Los espíritus de la isla | Review

Martin McDonagh vuelve a reunir a Colin Farrell y Brendan Gleeson para contar un extraño estudio sobre el aislamiento, el dolor y la soledad masculina, cuyo telón de fondo es la guerra civil de Irlanda. 
Los espíritus de la isla (2022)
Puntuación: ★★★★½
Dirección: Martin McDonagh
Reparto: Colin Farrell, Brendan Gleeson, Kerry Condon, Barry Keoghan, Pat Shortt, David Pearse y Gary Lydon
Disponible: VOD y en cines próximamente

La nueva película de Martin McDonagh es una comedia negra y sarcástica sobre el orgullo masculino tóxico y los sentimientos heridos, una historia que habla de la miseria, y al mismo tiempo sobre la muerte, la agresión y la autolesión, ambientada en una isla imaginaria llamada Inisherin en la costa irlandesa, durante la guerra civil en el año 1923; haciendo que la historia se pueda ver como una metáfora o símbolo de lo que vivió dicha nación. 

McDonagh reúne a Colin Farrell y Brendan Gleeson, los coprotagonistas de su película de 2008 In Bruges, sobre dos sicarios abandonados en esa exquisita ciudad europea. Farrell interpreta a Padraic, un lechero que vive con su hermana soltera Siobhan (Kerry Condon) en una modesta casa de campo, con sus vacas y su adorado burro.

Todos los días, a las dos en punto, el sentimental Padraic llama al que considera su mejor amigo en todo el mundo, para que puedan ir juntos al pub. Este es Colm (Brendan Gleeson), un hombre reservado y pensativo que toca el violín y está trabajando en una nueva composición, titulada The Banshees of Inisherin. Las otras figuras en la isla incluyen a Dominic Kearney (una tremenda actuación de Barry Keoghan), como el hijo idiota del detestable oficial de policía de la isla, Peadar Kearney (Gary Lydon).

Este último está encantado con ir a supervisar una ejecución en el continente, le gusta beber y masturbarse, en un momento vemos como Dominic se mete en su habitación y le roba su bebida para compartir con Padraic. Dominic también está profundamente enamorado de Siobhan.

Un día sucede algo terrible: Colm simplemente decide que ya no quiere ser amigo de Padraic. El pobre Padraic está atónito, Colm quiere sentarse lejos de él en el pub y nunca intercambiar una palabra mientras viva. La razón, ofrecida con altivez, es que Colm se da cuenta de que está entrando en años, la muerte se acerca, por lo que quiere concentrarse en su trabajo musical y no quiere perder más tiempo hablando tonterías, o ser molestado. Molesto y luego enojado, Padraic insiste en hablar con Colm, quien enojado declara que se cortará uno de sus propios dedos por cada intento no deseado de conversación.

Quizás el comentario más pertinente sobre el rechazo de Padraic por parte de Colm proviene de Dominic, quien reflexiona: “¿Cuántos años tiene, 12?” Romper asociaciones románticas, en la corte de divorcio o de otra manera, es lo que los adultos hacen todo el tiempo. ¿Pero amistades ordinarias? Bueno, los niños pequeños en la escuela se irán de esos, pero se espera que los adultos mantengan amistades o de alguna manera dejen que se desvanezcan con el tacto. Pero, ¿cómo terminar una amistad que, de hecho, puede ser más importante que un matrimonio? Los hombres están mal equipados emocionalmente para lidiar con eso. Lo que hace que sea una de las reflexiones más honestas que tiene el guion de McDonagh, ya que invita al espectador a tener un pensamiento sobre el valor de las amistad, o como en ocasiones los seres humanos no sabemos como comunicar nuestros sentimientos. 

Al mismo tiempo que la cinta toca dicho tema, se debate otro: la depresión y como esto afecta a las decisiones de las personas, eso se puede ver reflejado cuando Colm le confiesa al sacerdote (David Pearse), que quizás no tenga nada que ver con Padraic: que todo es solo un síntoma de su propia depresión, algo de lo que Padraic es vagamente consciente. Pero esto no es consuelo; ya que a partir de esa ruptura, Padraic carga con su propia depresión, que se alimenta más con una decisión de su propia hermana. 

Al igual que con muchas de las obras de McDonagh, su guión es la base de toda la película, ya que los diálogos de los personajes van revelando su forma de pensar y de actuar, y entre todo eso se le puede encontrar muchas capas o significados a lo que quiere expresar su director, como vemos en todo momento la rivalidad de sus dos personajes se puede sentir como una forma de contarnos lo que fue la guerra civil de Irlanda, cosa que cada cierto momento vemos a los personajes mirar hacia la isla principal donde está ocurriendo el conflicto. 

Los Espíritus de la Isla es un brillante estudio de la soledad masculina y la ira contenida, que hace que el filme sea convincente y, a menudo, muy divertido. Una de las grandes películas del año. 

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