Justine Triet construye un estimulante y frío psicothriller, sobre una mujer es que la principal de la muerte de su marido cuyo único testigo confiable resulta ser su hijo ciego.
FICM 2023 | Anatomía de una caída (2023)
Puntuación: ★★★★
Dirección: Christopher Zalla
Reparto: Sandra Huller, Swann Arlaud, Milo Machado Graner, Antoine Reinartz, Samuel Theis y Jehnny Beth
La cineasta Justine Triet construye un retrato de una mujer complicada e intrigante que se ve envuelta a través de un drama judicial en la cinta ganadora de la Palma de Oro de Cannes. Sostenido por la arrolladora actuación de Sandra Hüller, Anatomía de una caída es un filme que se cocina a fuego lento y que va enganchando poco a poco hasta llegar a un punto donde todo se eleva y no te suelta haciendo que la película también sea un drama reflexivo sobre las relaciones maritales y los egos, donde Hüller interpreta a una viuda bisexual, difícil e independiente que puede ser la asesina de marido.
Ambientada en algún lugar de los Alpes franceses, la película comienza, con un breve prólogo que termina con el descubrimiento de un cuerpo sin vida en la nieve frente a una remota casa familiar. El muerto es Samuel, un escritor aparentemente depresivo de cuarenta años. Su esposa Sandra (Hüller) es una novelista intelectual de mayor éxito y parece tan sorprendida de encontrarlo allí como su hijo de 11 años de la pareja, Daniel (Milo Machado Graner). ¿Le creemos? Hay algo extrañamente autónomo en su reacción, excepto por esos ataques de llanto que parecen un poco, bueno… forzados, aspecto importante, ya que a lo largo de la película tanto el jurado como el espectador estarán dudando en todo momento, y Anatomía de una caída, siempre camina en el debate de ¿lo hizo?, al mismo tiempo que indaga en otra pregunta ¿Qué tanto conocemos a una persona, ¿cuáles son sus prejuicios conscientes o inconscientes?
Esas lecturas serán las que utilizará Vincent (Swann Arlaud), un comprensivo abogado defensor con quien Sandra una vez tuvo una aventura, puede que no sea la decisión más inteligente por parte de ella, pero poco a poco notamos que todo está fríamente pensado. A Sandra le resulta difícil mantener separados su vida, su arte y sus amores, algo que alimenta tanto a un fiscal estatal interpretado fascinantemente por Antoine Reinartz, como a los medios de comunicación, que se deleitan con el juicio.
Mientras tanto, Daniel, un niño con una discapacidad visual, se ve arrojado a un limbo tenso y protegido por un tutor de la corte para que su madre no influya en él. Quienes no estamos familiarizados con el sistema jurídico francés. La cinta nos indica que debemos dar por sentado que un menor no solo puede testificar en un caso contra su madre, sino que también puede verse sometido a presiones por parte de investigadores y fiscales, sin reparo alguno.
Triet hace un trabajo de dirección comedido y pausado, utilizando el sonido y la imagen para ir desarrollando la trama. Como buen filme de juicio abundan las entrevistas, las grabaciones y las reconstrucciones policiales incluso algunas de esas piezas la cineasta las utiliza para darnos un flashback muy bien utilizado, lo que mantiene al espectador atento para ir armando el rompecabezas.