La talentosa Antoneta Alamat Kusijanović traza un coming of age donde, en una isla paradisiaca en Croacia retrata, a través de pocos personajes, lo peor del ser humano, los roles de poder, la masculinidad tóxica y las implicaciones de un ciclo de retribución violenta.
FCE2023 | Murina (2021)
Puntuación: ★★★★
Dirección: Antoneta Alamat KusijanovićReparto: Gracija Filipović, Leon Lučev, Danica Curcic, Cliff Curtis.
Uno de los más grandes retos para cualquier artista es debutar con el pie derecho, no solo con forma y estilo, sino también al momento de impregnar un sello característico en donde sea sencillo diferenciar su trabajo en futuros proyectos. En este contexto, la croata Antoneta Alamat Kusijanović, a sus 37 años, consigue una sólida y emocionante ópera prima con Murina, una pequeña película europea que ganó la Caméra d’Or en el Festival Internacional de Cannes en el 2021, producida de manera ejecutiva bajo el sello de Martin Scorsese.
Precedida por reconocimientos, la película es un ejercicio ya conocido, de entrada, se posiciona al espectador en un pequeño poblado croata rodeado de islas que dan al Mar Adriático. Lo que en apariencia sería un lugar soñado para cualquier persona, funciona como una cárcel para sus habitantes en mayor o menor medida, cada uno supeditado a fuerzas económico-sociales que les superan.
En dicho espacio, se encuentra Julija, una joven pintada como seria e independiente, quien debido a su naturaleza intrépida y desafiante, ve cómo las tensiones aumentan con su estricto padre, Ante, cuando un viejo amigo de la familia llega a su hogar en una isla croata. Mientras su padre busca cerrar un trato comercial, ella desea probar la libertad, retando las estructuras y convencionalismos de su conservador hogar en formas inimaginables, cuyas implicaciones resuenan hasta el desenlace de la película.
Como protagonista, Julija es escrita con inteligencia por parte de la directora, al ser retratada de manera coherente: sus móviles quedan claros desde el principio, su actitud que roza la soberbia es una medida de supervivencia debido al entorno tóxico y abusador que le rodea, sumado a que, gracias a la excelente actuación de Gracija Filipović, su personaje tiene capas pese al poco diálogo y el rostro casi inexpresivo que se le pide, por lo que depende de gestos, expresiones y miradas para conectar con la audiencia, algo que a mi parecer consigue.
La narrativa bajo la que la obra se mueve es satisfactoria, los simbolismos abundan y la tensión se palpa en cada escena que Julija y su padre comparten: parece que cada diálogo derivará en un encuentro violento, algo que mantiene a la audiencia al borde de su asiento, sin tomar en cuenta que la carencia de música y los visuals que acompañan la historia favorecen dicha sensación de ansiedad.
El guion se encuentra ejecutado a la perfección en donde el enfoque minimalista de diálogos y localizaciones permite que el ambiente marítimo y afrodisiaco juegue como un personaje más dentro del relato, cambiando de manera constante, pero manteniendo un punto intimidante: el mar es poderoso, sus profundidades (al igual que grandes áreas del cerebro humano) se mantienen inexploradas y la vida que allí se encuentra es tanto misteriosa como peligrosa, algo que la protagonista comprende.
Murina, como un todo, es un filme atractivo y retador, crudo en su enfoque y abierto (quizás demasiado) en su final, con ciertas fallas menores que no le restan calidad a una obra inteligente, cuyos puntos fuertes residen en el guion, la dirección, las actuaciones y sus trazos dramáticos que elevan la producción.