No hables con extraños | Review

James McAvoy está totalmente entregado en este remake innecesario que le quita todo lo espinoso e incómodo de la historia original. El tercer acto es todo lo cliché que uno espera de una película de Hollywood.
No hables con extraños (2024)
Puntuación: ★★½
Dirección: James Watkins
Reparto: James McAvoy, Mackenzie Davis, Aisling Franciosi, Alix West Lefler, Dan Hough y Scoot McNairy 
Estreno en cines

El remake que nadie pidió de No hables con extraños ya está en cines y, creo que para iniciar hay que decir que si viste la versión original y te gusto mucho, definitivamente no deberías ver esta, pero si te atreves puedes sacar tus propias conclusiones. Podemos decir que si no has visto esa versión lo más probable es que esta te pueda gustar bastante.

De entrada es correcto decir que esta versión de Hollywood tiene bastantes cambios, unos que son interesantes porque desarrollan algunas cosas que la original te dejaba con algunas dudas o interpretaciones, como que los niños participan más activamente en la historia. Incluso se le añade una subtrama atractiva al matrimonio de Davis y McNairy, algo que vale la pena explorar. Pero cualquier textura adicional que se les dé a nuestros protagonistas equivale a una corrección excesiva, lo me lleva a decir que muchos de los cambios que hay no me gustaron, pero creo que a otros les encantará.

Entre otras cosas, hay más acción y un ritmo más rápido en el acto final; acto que se aleja totalmente de la propuesta del cineasta Christian Tafdrup. Sin dudas lo mejor de esta nueva versión es James McAvoy, quien está absolutamente fantástico como el villano principal. Pasa con mucha elegancia del encanto a la locura aterradora.

En esta nueva versión de No hables con extraños, la familia danesa se ha convertido en una familia estadounidense. Además, la brutal pareja holandesa ahora es británica. Obviamente, esto también traslada la mayor parte de la historia de un pequeño pueblo holandés a la campiña de Inglaterra.

Lo que sí es bastante igual, es que ambas familias se conocen durante unas vacaciones en Italia. Luego, como en la película original, nuestros protagonistas son invitados a pasar el fin de semana en una idílica finca rural. Ahora, con la (aparentemente) encantadora familia británica. Sin embargo, no pasa mucho tiempo después de la llegada antes de que las idílicas vacaciones en la granja se conviertan en una pesadilla interminable.

Primero, se producen pequeñas situaciones extrañas y extraños incidentes. Más tarde, la situación se torna potencialmente mortal y deben tomar decisiones drásticas si la pareja estadounidense (y su hija) quieren escapar de su pesadilla.

En general, no estoy en contra de los remakes. Para nada. Ya sean remakes que llegan después de algunas décadas y son reinterpretaciones (como The Hills Have Eyes), o remakes en otros idiomas (como con La Maldición y El Aro). Sin embargo, también hay que reconocer que no todos los remakes son necesarios. En este caso, sin embargo, hay tantos cambios que parece una nueva interpretación basada en la misma premisa básica.

El último tercio, aproximadamente, ofrece una historia completamente nueva. Esto también significa que el final de este remake difiere enormemente de la versión original. Que prefieras la danesa o la estadounidense va a depender de tus preferencias y gustos personales. Aunque el éxito de aquella película radica en que era una propuesta mucho más arriesgada, jugaba mucho con la psicología de los personajes y su acto final era tan brutal como incómodo, ya que hacía una reflexión sobre los abusos de poder sin tener una pistola en mano. Pero aquí tenemos un acto final que no tiene nada de eso, ya que el filme de James Watkins nunca busca incomodar, simplemente se convierte en un filme de sobrevivencia, por ende es lo bastante entretenido.

El punto fuerte de este filme son las actuaciones (en la original era el plus), como mencionamos McAvoy se entrega totalmente a esta nueva interpretación de Paddy, incluso llegando hacer un poco más aterrador y encantador que el original. La otra que destaca es Mackenzie Davis, que sabe como combinar esa característica de ser insistente (y un poco molesta) para luego ser una mujer ruda que no le tiene miedo a pegar unas cuantas patadas. 

Como dijimos el cambio más radical es todo su acto final, ya que James Watkins se aleja totalmente del concepto siniestro y cínico, cosa que para algunos su mayor crítica era que el guion se apoya demasiado en su fábula metafórica, que era un concepto bastante demoledor. El final es inolvidable… pero también ligeramente artificial; en cambio aquí el tono más comercial y apto para el gran público, haciendo que el filme no sea nada arriesgado, lo curioso es que el cineasta de la versión danesa es productor aquí.

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