La nueva entrega de la franquicia es un cóctel mal ejecutado de violencia, nostalgia, gore y una historia olvidable, que sobrevive gracias al esfuerzo de sus chicas protagonistas.
Scream 6 (2023)
Puntuación: ★★½
Dirección: Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett
Reparto: Melissa Barrera, Jenna Ortega, Courtney Cox, Jasmin Savoy Brown, Mason Gooding, Hayden Panettiere, Devyn Nekoda, Josh Segarra.
Disponible: Estreno en cines
Vivimos en una época donde los refritos y las secuelas se encuentran a la orden del día, encabezando semana a semana la cartelera a nivel mundial. Pese a la falta de creatividad que los grandes estudios reflejan con esta medida, existen excepciones recientes como It o Prey, que consiguen nutrirse de las obras originales y darle su propio carácter, mientras que otras franquicias como Rambo, Terminator o Rápidos y Furiosos se niegan a morir pese a que su fórmula no da para más. Scream 6, se ubica en el segundo grupo, al ser un slasher predecible y rebuscado que se olvida del encanto de las primeras obras.
El filme abre con una secuencia inicial prometedora dentro de un bar, que recuerda a lo mejor del género y mezcla a la perfección la inclusión de elementos tecnológicos con elementos clásicos del terror, derivando en un asesinato brutal y satisfactorio. Es una pena que, a partir de ese momento, el relato decaiga hasta terminar siendo otra entrada de dudosa calidad en esta franquicia que continúa alargándose de manera innecesaria.
Repitiendo sus roles de la entrega anterior, Melissa Barrera y Jenna Ortega regresan como las hermanas Carpenter (guiño aceptado para uno de los mejores realizadores de terror de la historia) quienes tras los últimos asesinatos de Ghostface, abandonan Woodsboro para dar comienzo a un nuevo capítulo en la ciudad de Nueva York, cambiando localizaciones y viviendo amenazadas de manera constante por el nuevo estatus de entidad omnipresente que parece tener el villano en la actualidad. Dentro de la película hacen una parodia de la propia, afirmando que las secuelas deben tener más personajes, muertes más brutales y giros de guion impactantes para mantener a la audiencia enganchada, algo que se intenta pero no se consigue en ningún momento.
Ahora, se debe reconocer que existen escenas aisladas ejercitadas de buena manera, en donde las muertes y el build up previo es efectivo, rescatando en particular un elaborado montaje en un tren subterráneo en pleno Halloween, espacio estrecho que induce una sensación de asfixia y desesperación sin necesidad de utilizar grandes recursos técnicos. Además, sirve como pretexto para referenciar a obras clave del slasher y horror en generar, desde Jigsaw, pasando por Pinhead y Pennywise hasta Us o Psicosis, los homenajes a clásicos imperdibles abundan mientras la violencia y el gore se maximizan para buscar una reacción en la audiencia.
Las actuaciones están amarradas por un guion mediocre, que no solo realiza cero esfuerzos narrativos en brindar espacio para que sus personajes crezcan de alguna manera, sino también que busca forzar momentos graciosos que terminan ocasionando vacíos incómodos entre las diversas interacciones. Berrera y Ortega se comprometen al ser el centro emocional del filme pese a carecer de apoyo alguno por parte del resto del elenco, dejándolas aisladas contra un enemigo familiar pero que a la vez es incomprensible dentro de la trama rebuscada que se plantea.
Del cast original, la presencia de Courtney Cox y Hayden Panettiere complacerá a los fans de la franquicia quienes vuelven a encarnar sus personajes de las entregas anteriores, aunque en este caso sus papeles fungen más como un gancho para el público, ya que no se ven involucradas de manera orgánica en el desarrollo del filme. Cada una protagoniza un enfrentamiento distinto contra Ghostface haciendo mención a los asuntos que tienen sin resolver contra este formidable adversario, cuya meta va más allá de hacerles daño o torturarlas, por lo que se ven empujadas hacia un papel más secundario.
Al final, estamos frente a una película que hemos visto muchas veces en el pasado, solo que con más presupuesto y actualizada al 2023, aunque lejos de la calidad de sus predecesoras. De un slasher que roza la comedia como la saga de Scream no es necesario tener una narrativa compleja o una historia que revolucione el medio, pero si una premisa efectiva que cumpla con los requerimientos mínimos de entretenimiento sin tomarse demasiado en serio la situación representada, algo que Scream 6 no comprende y resulta en una producción olvidable que probablemente tenga nuevos capítulos en un futuro cercano donde veamos a Ghostface persiguiendo jóvenes en distintas ciudades estadounidenses.