¡Se abre el debate! Jorge Cuchí crea uno de los filmes más emocionales y debatibles del año. Intenso, valiente, necesario e incómodo, una película que explora los conceptos del consentimiento y la mala conducta sexual, cuando un actor cruza la línea durante una escena de sexo.
Un actor malo (2024)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Jorge Cuchi
Reparto: Alfonso Dosal, Fiona Palomo, Gerardo Trejoluna, Juan Pablo de Santiago, Karla Coronado y Patricia Soto
Disponible en Prime Video
Dos prometedores actores Sandra (Fiona Palomo) y Daniel (Alfonso Dosal) comparten una cálida amistad tanto dentro como fuera del set durante las grabaciones de su nueva película, un thriller que los presenta como amantes ilícitos. Pero cuando se cruza un límite durante el rodaje de una escena íntima, la confianza se rompe y se pone en marcha una devastadora cadena de eventos. Lo nuevo Jorge Cuchi, Un actor malo, es una película que hace una exploración incómoda sobre los conceptos del consentimiento y la mala conducta sexual, además que también pone la llaga en las ideas ridículas de la cultura de la cancelación y el como las masas reaccionan a las redes sociales sin medir las consecuencias.
La película comienza en el interior de un coche. Sandra y Daniel hablan de su romance, mientras están siendo abiertos en su relación está revela que cada vez que su marido se va de viaje de negocios, reza en secreto para que muera. Pero, lo que parece ser una revelación explosiva resulta ser una escena de una película que están rodando juntos, y la tensión del momento se rompe cuando la mujer del sonido, oculta en el asiento trasero, se queja de que está desesperada por ir al baño. Es una técnica de cebo y cambio que Cuchi utiliza en varias ocasiones a lo largo de la película, esto para atrapar al espectador y darle forma a los cambios de perspectivas e incluso para cuestionar nuestras suposiciones.
Cuchi adopta un enfoque sin adornos, con un estilo ágil del manejo de la cámara en mano utilizada como un efecto impresionante, sintonizando las tensiones y los cambios de temperatura emocional en la anodina habitación de hotel donde se desarrolla el drama. Es allí donde Sandra y Daniel están filmando una escena de sexo; después de pedirle su consentimiento y confundir su falta de respuesta con una aprobación, Daniel traiciona la confianza de su coprotagonista. El shock inicial paraliza a Sandra. Su expresión facial revela que algo anda mal, pero no es hasta unos minutos después, acompañada por la asistente de dirección Regina (Karla Coronado) y la diseñadora de vestuario, Ximena (Patricia Soto), que Sandra se derrumba y revela lo que ha sucedido. Daniel, cuando es confrontado por el director de la película, niega dichas acusaciones.
Lo que sigue luego de la revelación es un estudio sobre la moral y el debate, ya que el filme primeramente jugará con quien dice la verdad, a quien creerle; todo eso se eleva con las motivaciones contradictorias de los personajes secundarios, quienes aportan más tensión al inquietante momento; por ejemplo, el director y la productora del filme hacen como si la apoyan, pero claramente están pensando primero en su película e insisten en que Sandra no debería presentar cargos contra Daniel.
Regina, lo que piensa es que primero se debe hablar con un abogado y seguir el proceso legal correspondiente (siendo honestos, es la que mejor piensa de todos), pero Ximena, cree que la vía legal para llevar a Daniel ante la justicia será demasiado indulgente y sus acciones desencadenan el clímax explosivo e impactante de la película, siendo la que peor parada queda ante el espectador, ya que las decisiones que toma hacen que el tercer acto del filme termine siendo un poco cuestionable, ya que la película toma un camino incómodo, y nos obliga a sentir empatía por Daniel, esto debido a que el filme, cruza la línea y se enfoca en hacer una crítica sobre la cultura de la cancelación, pero llevando ese tema un punto cargado de violencia.
Lo mejor del filme es sin dudas su mirada, que se sostiene por sus actuaciones, especialmente por Palomo, que logra transmitir todas las emociones y culpas que carga el personaje, principalmente cuando tiene que estar una y otra vez repitiendo los eventos ocurridos, o cuando le cuestionan ¿el por qué no gritó?, ¿por qué no paró la toma?, y son esos momentos donde más brilla el guion, ya que hace eco al punto caliente en estos casos, qué es cuestionar a la mujer, o a la víctima, generando siempre una duda, y es por eso donde Un actor malo sabe crear esos cuestionamientos.