Los Daniels, realizadores de la exitosa “Everything Everywhere All at Once”, ya daban muestras de su estilo bizarro y estrafalario en esta película del 2016.
Dan Kwan y Daniel Scheinert son nombres poco conocidos dentro del vasto mundo del entretenimiento estadounidense, quienes lograron un inesperado éxito con Everything Everywhere All at Once en este 2022, al ofrecer una historia hilarante, excelente en lo técnico y desconcertante en su narrativa, aunque atrapante de inicio a fin gracias a los riesgos audiovisuales y lo novedoso de su propuesta. Sin dudas, en su trabajo se refleja el hambre de crear y experimentar con las formas, mientras de paso aprovechan para referenciar las obras que más les han influenciado.
Los Daniels, llamados así cuando realizan proyectos juntos, han trabajado desde hace años en videos musicales, como el popular “Turn Down for What” de DJ Snake, hasta que en 2016 dieron el salto a la gran pantalla, cuando presentaron Swiss Army Man, una comedia-dramática surreal, no apta para todos los gustos pero si muy disfrutable al ser vista desde la óptica adecuada.
La trama, como es de suponer, parte de una premisa ridícula: Hank (Paul Dano) es un hombre aburrido de vivir totalmente aislado en una isla desierta, dispuesto a acabar con su soledad quitándose la vida. Desesperado, pasa una cuerda alrededor de su cuello y, cuando está a punto de ahorcarse, aparece un cuerpo tendido en la orilla que le hace cambiar de opinión. Este cuerpo es un cadáver, de nombre Manny (Daniel Radcliffe), con quien entablará una extraña relación de amistad a lo largo del filme.
Swiss Army Man es una cinta fuera de lo normal, trata de salirse de los cánones habituales, con un contenido loable, plasmado de forma vulgar y casi delirante (en el buen sentido de la palabra), su estética y aproximación busca por momentos incomodar a los sectores más tradicionales de la audiencia, a veces con acierto y en otros momentos cayendo en lo vacío o redundante. Se aplaude su intención de innovar, ya que el relato se basa en los diálogos que estos dos personajes desamparados desarrollen entre sí, abarcando temáticas como la vida, el sexo, los recuerdos y la existencia misma.
Para aclarar, el humor negro utilizado recae con frecuencia en el gag fácil, a pesar de los actores realizan un buen trabajo en los roles que se les asignan. En su estilo , los Daniels son creativos, no tienen miedo de desafiar las formas y plasmar en pantalla sus ideas sin filtros, por más raras o imposibles que parezcan.
Esto, es un arma de doble filo, la cual les funcionó, ya que el resultado final consiste en una experiencia divertida, imperfecta y cuanto menos curiosa, acompañada por una excelente banda sonora y un desenlace algo insatisfactorio. Para gustos, colores.