Paula Ortiz adapta una obra teatral de Juan Mayorga y sigue experimentando ese cine onírico y poético que ya le habíamos visto en ‘La Novia’, y ahora en ‘Teresa’ se sumerge más para narrar el choque dialéctico entre el personaje homónimo y un Inquisidor.
Teresa (2023)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Paula Ortiz
Reparto: Blanca Portillo, Asier Etxeandia, Greta Fernández, Ainet Jounou y Luis Bermejo
Disponible: Filmin
Paula Ortiz regresa al cine luego de adaptar con éxito la complicada obra escrita por Federico García Lorca; en esa película nos mostró que la forma de llevar esas hermosas líneas escritas por el autor era hacerlo de una forma casi poética, donde los personajes estuvieran en un mundo casi onírico, que todo eso se iba a complementar con el lenguaje cinematográfico. Así que con eso visto en La Novia, podíamos imaginar que ese iba a ser el estilo de la directora, y realmente no estuvimos equivocados, ya que vuelve a utilizar esos mismos recursos en su nueva obra llamada Teresa, que adapta la obra de teatro de Juan Mayorga, obra que retrata la conversación que tuvo Santa Teresa de Jesús (Blanca Portillo) con el inquisidor que trató de juzgarla (Asier Etxeandia).
Teresa es una obra dialéctica entre el personaje homónimo y el Inquisidor, un hombre que no necesita nombre ni apellidos, pues su profesión lo define, y el espectador comprende muy bien ese detalle. Es un enfrentamiento entre estos dos seres que por momentos pueden ser opuestos, ya que uno puede representar el bien y el otro el mal, también se pueden ver como que uno representa la voz de la iglesia y el otro la voz reformadora, pero el relato de este encuentro va vas más allá, ya que dicho encuentro será para enfrentar a Teresa con todo aquello que teme, que desconoce y duda. Por lo cual Teresa, es en sí, una introspección profunda al personaje protagonista, es su propio vía crucis, donde temas como la santidad y la reflexión serán los ejes de esta conversación que vemos en pantalla.
Ortiz lo que nos muestra es un juego, o mejor dicho un intenso cuestionario que hace el inquisidor a Teresa, para que tanto él como nosotros nos hagamos la pregunta ¿Quién es Teresa?, que por la forma que es estamos observando se puede decir que Ortiz bebe de obras sobre el proceso de Juana de Arco, especialmente de Dreyer o Bresson, pero Ortiz a diferencia de esas se apoya en su propio artificio, su objetivo es explorar una figura casi intangible, una que siente un contacto más allá de lo divino. Para eso, la cineasta se apoya fuertemente en los diálogos escritos en versos asonantes, en el montaje, el sonido que acompañan esas visiones casi poéticas que pasa teniendo Teresa mientras conversa con el hombre, haciendo de la película toda una experiencia sublime y casi imaginaría, pero al mismo tiempo intensa.
Como la confrontación entre ambos personajes ocupa el grueso de la película, Blanca Portillo y Asier Etxeandia tienen sobre sus espaldas el peso de la película, ya que por ellos será que pase el filme en todo momento. Una gran responsabilidad, pero ambos actores pueden con todo eso y más, ya que sus interpretaciones son brutales. Ambos logran mostrar una intensidad profunda, esto debido a que los personajes casi siempre están en ese tono de confrontación.
Teresa es una película muy reflexiva y filosófica, y la obra que adapta la película nace con esa base; pero fuera de eso, el personaje de Santa Teresa de Jesús, carga con una historia muy interesante por su vigencia y modernidad en varios aspectos. Han pasado casi cinco siglos desde que la mujer fundó su primer monasterio, el de San José, en Ávila, pero es una lástima que la película no exploré los muchos logros e inconvenientes que tuvo para llegar a ese punto, y deja al personaje un poco vago en ciertos aspectos. Lo que sí hace el material es decirnos que Teresa fue una mujer un poco adelantada a su tiempo, ya que predicaba la austeridad y la igualdad de un modo revolucionario para la época, incluso para nuestra edad moderna. Según la historia, e incluso la propia película, nos dicen que Teresa tuvo muchos detractores y dificultades por querer hacer algo tan sencillo como vivir con otras monjas de forma discreta y aislada, pero la cinta también deja ese punto de forma superficial.