Angelina Jolie entrega una de las mejores actuaciones del año en el opulento y operístico drama de Pablo Larraín, sobre los últimos días de la diva Maria Cllas.
Maria Callas (2024)
Puntuación:★★★★
Dirección: Pablo Larraín
Reparto: Angelina Jolie, Pierfrancesco Favino, Alba Rohrwacher, Haluk Bilginer y Kodi Smit-McPhee
Disponible: Netflix
Pablo Larraín nos sumerge, una vez más, en el universo de las mujeres icónicas del siglo XX con María, un retrato íntimo y desgarrador de la legendaria soprano María Callas, que sigue a Jackie (2016) y Spencer (2021). En esta ocasión, Larraín explora los últimos días de la vida de la soprano, interpretada por Angelina Jolie, ofreciendo una visión íntima y evocadora de su existencia en el París de los años setenta.
María Callas, nacida Kalogeropoulos, fue una mujer de talento único que se hizo famosa gracias a su extraordinaria habilidad. Este aspecto le proporciona a Larraín más material con el cual trabajar, en comparación con Jacqueline Kennedy y Diana de Gales, ninguna de las cuales tuvo que cantar para ganarse la vida. Sin embargo, la dependencia del director de los decorados y el vestuario, como también se evidencia en sus películas biográficas anteriores, se convierte en un “abrigo de piel pesado” que Jolie debe quitarse de encima. María es una película con encantos bellamente iluminados donde la imitación se codea con la actuación. (Las voces son pistas de varias capas, por lo que siempre hay algo de la voz de Jolie en ellas).
La película nos transporta a la etapa final de la vida de Callas, quien, retirada de los escenarios, reside en un apartamento en París. A través de una narrativa que oscila entre recuerdos y momentos presentes, se exploran sus relaciones personales con sus empleados, su hermana Yakinthi (Valeria Golino) y su antiguo amante Aristóteles Onassis (Haluk Bilginer). El filme busca profundizar en las luchas internas de Callas, su pasión por la música y la soledad que la acompañó hasta su muerte en 1977.
María comienza en el apartamento de Callas el 16 de septiembre de 1977, el día de su muerte a los 53 años. (Su carrera como cantante había terminado mucho antes debido a la tensión vocal, posiblemente derivada de una pérdida de peso extrema). La película corta inmediatamente a un primer plano en blanco y negro de Jolie interpretando a Callas antes de retroceder en el tiempo una semana. Se muestra a Callas tomando pastillas, cuidando a sus perros y siendo atendida por su mayordomo y ama de llaves (Pierfrancesco Favino y Alba Rohrwacher). Sobre todo, intentan que coma y asista a sus citas médicas, mientras ella se concentra en su suministro del sedante Mandrax, personificado de manera torpe en la figura de un reportero llamado Mandrax (Kodi Smit-McPhee), quien puede o no existir. Este personaje proporciona una conexión confusa con el pasado de Callas mientras ella entra y sale de sus recuerdos y otros flashbacks.
Fiel a su estilo distintivo, Larraín enfatiza la tristeza en el mundo de las divas, creando una atmósfera que combina elementos oníricos para transmitir la soledad y el tormento interior que Callas vivía en ese momento de su vida. Para lograr este efecto, el cineasta se apoya en la cinematografía a cargo de Edward Lachman, quien utiliza una paleta de colores que evoca la melancolía y el esplendor decadente del París de los años setenta. La narrativa se estructura como una suerte de ópera en tres actos, con una obertura y un epílogo, reflejando la pasión de Callas por el arte operístico.
Angelina Jolie ofrece una interpretación visceral y conmovedora. La actriz se sumerge por completo en el papel, capturando la belleza, la fuerza y la fragilidad de la artista. Su voz, aunque no sea la de una soprano, transmite la pasión y el sufrimiento de la cantante de manera emotiva, reflejando tanto su grandeza artística como sus conflictos personales. La dedicación de Jolie al papel es evidente, habiendo pasado meses preparándose para encarnar a la soprano, incluyendo entrenamiento vocal para aproximarse a las interpretaciones operísticas de Callas.
María no es solo una biografía; es una meditación sobre la fama, el arte y la soledad. La película explora cómo la identidad artística de Callas se entrelazaba con su vida personal, y cómo la presión de la perfección y las expectativas externas pueden conducir al aislamiento. Larraín invita al espectador a reflexionar sobre la dualidad entre la figura pública y la persona privada, y cómo, en el caso de Callas, ambas facetas estaban en constante conflicto.