La entretenida serie de HBO regresó con su segunda temporada para seguir la dramatización de las aventuras de Magic, Kareem, Jerry Buss, Pat Riley e incluso Larry Bird en los años 80.
El año pasado Adam McKay sorprendía produciendo una serie sobre la era Showtime de los Angeles Lakers, uno de los equipos más legendarios de la historia de la NBA el cual junto con los Boston Celtics le dio un nuevo aire a la liga de baloncesto más famosa del mundo y la convirtió en el fenómeno de masas que conocemos hoy en dia. La serie regresó para una segunda temporada en esta ocasión con tan solo 7 episodios y con la incógnita si logra mantener el nivel de su temporada antecesora o sobrepasarla.
Basada en el libro Showtime de Jeff Pearlman, esta serie en formato falso documental regresa con todo el cast de la temporada pasada con nombres ampliamente reconocidos como John C Reilly, Adrian Brody o Jason Segel y acompañan Quincy Isaiah, Jason Clarke, Gaby Hoffmann, Solomon Hughes, Rob Morgan, Sally Field, Brett Cullen y Tracy Letts.
En esta ocasión una vez ganado el anillo la temporada pasada, los Lakers se enfrentan a un nuevo reto: revalidar el título y empezar a consolidar una dinastía. Desarrollada entre 1980 a 1984 en esta ocasión buscando evidenciar cuales son los desafíos que enfrenta un equipo después de gozar el éxito y también lograr lo más complejo, mantenerse en la cima.
En esta ocasión al buscar abarcar más de una sola temporada de la NBA, el ritmo de la misma se siente más apurado en especial a partir del tercer episodio, en donde se da el mítico cambio de entrenador de Paul Westhead (Jason Segel) a Pat Riley (Adrian Brody), de acá en más la serie empieza a tornarse en un producto rápida manufactura que pasa de manera arbitraria los momentos álgidos y bajos del equipo.
El humor característico se mantiene intacto dándonos grandes momentos gracias al humor satírico y con rompes de la cuarta pared de Adam McKay, dándonos mediante la ficcionalización como seria un vestuario cuando se cuenta con deportistas del calibre de Kareem Abdul-Jabbar (Solomon Hughes) y Earvin “Magic” Johnson (Quincy Isaiah), con un estilo visual ochentero muy bien logrado, inusual en las propuestas fílmicas relacionadas al deporte.
A pesar de las grandes actuaciones y lo bien logrado de las caracterizaciones, el ver como crece el ego de Magic Johnson dentro del vestuario y los ajustes que se significó para una franquicia que quería ser llevada desde una perspectiva humanizadora por el enigmático Jerry Buss (John C Reilly), termina con un mal sabor de boca. Tal como se hacía en la primera temporada con Johnson, en esta se mitifica la figura de Larry Bird, el joven de Indiana el cual por poco no llega a ser profesional y se convierte en un ídolo de la clase trabajadora en Boston.
El balde de agua fría fue la cancelación por el rating, los creadores de la serie la achacaron al problema a la Huelga del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos de 2023, la cual no permitió que los actores promovieran en redes sociales la serie e hicieran más prensa, lo cual derivó incluso en un cambio en su final. Originalmente se terminaría con un sombrío Magic Johnson sentado en el suelo del baño del vestuario de los Lakers y sufriendo la desgarradora derrota del equipo contra los Celtics. Esta escena fue seguida por otra escena cinco días después. El propietario del equipo, Jerry Buss y su hija Jeanie (Hadley Robinson), caminan solos por el campo del Forum con Jerry hablando sobre el día en que su hija se hizo cargo del equipo y todo lo que lograron. Luego se muestra este montaje que presenta a los personajes reales del programa junto con cómo se desarrolló su vida después del 1984. Un final anticlimático que no hace justicia a lo presentado en las dos temporada
El nuevo final se filmó en enero, mucho antes de que se cancelara la serie y antes de que comenzaran las huelgas, por recomendación de HBO en caso de que está fuera cancelada, lo que tristemente terminó sucediendo, dejándonos con la ironía de un gane de los Celtics y sin ver la gran dinastía de los Lakers en la pantalla chica.