Julianne Moore y Natalie Portman protagonizan lo nuevo de Todd Haynes, una película que habla sobre las identidades, la cultura de la violación y el cine.
FICM 2023 | Secretos de un escándalo (2023)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Todd Haynes
Reparto: Natalie Portman, Julianne Moore, Charles Melton y Cory Michael Smith
Todd Haynes se aleja del tipo de películas conceptuales con las que se dio a conocer como fueron Velvet Goldmine o I’m Not There, ahora el cineasta en su etapa más madura se adentra a un cine más clásico en su forma más no en su desarrollo, ya que todavía evita caer en lo convencional; y es así como luego de explorar el melodrama en Far From Heaven y Carol, ahora se adentra mucho más a esa narrativa intrigante con un psicodrama sutilmente metaficcional en Secretos de un escándalo que cuenta la historia de una actriz que investiga su papel para una película que va a contar los eventos de una noticia escandalosa ocurrida hace 24 años.
El drama ofrece un juego de estilos astutos, que se adornan con una excelente pareja de intérpretes en gran forma: Natalie Portman y la musa de Haynes desde hace mucho tiempo, Julianne Moore, ambas involucradas en un enérgico juego de espejos.
El filme está construido sobre una historia de fondo que se cocina a juego lento donde Portman interpreta a Elizabeth, una actriz conocida por sus papeles televisivos que llega a Savannah, Georgia, para investigar para su próximo papel, una película sobre Gracie Atherton-Yoo (Moore), una mujer que se hizo famosa a nivel nacional y objeto de mucha exposición en los tabloides, después de ser arrestada por tener una relación con un niño de 13 años. La relación duró y la pareja ahora está casada, tienen hijos en edad universitaria; la vida de la pareja se mueve entre la vida doméstica de Gracie y el trabajador en el hospital de Joe Yoo (Charles Melton), quien ahora de 36 años, este parece feliz y equilibrado. Al menos, es una representación muy presentable de una vida elegante, y Gracie (serena, sonriente, pero evidentemente un poco frágil) está claramente decidida a que siga siendo así, pero esa vida que quiere seguir teniendo se puede ver afectada con la llegada de Elizabeth.
Elizabeth pasa tiempo con Gracie, Joe y su familia, llevando a cabo una investigación que recorre una peligrosa línea entre lo discreto y lo intrusivo, sobre todo cuando se adentra en la relación ilícita de la pareja en una tienda de mascotas, todo eso mientras su interés en la historia se mezcla con la pérdida de su identidad personal. La actriz se reúne con varias personas de la comunidad, incluido el aparentemente afable, pero aún visiblemente marcado exmarido de Gracie, Tom (DW Moffet), y el hijo mayor del ex matrimonio, el abrasivo y amargado músico de poca monta Georgie (Cory Michael Smith). Cuanto más aprende Elizabeth de ellos, más aprendemos sobre sus motivos, sus relaciones, sus misterios, en otras palabras: de su historia, excepto que no es una “historia”, objeta Joe, es la vida real de personas reales.
Si hay algo que sabe hacer Haynes, es evitar llevar el filme a la típica obra de investigación mecánica y especulativa sobre la ética profesional, en este caso de una actriz, y lo que hace es construir un juego del gato y al ratón que se desarrolla delicadamente como las mariposas monarca que Joe cuida como pasatiempo. De hecho, Joe (interpretado con una hermosa fuerza por Melton) emerge como el personaje más inquietante y complejo del juego, y Melton le aporta una construcción muy rica con sus gestos y miradas, dándole un trasfondo mucho más emocional al personaje.
Aparte Haynes, nos muestra las mecánicas de la relación entre Grace y su joven marido; la vemos constantemente tratando a Joe como si fuera un niño, y el hecho de que le confiese a su hijo adolescente Charlie (Gabriel Chung) que nunca ha fumado un porro, contribuyen a nuestra comprensión de que Joe debe haber saltado directamente desde temprana de la adolescencia a la edad adulta, perdiéndose por completo su adolescencia, en parte debido al trauma de la notoriedad pública, y en parte a las tormentas emocionales de su experiencia con Gracie.
Bajo la apariencia cliché de romance prohibido que propone el título de la película, la imagen romántica a la que se aferra Gracie es claramente más problemática de lo que ella quiere admitir. Solo hacia el final nos enfrentamos plenamente a los problemas reales de una película dentro de una película, además de estar viendo la negación a largo plazo de la pareja, una que se esfuerzan por ocultar.
La actuación de Melton es la revelación de la película, y poco a poco hace que Joe pase de ser un galán gentil y afable a alguien cuya psique ha sido destrozada por el estrés a largo plazo. Moore, mientras tanto, crea una Gracie con su característico nervio de acero, en una actuación que mezcla fragilidad neurótica y fragilidad dominante. Portman convierte a Elizabeth en una figura misteriosa, que parece ocultar su yo real, como hacen algunos actores, mientras absorbe aspectos de Grace, como sus gestos, su hablar o su forma de expresar sus emociones.
El truco más sorprendente de Haynes, es el uso de la partitura de Michel Legrand para The Go-Between de Joseph Losey, cuyos acordes dramáticos fueron reelaborados por el compositor Marcelo Zavros, quien también contribuye con el material original.
La película aborda diferentes temas como son la explotación y la perdida de la inocencia o la llegada a un mundo cerrado de un forastero que expone realidades ocultas, aunque muchos de estos puntos quedan superficialmente, y tampoco el guion busca profundizar en las reacciones de una sociedad que ha presenciado la violación de un niño en manos de una mujer adulta.
Haynes se divierte creando los efectos espejos, entre Moore y Portman, que a menudo quedan enmarcados en una simetría exagerada, haciéndonos ver a Elizabeth como un personaje algo exagerado, y llevándonos a cuestionar ¿Qué tan grande es el filme que quiere hacer?, o si es simplemente morbo por la historia que se entreteje.