Otro remake ‘live-action’, oscuro y menos convincente que el original de animación que a pesar de un equipo repleto de talento no logra brillar como quieren creer. El descaro de McCarthy es lo mejor del filme.
La Sirenita (2023)
Puntuación: ★★★
Dirección: Rob Marshall
Reparto: Halle Bailey, Jonah Hauer-King, Melissa McCarthy, Javier Bardem, Daveed Diggs, Jacob Tremblay, Awkwafina y Noma Dumezweni
Disponible: Estreno en cines
Estamos claros que estamos ante otra película innecesaria, pero pese a ese detalle, está nueva versión del clásico de Disney tiene algo especial, puede ser Halle Bailey, que con sus bellos ojos, su hermosa voz y su palpable pureza de espíritu, logra darle mucha naturalidad al personaje pese a no tener tanto carisma como lo tiene Ariel en la versión de 1989. Por lo tanto, es irónico que su elección como Ariel haya sido considerada controvertida. Bailey logra sacarle provecho a la oportunidad a este remake de acción en vivo que termina siendo una mezcla extraña y disfrutable.
Visualmente es rara, para algunos puede ser “camp” pero estoy casi seguro que Disney y Rob Marshall no tenían esa palabra cuando crearon el filme, ya que en ese aspecto la cinta se desploma como un pez moribundo en cubierta, mejor dicho Flounder, o podemos decir que el cangrejo Sebastián es terrible visualmente, pero es un personaje con mucho carisma, que compensa lo feo que se ve, o también está Scuttle el ave marina, que no termina de funcionar en el filme como puede ser, tal vez sea que la voz de Awkwafina distraiga mucho con el resto de voces del reparto: Daveed Diggs y Jacob Tremblay.
El principal problema de ese detalle, es que cuando adaptas un filme de dibujos animados con animales antropomorfizados y los lleva al terreno más realista, esos personajes ya no son lindos o divertidos, esas aproximaciones a la vida marina generada por computadora sin expresiones faciales no generan simpatía, emociones o algo que uno como espectador conecte, simplemente estas en shock viendo a unos animales corriendo de un lado a otro, o diciendo palabras sin mover los labios, en otras palabras se sienten sin vida gracias a CGI.
Es claro decir que mucho del filme original no ha envejecido muy bien, pero es un verdadero clásico. Sus números musicales y bailes se encuentran entre los mejores del canon de Disney, fusionando diversas influencias desde el calipso más caribeño, hasta los musicales acuáticos de la década de 1940 de Esther William, o pasando por los fascinantes movimientos de la legendaria drag queen Divine, llevados al personaje de Úrsula. En este filme, muchos de esos momentos están y han sido revividos por el compositor original Alan Menken, pero muchos han sido modificados para bien y para mal (Pobres Almas En Desgracia es al que más factura le han pasado y no en el buen sentido); acompañando al gran Menken está Lin-Manuel Miranda, quien produce a su estilo nuevos temas, incluso hay uno nuevo que lo canta el príncipe Eric, y funciona muy bien, ya que a este personaje se le construye toda una nueva trama que le da profundidad, cosa que no tenía la primera cinta.
En líneas generales la historia es la misma que conoces: Ignorando las órdenes de su padre Tritón (Un desaprovechado Javier Bardem), Ariel explora las partes prohibidas del mar, interesándose por todas las cosas humanas. Ella mantiene una cueva llena de cosas que cayeron por la borda, llegando incluso a rescatar a uno de esos náufragos, el príncipe Eric (Jonah Hauer-King), y nadar de regreso a tierra. A ella le gusta su apariencia, él está enamorado de su voz, pero los dos son de mundos diferentes. Con un poco de ayuda (y un trato faustiano) de la tía Úrsula (Más divertida que nunca Melissa McCarthy), tiene tres días para recibir el beso de amor verdadero de Eric, dando como garantía su voz.
Marshall crea un filme con una duración de casi una hora más que la de 1989, por lo cual expande dramáticamente la historia por encima y por debajo del agua, al tiempo que agrega canciones y personajes (por ejemplo, Noma Dumezweni como la Reina). También pierde algo, saca de completamente la trama las escenas de “Las hijas de Tritón”. Personalmente, no estoy convencido de que el público quiera que todos los éxitos de taquilla se sientan inflados.
En líneas generales, está Sirenita no le falta talento ni buena voluntad por parte el director Rob Marshall, que es un director que cintas anteriores como Chicago o El regreso de Mary Poppins logró maravillas, pero aquí esa magia no está totalmente, es una sirenita que apenas flota dando coletazos, sostenido por un buen reparto que le ponen fuerza para hacer nadar el barco.