Basada en la novela de Tom Holt el cineasta Jeffrey Walker lleva a la pantalla grande este universo mágico por mucho intrigante y sostenido por brillantes actuaciones, pero se queda estancado al no construir su propio universo.
La Puerta Secreta (2023)
Puntuación: ★★★
Dirección: Jeffrey Walker
Reparto: Christoph Waltz, Patrick Gibson, Miranda Otto, Damon Herriman, Sophie Wilde y Sam Neill
Disponible: En cines
Adaptación de la novela de fantasía para adultos jóvenes de Tom Holt publicada en el 2003, este es un nuevo intento de impulsar una nueva franquicia al estilo de Harry Potter ambientada en una institución mágica, cuyo diseño de producción es atrevido y fantástico, acompañado por el elenco que incluye a Christoph Waltz, Miranda Otto y Sam Neill, quienes se notan que se divierten haciendo estos personajes excéntricos. Pero pese a todo ese potencial, al guion le cuesta encontrar un rumbo al no saber transmitir muy bien su historia.
La trama de La Puerta Secreta ocurre en la venerable corporación londinense de J.W. Wells & Co quienes son los responsables de diseñar todos los incidentes diarios de coincidencias y casualidades que suceden en la vida urbana. La cinta seguirá al pasante desesperado por cualquier trabajo Paul Carpenter (Patrick Gibson), quien no conoce la razón de ser de la compañía cuando se inscribe. Parece no tener ningún talento discernible, a diferencia de su compañera novata Sophie (Sophie Wilde), cuya habilidad como empática pronto se utiliza para manipular al público desprevenido. Así que se siente aliviado cuando el CEO Humphrey Wells (Waltz) le encarga una misión, que es la de encontrar una puerta mágica que ha desaparecido en algún lugar de las instalaciones.
La cinta funciona muy bien cuando utiliza al personaje de Paul para atrapar al espectador que al igual que protagonista está constantemente desconcertado ante este Hogwarts corporativo, uno que está lleno de grapadoras que caminan solas, o cuando le indican que no debe quedarse nunca más allá de las 5 p.m. Pero este caprichoso frenesí de no explicar muy bien las reglas o comportamientos de este universo, hacen que las intrigas ocultas terminan sofocando al material, ya que el espectador siente que la trama no avanza o se sienta estancada. Esto debido a que el universo que construye nunca termina de ser atractivo, pese a que sí es interesante.
Como el guion no busca profundizar en el mundo que habitan estos personajes, la película permanece extrañamente obsesionada con todo el asunto de la puerta, un MacGuffin en gran medida sin sentido, especialmente cuando está ya es encontrada por el protagonista y el filme decide darnos casi 10 minutos del personaje saltando de un lugar a otro, cuando podríamos explorar más a los otros personajes o más cosas del universo, haciendo que esos momentos la tensión de la trama se diluya.
Pese a todo, La Puerta Secreta nunca pierde por completo su fascinación, gracias en gran parte a un irascible Neill como la mano derecha de Wells o las esporádicas apariciones de Otto, además de que Patrick Gibson logra hacer de su personaje algo atractivo. Pero pese a todos esos recursos o detalles, la película se queda corta de su potencial.