Vincent Lindon se une una vez más con el director Stephane Brize donde interpreta a un gerente estresado que lucha por mantener a flote su trabajo, su matrimonio y la fábrica que supervisa frente a la creciente presión.
Un Nuevo Mundo (2021)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Stéphane Brizé
Reparto: Vincent Lindon, Sandrine Kiberlain, Anthony Bajon, Marie Drucker, Olivier Lemaire, Guillaume Draux y Christophe Rossignon
Disponible: Mubi
Después de The Measure Of A Man (2015) y At War (2018), la nueva película de Brize toma a su actor fetiche Lindon, para interpretar a otro trabajador atrapado entre la espada y la pared, aunque esto tiene un enfoque más emocional, lo que resulta en una combinación de alta tensión, ya que Brize utiliza el personaje para probar los límites de lo que queremos decir cuando hablamos de ‘humanidad’.
En The Measure Of A Man, Lindon interpretó a un buscador de trabajo cuyo nuevo puesto como guardia de seguridad, mientras que At War, interpretó a un feroz trabajador automotriz que lidera la lucha contra un cierre de fábrica. En Un nuevo mundo, es Philippe Lemesle, el gerente de una planta de electrodomésticos a quien se le pide que reduzca su tamaño y luego reduzca un poco más, por lo cual tiene que despedir a varias personas.
Canalizada a través del vanguardista trabajo de cámara portátil al más puro estilo cine verité de Eric Dumont, la tensión apenas cesa desde la escena inicial, ambientada en la oficina de un abogado, donde Philippe y su esposa Anne se enfrentan en un proceso de divorcio provocado por los sentimientos de abandono de ella, incluso nos enteramos que Philippe ha logrado estar con ella y la familia solo seis fines de semana completos. Philippe parece un poco matón en esta escena inicial, pero pronto nos damos cuenta de que su problema es simplemente que ha dejado que el trabajo defina y valide su vida. Ese trabajo implica administrar una de las cinco plantas francesas de una empresa con sede en París que, a su vez, informa a un conglomerado con sede en EE. UU. donde la Wall Street establece las reglas.
Todo se complica mucho más en la vida de Philippe cuando la oficina central dirigida por la glacial manipuladora Claire (Marie Drucker) ordena otra ronda de recortes. Este intenta desesperadamente escribir una ecuación imposible que le permita mantener la planta en funcionamiento y su fuerza de trabajo segura.
Un nuevo mundo, indaga en las emociones de Philippe a la hora de tomar decisiones, situación que lo lleva a dejar de comer y respirar: esto se vuelve cada vez más difícil saber si las trasnochadas están sucediendo en su oficina, en su casa o en su casa-oficina.
Sin embargo, hay otra tensión en la historia, una que se centra en un colapso mental sufrido por el hijo de Philippe, mientras estudiaba en la escuela de negocios. Sobre el papel, eso puede sonar como una lección moral directa, pero se maneja con una sutileza y gracia, que aporta mucho a las reflexiones que busca hacer el filme, al igual que el acercamiento vacilante entre la pareja que genera.
Al final, pese a que sea el hijo de Philippe el que está atrapado en el psiquiátrico, nos damos cuenta que es el propio Philippe quien vive en un mundo asfixiante del que apenas puede sobrevivir, y ese es el “otro mundo” que es el mismo en el que también habitamos.