Yannick | Review

Raphaël Quenard entrega una brillante y emocional actuación en la melancólica comedia del cineasta Quentin Dupieux, donde un hombre está observando una obra de teatro y desilusionado por lo que ve saca un arma y decide escribir una mejor obra.
Yannick (2023)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Quentin Dupieux
Reparto: Raphaël Quenard, Blanche Gardin, Pio Marmai y Sébastien Chassagne  
Disponible: MUBI

Quentin Dupieux es uno de los cineastas más intrépidos del cine francés moderno, su cine no busca ser convencional, y tampoco lo busca, incluso su humor es seco y directo, aunque con un toque de melancolía o absurdo, digamos que se le puede comparar con el cine de Aki Kaurismäki, por ejemplo, aunque el cine de Aki es un poco más suave y maravillosamente cómico, incluso en su cine el humor es más fluido y naturales, en cambio el cine de Dupieux el humor surge descaradamente, lo que lo hace parte de su estilo. 

Bajo ese estilo, lo último de Dupieux es una obra corta que dura solo 67 minutos, una obra cinematográfica en un acto sobre una mediocre compañía teatral de París que presenta una comedia de teatro llamada “The Cuckold”, cuyo recinto casi no se llena. Justo cuando están repasando sus viejas y cansadas rutinas, un tipo llamado Yannick, (interpretado maravillosamente por todo terrero Raphaël Quenard) se levanta en el auditorio y anuncia que esta supuesta comedia lo está entristeciendo y que quiere que le devuelvan su dinero. Los actores, estupefactos, empiezan a burlarse de este imbécil, pero Yannick saca una pistola, sube al escenario y exige un procesador de textos y una impresora para poder escribir una obra mejor para ellos. 

Lo que sigue son varios acontecimientos absurdos ¿Es Yannick un héroe radical por alterar la mediocre cultura burguesa?, o ¿Se trata de una situación de rehenes?

Quentin Dupieux teje una red muy sutil alrededor de este personaje principal que redefine las reglas del juego y habla en voz alta, explorando la conmovedora realidad de un momento de locura y una expresión increíblemente racional de sentimientos contenidos durante mucho tiempo; una red a la vez cerebral, ambigua y directa, que permite a actores y espectadores interactuar con la ayuda de accesorios minimalistas (un arma, un ordenador, una impresora). Al tomar el control del escenario, Yannick levanta el velo del lado oscuro de una sociedad profundamente carente de diálogo.

Quentin Dupieux, logra el equilibrio perfecto entre un humor cáustico, increíblemente divertido pero no obstante incómodo, y una forma de afecto que hace que el público quiera a su protagonista a pesar de la agresividad sin límites del personaje. Todo está comprimido en una historia minimalista que se ve reforzada por algunos giros que hacen atrapar todavía más al espectador.

Yannick de Dupieux, es una obra que bebe de ese cine de Luis Buñuel, una rareza sobre un conjunto de personas atrapadas en un momento incómodo y absurdo, al mismo tiempo tiene aires de The King of Comedy de Scorsese, o de Funny Games de Haneke. Así, que la propuesta está servida y se puede ver en MUBI.

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