Jonas Smulders se convierte en un rapero detestable en un filme que busca hablar de la fama y las presiones sociales
Forever Rich (2021)
Puntuación: ★★ ½
Dirección: Shady El-Hamuns
Reparto: Jonas Smulders, Daniel Kolf, Sinem Kavus, Hadewych Minis y Yootha Wong-Loi-Sing
Disponible: Netflix
El segundo largometraje del director Shady El-Hamuns Forever Rich ofrece algunas buenas ideas sobre la fama y las presiones de tener una personalidad en línea en todo momento. Siendo este el principal tema que busca la cinta, y lo busca reflejar con el áspero mundo de la escena del hip hop, señalando cuán despiadada es la industria, pero la forma que lo hace no se siente natural y termina en una pálida imitación.
El filme se centra en el arrogante rapero llamado Richie, quien está a punto de convertirse en millonario, con un lucrativo contrato que promete 3 álbumes en 3 años. Es mucho trabajo, algo que preocupa a su pareja. Sin embargo, Rich no se inmuta, ya que se ha abierto camino desde las calles hasta el ojo público. No está dispuesto a perder eso ahora que lo ha conseguido.
Como es de esperar nuestro personaje es un estereotipo de un rapero: grandes cadenas de oro, reloj de oro, tenis grandes, mal hablado y con una madre grotesca. Su vida se vuelve un torbellino cuando una noche unos asaltantes lo rodean en el estacionamiento donde va a dar un concierto y le ponen un machete en el cuello mientras lo graban.
Desafortunadamente, a Rich le roban su preciado reloj de oro y sus pertenencias. Como es lógico el video termina en internet. Lo que lleva a que la imagen del cantante se vaya cayendo al fango. Para darle la vuelta, Rich emprende una misión de venganza para rastrear a los atracadores y hacer que paguen.
La cinta se tambalea en su construcción ya que todo lo que sucede se va difuminando al no lograr sostener la trama como debiera, siendo el principal problema que uno como espectador nunca comprenda al personaje de Rich, ya que es un tipo desagradable y abusador, pero al mismo tiempo uno va percibiendo que lo que le sucede no es correcto, pero todo eso termina siendo indiferente.
La forma que va construyendo la cinta es acelerada y con mucho ritmo, pero al llegar a su conclusión se siente apresurada, dejando varios huecos de guion sin sentido y mensaje contradictorio que tiene que ver con la violencia.
Pese a todo lo erróneo y malo que tiene Forever Rich, no podemos negar la potente actuación de Jonas Smulders, quien logra sostener la película sobre su espalda y es por él que uno soporta las imágenes ruidosas. Smulders está vibrante como un rapero sucio y violento, el joven actor saca chispa en un personaje detestable.
Al final Forever Rich ofrece un retrato interesante sobre la fama y el mundo de las redes sociales con una brillante actuación de su protagonista, pero el filme no tiene como sostenerse ni evita caer en momentos ridículos, tal cual es el ego de su personaje principal.