Rebecca Hall se entrega de una manera impresionante al retratar a una mujer atormentada por el trauma de su juventud en la provocativa película de Andrew Semans.
Resurrección (2022)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Andrew Semans
Reparto: Rebecca Hall, Tim Roth, Angela Wong Carbone, Josh Drennen y Rosemary Howard
Disponible: VOD Google Play
Rebecca Hall ha demostrado un don para interpretar personajes extremos en cintas como Christine o The Night House; en esas películas encarnaba a mujeres que se sienten aisladas de la sociedad y son empujados al límite; ahora en esta nueva entrega ella va aún más lejos, ya que se mente en espinoso drama psicológico cargado de elementos de suspenso y terror, donde interpreta a una profesional cuyo pasado no deseado llega de visita. Ignorando deliberadamente la plausibilidad para llegar a algo más elemental sobre la culpa, la maternidad y el trauma.
El segundo largometraje del escritor y director Andrew Semans es una provocación intrigante y desigual sostenida por la actuación intransigente de Hall, acompañada por Tim Roth como un recordatorio muy literal de la vida y de las consecuencias de nuestras decisiones, donde en ocasiones no podemos escapar del pasado.
Resurrección es un estudio interesante sobre los comportamientos extraños y obsesivos que tenemos los seres humanos cuando nos vemos atrapados en circunstancias que nos saca de nuestra zona de confort, por lo cual, algunos espectadores se rascarán la cabeza, mientras que otros estarán felices de abrazar la propuesta tan interesante de Andrew Semans, especial por el tercer acto de la película, que se vuelve un poco bizarro, si podemos darle un nombre.
Hall interpreta a Margaret, una ejecutiva y madre soltera que tiene una hija adolescente Abbie (Grace Kaufman), esta tiene una aventura con un compañero de trabajo casado, Peter (Michael Esper). Ella parece ser una mujer cálida y exitosa, hasta que un día está en una conferencia y ve a un hombre (Roth) sentado al otro lado de la habitación, su sola presencia hace que ella salga corriendo presa del pánico. Pronto, el hombre, llamado David, aparece en una tienda donde ella está comprando y luego, más tarde, en un parque cercano. Margaret le dice que la deje en paz y él responde amenazadoramente que todavía tiene a Ben.
La cinta carga varios giros interesantes que se van revelando lentamente, lo que lleva a la audiencia a intentar desentrañar los muchos misterios de la historia. (Por ejemplo, ¿quién es David? ¿Y quién es Ben?) Semans responde esos acertijos gradualmente, limitando nuestra perspectiva al creciente pánico de Margaret mientras trata de evitar que David invada más su vida, y el camino hacia la locura de la protagonista será el platillo del filme, ya que sea lo que sea que represente David, es algo tan molesto que Margaret ya no se parece a la mujer de negocios equilibrada que conocimos inicialmente.
El principal pero de la cinta es cuando se nos brinda algunas respuestas, unas que incluso son tan notables que el cineasta prácticamente incita a la audiencia a descartarlas como ridículas, pero las son. Todo acompañado de la entrega de Hall y Roth, donde sus personajes juegan a una dependencia grotesca, debido a que sus interacciones ponen a prueba la credibilidad, pero el estado frágil de Margaret y la confianza tranquila de David sugieren que no estamos destinados a comprender completamente su dinámica, aparte de que él claramente la deformó en el pasado, dejándola permanentemente encadenada emocionalmente a él.
Lo más interesante del guión, es como este empuja a Margaret a un terreno narrativo potencialmente absurdo, pero el compromiso total de Hall con la creciente manía de su personaje ayuda a fundamentar los procedimientos, sin importar cuán extravagante se vuelva la trama, ya que su final es un misterio delicioso.