Berger se aleja de su clásica mirada del deseo de los cuerpos para contar una comedia romántica donde sigue jugando con su estilo, pero va un paso más allá. Aquí el juego es de auténtica seducción, donde cada gesto, mirada y diálogo te llevan a lo inevitable.
Los amantes astronautas (2024)
Puntuación:★★★½
Dirección: Marco Berger
Reparto: Lautaro Bettoni, Javier Orán, Iván Masliah y Agustín Frías
Disponible: VOD
Los amantes astronautas, lo nuevo de Marco Berger, es un relato íntimo y minimalista que explora las emociones más sutiles en el vínculo entre dos hombres en sus treintas que, a simple vista, parecen que no tienen nada en común, pero cuya química se va entrelazando en una conexión sutil y poderosa. La película continúa el sello característico de Berger, quien ha explorado las relaciones homoeróticas masculinas en sus otros trabajos, como Hawaii (2013) y Plan B (2009), pero aquí deja el lado más erótico que usualmente utiliza, y se enfoca en crear una mirada mucho más introspectiva, con su habitual ritmo pausado, pero con una estética más depurada.
La cinta está protagonizada por Lautaro Bettoni (es toda una revelación) y Javier Orán, cuya compenetración y química son el corazón de la película, ya que ambos logran plasmar muy bien el limbo emocional que tienen ambos personajes. Sus interacciones son en gran parte silenciosas, pero cargadas de significado. El espectador se sumerge en su mundo emocional a través de pequeños gestos, miradas sostenidas y risas prolongadas. Berger es sabido que trabaja con las emociones reprimidas de una manera especial, pero en Los amantes astronautas se siente un mayor enfoque en lo sutil de la conexión afectiva.
La química entre los dos protagonistas es palpable desde sus primeras escenas juntos. No es una química explosiva ni evidente; es un magnetismo que se va construyendo a lo largo de la trama, el pecado de Berger aquí es extender demasiado esa trama, ya que llega en ocasiones a sentirse repetitiva, más sabiendo hacia donde va a llegar todo.
Como es habitual en el cine del argentino, la trama se desarrolla en su época favorita, el verano, donde un grupo de amigos comparten un mismo espacio (lo usual en Berger) y pasan las vacaciones. Todo inicia cuando Pedro llega de visita a donde su primo, y es ahí donde se reencuentra con Maxi, a quien no ve desde que era niño. Ambos hombres empiezan a tener una conexión, que en primera estancia es solo amistad que se entabla en un vínculo que crece a partir de ese código de humor vulgar y homoerótico que comparten la mayoría de los hombres (incluidos los heteros), pero esa amistad empieza a cambiar cuando Maxi le pide a Pedro que simule ser su novio, con la intención de darle celos a su exnovia. Pedro acepta divertido, pero como es obvio, el juego se transforma en real.
Marco Berger como buen maestro que es, sabe muy bien como capturar la tensión sexual no explícita, solo que en Los amantes astronautas lo hace de manera aún más refinada, si lo comparamos con sus otros trabajos como Taekwondo (2016) o Los agitadores (2022), cintas donde el deseo homoerótico estaba más explícito, pero aquí lo implícito toma el control.
La estructura de la película es deliberadamente lenta y minimalista, casi sin picos dramáticos tradicionales. Los planos largos, fijos y contemplativos de Berger nos invitan a observar cada detalle: el movimiento de las manos, los pequeños cambios en las expresiones faciales, o la manera en que los cuerpos se alinean (o se separan) en el encuadre.
Berger se centra en el realismo, con un enfoque en lo cotidiano que genera un contraste con el título de la película, algo que evoca que es fuera de este mundo, solo que el título viene de los chistes que pasan haciendo los dos personajes sobre ser astronautas en un contexto más sexual, y que los dos chicos viven en su propio espacio, solo que en un momento la realidad les va a golpear, que es cuando ambos acepten sus sentimientos.