Regina King se mete en la piel de la icónica y pionera política Shirley Chisholm, la primera congresista negra y la primera mujer negra que se presentó a las elecciones presidenciales de EE. UU.
Shirley (2024)
Puntuación: ★★★
Dirección: John Ridley
Reparto: Regina King, Lance Reddick, Terrence Howard, Lucas Hedges, Michael Cherrie, Brian Stokes Mitchell y Christina Jackson
Disponible: Netflix
Shirley, es la nueva y clásica película biopic de Wikipedia, que narra la increíble historia sobre la pionera política y excandidata presidencial Shirley Chisholm. La película comienza con una visualización de la Cámara de Representantes en 1968: de los 435 miembros, solo 11 eran mujeres, cinco eran negros y ninguna mujer negra. O para decirlo más claramente: en el retrato oficial de la clase del Congreso en las escaleras del Capitolio, Chisholm (Regina King) es el único rostro femenino negro en un mar de rostros masculinos blancos canosos. La cúpula del Capitolio al fondo es todo un recurso de intenciones, ya que obviamente se ve que es creada por computadora, pero la imagen es efectiva, cumple su cometido: la mera aparición de Chisholm en los pasillos del poder fue radical, su lucha fue y ha sido inspiradora.
Dicha imagen también es apropiada para lo que nos quiere contar el director sobre Shirley, que para muchos su impacto e importancia ha sido un poco subestimada al ser la primera mujer negra en postularse para la presidencia, incluso cuando se nos cuenta como fue su innovadora campaña de 1972. Porque poco después de ese retrato, la Shirley de King, con un acento caribeño, si se puede decir así, demuestra su temple en términos obvios al regañar a un viejo senador blanco que se burla de su sueldo que es el mismo que el de él, y exige una mejor asignación en el comité por parte del gobierno.
King le aporta una dignidad y fuerza formidable a la figura de Shirley que cuando tiene que soportar momentos duros, o conversaciones difíciles siempre muestra una entereza impecable, como cuando le dicen “¡Será mejor que te alinees o acabarás con tu carrera incluso antes de que comience!”, pero su legado no se queda en ser la primera mujer en, sino más bien, va más allá, ya que en sus discursos ya opinaba sobre temas de igualdad tanto para hombre como mujeres, o cuando insta a sus asesores incondicionales: el veterano Stanley Townsend (Brian Stokes Mitchell) y Wesley McDonald “Mac” Holder (el fallecido Lance Reddick), y el buen chico blanco en prácticas convertido en abogado floreciente, Robert Gottlieb (Lucas Hedges, siempre brillante) – para adaptar su mensaje sobre el aborto, el transporte en autobús y otras cuestiones.
Uno de los problemas de la película, es que no explora los motivos que llevaron a Shirley a lanzarse como presidenta, realmente hay pocos elementos sobre este punto, haciendo que la razón simplemente sea un impulso de la figura, y que la lleve a tomar ciertas decisiones difíciles y realistas, como llevar a cabo una campaña increíblemente arriesgada que es descartada en todo momento, aparte de que se siente llamada por su gente y cree en romper barreras.
El filme se nota en todo momento que busca darnos algo, y ese algo es vendernos lo que fue y representa la figura de Shirley, un símbolo sabio y siempre sereno de lo que es posible si te atreves a soñar. Lo cual es un mensaje indiscutible, aunque por momentos facilón. La Shirley de King siempre es majestuosa y tiene razón, incluso cuando, según cada razón y número proporcionados por sus oponentes o su equipo, están equivocados. Ella contrasta con la versión más erizada, impaciente y convincente interpretada por Uzo Aduba en la miniserie de 2020 Mrs America, que también profundiza en la relación espinosa, a veces irritable, de Chisholm con el movimiento liberal de mujeres y sus líderes en gran parte blancos, que esta película omite descaradamente, ya que fue un punto importante en la carrera política de la mujer.
La cinta por momentos es ágil e ingeniosa, sabe como utilizar algunos flashbacks, ciertos momentos traumáticos, como el intento de asesinato, o escenas que aportan cierto dinamismo de una unión de equipo entre los personajes, pero la dirección de Ridley es en general cuadrada y, a veces, torpe.
Los personajes secundarios son unidimensionales, realmente no aportan mucho, y si acaso logran destacar en una o dos escenas, como ocurre con el personaje de Michael Cherrie como Conrad, un hombre que conoce su papel como la “sombra” de Chisholm en un matrimonio poco tradicional y desigual; el personaje de la hermana de Shirley, Muriel St Hill, silenciosamente resentida por el éxito político de Chisholm, una dinámica que merecía al menos más tiempo en pantalla, ya que lo poco que sabemos de ella y su relación familiar, le aporta más capas y matices a la figura de Shirley.
Al final, Shirley, pese tener una gran actuación central y potente por parte de Regina King, y contar un evento tan importante en la historia de los Estados Unidos, la película se siente como un biopic más del montón, ya que huye de crear complejidades a la trama, y se dedica a simplemente a contarnos algo que podemos leer abriendo la Wikipedia, pero incluso con esos dilemas, esta película funciona un poquito mejor que la aburrida Rustin del 2023, que también se estrenó en la plataforma de Netflix.