“Azor” es un espinoso thriller sobre el mundo financiero desde el ambiente tóxico bancario argentino donde la riqueza y el poder juegan un papel importante.
Azor (2021)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Andreas Fontana
Reparto: Fabrizio Rongione, Alexandre Trocki, Stéphanie Cléau, Elli Medeiros, Yvain Juillard y Gilles Privat
Disponible: MUBI
El debut de Andreas Fontana es un thriller denso y cargado de amenazas con una ejecución sedosa sobre un banquero suizo que llega a Argentina de la era de la dictadura. La historia de este banquero que viaja para una junta de negocios se desarrolla en el enclaustrado mundo de la banca privada. Un mundo en el que uno suele hablar mucho y en el que se maneje códigos de conducta y dialectos especiales, es muy conocido que los banqueros privados prefieren operar fuera de la vista del público; razón por la cual los bancos perduran y acumulan fortunas durante siglos, mientras que sus clientes pueden subir y bajar.
El término Azor en el vocabulario público es el nombre de un ave muy parecido al halcón que es conocido por su estilo de caza, pero el mundo de la banca es una clave que se le puede conocer como “no decir demasiado” o “mantener las cartas cerca”, detalle en el que la película y su protagonista juegan bastante bien, y hacen que el espectador esté atento a los detalles que van ocurriendo.
Yvan de Wiel (Fabrizio Rongione) es un banquero suizo que viaja por primera vez a Argentina tras la desaparición de su socio, Rene Keys. El trabajo de De Wiel es delicado: debe tranquilizar a los clientes sobre la estabilidad de su banco, a pesar de la desaparición de su socio y rival, al mismo tiempo que trata de averiguar qué le sucedió a Keys sin correr la misma suerte.
La película es esencialmente una sucesión de visitas sociales, que se esfuerzan por mantener una apariencia de normalidad incluso cuando la tensión y el miedo se cierne sobre todo el país. Junto con su esposa Inés (Stephanie Cléau), una mujer bastante astuta le proporciona estrategias sociales para sobresalir y jugar bien las cartas.
Fontana hace una mirada hacia los banqueros como parte de un proyecto donde se nota que esta organización es clave en los crecimientos sociales o mejor dicho en los cambios que ocurren, como en este caso la dictadura que vivía el país en ese momento. Haciendo una crítica en cómo los bancos suizos se beneficiaron de los regímenes criminales ocurridos en Latinoamérica y como muchos todavía están en el negocio.
Lo curioso es que la historia ocurre en una época en específico pero que no se aleja a la realidad actual que se vive en muchos países, y no solo de América Latina.
A lo largo del filme vemos como Wiel se muestra impasible hacia las personas desconocidas, creando todo un sentimiento que se proyecta hacia sus clientes y al espectador. Para eso Fontana sorprende con un final muy simple para lo que viene tejiendo, pero que funciona con la idea que se plantea al final dejando que el espectador decida por él.