desde lo irónico hasta lo absurdo. Cabe destacar el trabajo de fotografía por parte David Matthews, quien utiliza cada centímetro sucio de este escenario de una sola habitación: espejos rotos, esquinas sombrías y ese extraño brillo pulsante y la mucosidad pegajosa que sale del puesto cerrado para ir construyendo las emociones que va viendo Wes.