El debut como directora de Maggie Gyllenhaal es una obra sensual y cautivadora llena de detalles reveladores que van haciendo al filme una poderosa historia.
The Lost Daughter (2021)
Puntuación: ★★★★
Dirección: Maggie Gyllenhaal
Reparto: Olivia Colman, Dakota Johnson, Peter Sarsgaard, Jessie Buckley, Paul Mescal, Oliver Jackson-Cohen y Ed Harris
Disponible: Netflix
El debut como directora de la nominada al Oscar Maggie Gyllenhaal, es un filme sensual y cautivador a la hora de retratar a unos personajes rodeados de un entorno que debería ser un paraíso pero que termina siendo un lugar claustrofóbico y agobiante donde la humedad y el calor traspasa la pantalla, haciendo que todo el filme sea una obra llena de melancolía.
Basada en la novela de Elena Ferrante, está protagonizada por una inmensa Oliva Collman, quien da vida a Leda Caruso, una profesora de idiomas de mediana edad que se va a unas vacaciones de trabajo en Grecia, que al mismo tiempo está huyendo de su pasado, posiblemente de ella misma. Junto a la ganadora del Oscar están Ed Harris, Dakota Johnson, Paul Mescal y Jessie Buckley. Pero este es el escenario de Colman y su tragedia, la cual logra que no puedas apartar los ojos de ella ni por un segundo.
Gyllenhaal hace un estudio sobre una mujer madura y sin complejos colocando su cámara de una manera casi invasiva en sus personajes, demostrando una fluidez sin esfuerzo demostrando un futuro cinematográfico brillante para el actor convertido en director que podríamos comparar algún día con la carrera de Mia Hansen-Løve.
La obra hace un específico e incluso profundo acercamiento sobre la femineidad, la maternidad y todos los horrores y lamentos reprimidos que rodean estos temas, que la sociedad ha decidido omitir o en el mejor de los casos ignorar.
Como dijimos el personaje de Leda decide tomar unas vacaciones de trabajo en una isla en Grecia para poder relajarse, pero parece no poder encontrar dicha tranquila en su escapada isleña. Está perturbada por el zumbido de la cigarra que encuentra en su almohada o con una familia que se encuentra en la zona que alquilan una enorme villa rosa en la costa, en dicho grupo familiar destaca Nina (Johnson), la volátil esposa joven que Leda observa con bastante detalle e incluso le ayuda a buscar a su pequeña hija en la playa que se ha escapado. La hija, a su vez, ha perdido su muñeca favorita. Abruptamente movida por los sucesos, Leda inmediatamente encuentra a la niña pero impulsada por algún recuerdo maternal reprimido, elige quedarse con la muñeca para ella, a pesar de ser muy consciente del sufrimiento que el juguete perdido le ha estado causando a la niña.
La obra arranca con estilo silenciosamente volátil pero partir de ese momento, cuando Leda se obsesiona con Nina (Dakota Johnson, con una presencia que hace que el espectador esté pendiente de ella en todo momento), y su pequeña hija Elena, la cinta sube en tono y ritmo haciendo que la historia se vaya moviendo a lo más inquietante en el personaje de Leda y es a través de este juguete y su observación compulsiva hacia Nina que los recuerdos pasados de Leda como una luchadora madre de dos se filtren, presentándonos una nueva película dentro de “La hija perdida”, una que se cuenta en flashbacks pero sin sentirse innecesarios o fuera de lugar, de hecho están muy bien utilizados para explicar las miradas o inquietudes del personaje.
Leda tuvo a sus hijas cuando era joven y estaba luchando por establecer una carrera, pero al mismo tiempo no estaba segura de su matrimonio y no sabía dónde viviría de un año o al otro. En dichos flashbacks la vemos (interpretada por Jessie Buckley) luchando por mantenerse anuente a su estilo de vida, con un ojo en los niños y el otro en la puerta de salida. Martha y Bianca son exigentes, agotadoras y propensas a rabietas. El trabajo es mucho mejor y ella lo prefiere antes que sus hijas
Gyllenhaal hace una dirección más matizada en su lugar hacia el acto final; uno que es igualmente gratificante a su manera. A fin de cuentas dejando caer todo el peso del filme en las miradas y gestos de Colman quien hace una interpretación desgarradora y emocional, a partes iguales genial y deliciosamente desagradable, ella es Leda.