Holland | Review

‘Holland’ es un thriller psicológico que explora la hipocresía del sueño suburbano a través de una historia de misterio y traición. Nicole Kidman, Gael García Bernal y Matthew Macfadyen protagonizan lo nuevo de Mimi Cave. 
Holland (2025)
Puntuación: ★★
Dirección: Mimi Cave
Reparto: Nicole Kidman, Matthew Macfadyen, Jude Hill, Rachel Sennott y Gael Garcia Bernal
Disponible en Prime Video

La cineasta Mimi Cave regresa al cine con un thriller psicológico protagonizado por Nicole Kidman, Gael García Bernal y Matthew Macfadyen, llamado Holland. Un filme que se inscribe en una tradición cinematográfica que examina la oscuridad oculta tras la aparente perfección de la vida suburbana. Ambientada en la ciudad homónima de Michigan, la película sigue a Nancy Vandergroot (Kidman), una profesora y ama de casa cuya vida idílica se tambalea al sospechar que su marido Fred (Macfadyen) le es infiel. Lo que comienza como una búsqueda de la verdad pronto la lleva a un laberinto de secretos que desmantela por completo su concepción de la realidad. A través de su estética cuidada, actuaciones matizadas y una narrativa que oscila entre el thriller y la comedia negra, Holland se propone ser una crítica mordaz del ideal suburbano; sin embargo, su falta de cohesión tonal y un desenlace abrupto la privan de una mayor profundidad.

El aparato visual es sin dudas uno de los aspectos más llamativos de Holland, especialmente por su ambientación. La ciudad de Holland, con sus característicos molinos de viento, festivales de tulipanes y arquitectura inspirada en la tradición holandesa, es retratada con una estética que enfatiza la rigidez de la perfección suburbana. La dirección de arte y la fotografía de Pawel Pogorzelski refuerzan esta sensación con una paleta de colores pastel y encuadres simétricos que evocan una artificialidad casi asfixiante. Sin embargo, este planteamiento visual, que en teoría debería servir para subrayar la tensión latente en la historia, no se explota del todo en la narrativa. A diferencia de otras producciones que han explorado la alienación suburbana con mayor agudeza, como Blue Velvet (1986) de David Lynch o Revolutionary Road (2008) de Sam Mendes, Holland se contenta con sugerir la existencia de un trasfondo inquietante sin profundizar realmente en él.

El mayor desafío que enfrenta la película es su inconstancia tonal. La película transita entre el thriller psicológico, la comedia negra y el melodrama sin encontrar un equilibrio que cohesione estas facetas, ya que el guion, introduce momentos de tensión y paranoia que funcionan de manera efectiva en la primera mitad de la película, pero conforme avanza la trama, la historia se vuelve cada vez más errática. Nancy pasa de ser una ama de casa inquisitiva a una mujer atrapada en un complot criminal sin que la transición de su arco narrativo se sienta completamente justificada.

Por otro lado, la introducción abrupta de la violencia en el tercer acto, en un intento por cerrar el relato con un clímax impactante, termina por parecer una solución forzada más que una evolución orgánica de la historia, ya que, mientras que en los dos primeros tercios de la cinta la tensión se construye a partir del misterio y la sospecha, el acto final recurre a una escalada de violencia que parece sacada de una película completamente distinta. Este giro radical, en lugar de potenciar el mensaje sobre la falsedad del sueño suburbano, lo trivializa, convirtiéndolo en un recurso de impacto más que en un elemento crítico significativo.

Nicole Kidman, es una de las actrices más versátiles de su generación, y no por nada, es lo mejor de la película. La actriz logra imprimirle a su Nancy una vulnerabilidad contenida que resulta convincente, especialmente en la forma que transmite el desconcierto de una mujer que, tras años de estabilidad, se enfrenta a la posibilidad de que su vida haya sido una mentira. Sin embargo, el material con el que trabaja no le permite explorar todas las aristas de su personaje, lo que la deja atrapada en un registro de angustia repetitivo.

Por su parte, Matthew Macfadyen encarna a Fred con una presencia inquietante y distante que, aunque efectiva, se siente demasiado similar a roles anteriores suyos en SuccessionThe Assistant. En cuanto a Gael García Bernal, su personaje, Dave, es el que sufre más a causa de la inconsistencia del guion. Su función en la historia parece variar entre ser un aliado de Nancy y un simple recurso argumental para impulsar ciertos giros narrativos, lo que desaprovecha su talento.

Holland es una película que, pese a su potencial temático y a contar con un elenco de primer nivel, se queda a medio camino en su ejecución. Su intento de explorar la hipocresía y la violencia latente en el ideal suburbano es válido, pero se ve socavado por un guion que no consigue desarrollar sus ideas de manera coherente. La dirección de Mimi Cave y la fotografía de Pogorzelski logran momentos de impacto visual, pero la falta de una identidad tonal clara impide que la película alcance el nivel de otros thrillers psicológicos con los que podría compararse. En definitiva, Holland se presenta como una obra con destellos de brillantez que, lamentablemente, se diluyen en su inconsistencia narrativa.

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