La más reciente película de Javier Bardem, seleccionada como representante española para los venideros Premios Oscar, es una divertida comedia negra, con tintes trágicos, que entretiene y cumple con las expectativas.
El buen patrón (2021)
Puntuación: ★★★
Dirección: Fernando León de Aranoa
Reparto: Javier Bardem, Manolo Solo, Almudena Amor, Óscar de la Fuente, Sonia Almarcha y Fernando Albizu
Disponible: Estreno en cines
Uno de los mayores desafíos de las comedias, como género en la industria del cine, es el ser capaces de mantener a la audiencia entretenida, debido a esto, en su mayoría, no sobrepasan los 90 minutos de duración, sin embargo, El Buen Patrón, escrita y dirigida por Fernando León de Araona, no encaja con este modelo, al extenderse por más de dos horas y darle espacio a su elenco para crecer en el relato.
Seleccionada como representante española en los Óscar, en la categoría de mejor película internacional, ha hecho historia al romper el récord de nominaciones en los Premios Goya, lo que demuestra que esta ácida comedia ha encantado a la crítica especializada, superando a Madres paralelas de Pedro Almodóvar y Mediterráneo, de Marcel Barrena.
En un rol atípico, el protagonista absoluto es Javier Bardem como el exitoso comerciante de balanzas Julio Blanco, quien hará lo que sea necesario por su amada empresa. Desde el primer minuto queda claro que esta es su película, cada plano y encuadre ha sido confeccionado para que su presencia resulte imponente, lo que en términos generales funciona a lo largo del filme. Es un desafío para un intérprete, reconocido por papeles dramáticos como Biutiful, Mar Adentro o No Country For Old Men, darle vida a un personaje cómico y en El Buen Patrón, su actuación es sin lugar a duda el aspecto que vale más la pena destacar de esta película, al ser convincente y entretenido.
Es uno de sus mejores trabajos en los últimos años, ya que se desenvuelve de buena manera en un terreno poco explorado en su carrera, no abusa de expresiones disparatadas, la comedia física se utiliza poco y son sus reacciones y gestos los que dotan de un carácter distinguible al filme, haciéndolo diferente y fresco.
El resto de los personajes que componen el relato no tienen una relevancia comparable con el comerciante ya mencionado, estos existen con la finalidad de darle aún mayor exposición a Bardem y este aprovecha cada escena para dejar plasmado su sello, al grado de que su nombre podría ser tomado en cuenta en las nominaciones de la venidera temporada de premios, la cual se encuentra en su momento más apasionante. La actuación del elenco en su mayoría es aceptable, cumplen en roles secundarios y pese a no recibir las mismas oportunidades de brillar, algunas escenas valen la pena, no tanto desde la óptica visual o fotográfica sino más bien desde el enfoque más práctico.
Al revisar el apartado narrativo de la película, el guion es sencillo y en ningún momento pretende ser un ejercicio de análisis, el relato en su composición busca contar una historia auto conclusa en un periodo de tiempo determinado, respetando los elementos más característicos del género sin abusar de ellos. La banda sonora y el uso de la música son efectivos, sobre todo en los momentos pensados para sacar una risa del espectador, mientras que la fotografía y generación de planos no arriesgan y van a la segura, ya que la estética no es una de las prioridades de esta película, centrada en su carismático protagonista y los intensos eventos que le cambiarán la vida, todo esto desarrollado a lo largo de una frenética semana.
El tono del relato es algo incesante, sobre todo respecto al gran detonante de los eventos claves del tercer acto, que toma un giro argumental y por momentos adopta tintes oscuros al tratar temáticas delicadas, de las cuales sale bien librado y sobre el cierre, la imagen del protagonista deja de ser la de un patrono preocupado y se acerca más a la de un hombre sin escrúpulos, ofreciendo una visión más uniforme del personaje y dejando en claro que, bajo su manera de ver las cosas, el fin justifica los medios. Hacia el final del tercer acto existe un twist argumental muy intenso, el cual sería un apolínea revelar, aunque si es importante recalcar el hecho de que puede funcionar para algunos miembros de la audiencia como para otros, no, dejando abierta la puerta para discusiones y comentarios posteriores al visionario de la obra en cuestión.
El Buen Patrón es una sólida comedia europea, la cual se sostiene con decoro gracias a una excelente actuación de Javier Bardem y un elenco que se dedica a maximizar sus recursos para que su protagonista se convierta en el estandarte de la obra audiovisual. La recomiendo de sobremanera al ser un producto diferente que les sacará más de una carcajada, con imperfecciones, pero disfrutable y entretenida para cualquier ocasión o circunstancia.