Cabrini | Review

‘Cabrini’ es un biopic de Wikipedia, sobre la monja italiana que se muda a Nueva York para construir orfanatos en los barrios marginales en la década de 1880, una cinta que sabe muy bien su discurso pero peca de dejar varios temas de manera superficial. 
Cabrini (2024)
Puntuación: ★★★
Dirección: Alejandro Monteverde
Reparto: Cristiana Dell’Anna, John Lithgow, David Morse, Jeremy Bobb, Virginia Bocelli, Giancarlo Giannini y Federico Castelluccio
Disponible: Estreno en cines

El cineasta Alejandro Monteverde regresa a la pantalla luego del éxito cuestionable que fue Sound of Freedom, el thriller de temática cristiana protagonizado por Jim Caviezel como Tim Ballard, un ex agente del gobierno de Estados Unidos en la vida real dedicado a rescatar a niños atrapados en el tráfico sexual. Ahora su nueva película, es el biopic sobre la monja italiana Francesca Saverio Cabrini, también conocida como Madre Cabrini (1850-1917), quien es considerada para los feligreses católicos una santa, especialmente la santa de los inmigrantes. Cabrini fue canonizada como santa en 1946, convirtiéndola en la primera ciudadana estadounidense en ser santificada.

La sorpresa de la película es que pese a venir del director que es, y la figura que retrata, el ángulo religioso no está tan centralizado. De hecho, la película es razonablemente crítica hacia la jerarquía católica, y como pese ser “hombres de dios” no dejan de ser machistas, y ven a la mujer como de segunda categoría, y la cinta pone una interesante mirada en como ciertos miembros del clero se interpusieron en el camino caritativo de Cabrini, incluido el Papa León XIII (Giancarlo Giannini) y el Arzobispo de Nueva York, Michael Corrigan (David Morse).

En contrapunto de ese detalle, la figura de Cabrini se nos presenta como una persona absolutamente buena (incluso santa), una persona que nunca dudo de su fe, ni cuestiono a Dios, casi sin pecado. Una mujer feroz que no dejaría que nada le impidiera su objetivo de construir orfanatos, hospitales y otras instituciones caritativas para ayudar a los pobres. Seguramente, dado que era un ser humano, ¿debía haber algún lado oscuro? Quizás su mayor pecado fue el orgullo, o alguna omisión, pero nada de eso se verá aquí, siempre veremos a Cabrini como la santa que se venera. Fuera de ese detalle, hay que reconocer, que la historia de Cabrini es lo bastante interesante, y la película ofrece un retrato exuberante de su vida durante sus logros en la Nueva York de la década de 1880, cuando la inmigración era un tema tan polémico como lo es hoy.

La película inicia mostrándonos un poco de la historia de Cabrini en Italia, donde nos explican que su plan originalmente era comenzar su misión en China, pero fue persuadida por el Papa León XIII para ir a Nueva York; luego de ahí saltamos a la ciudad de Manhattan, donde Cabrini llega con un pequeño grupo de monjas (ninguna tiene desarrollo, o aporta algo a la trama) que apenas dicen una palabra a pesar de que deben haber sido fundamentales en el éxito de Cabrini, pero la película las relega a simplemente personajes testigos, y eso creo que es mucho decir de ellas. 

Las monjas recién llegadas se instalan en el famoso barrio pobre llamado Five Points, un vecindario de Manhattan que ahora ha cambiado más allá de todo reconocimiento, Cabrini se pone a trabajar en la construcción de un orfanato después de muchos conflictos con el Arzobispo Corrigan sobre la recaudación de fondos. De hecho, aquí hay un énfasis interesante en el aspecto financiero del negocio de Cabrini, y aunque puede haber sido nombrada patrona celestial de todos los emigrantes, tal vez hay que recordar a aquellos que extendieron sus donativos.

Pese algunos detalles que se nota mucho el CGI, hay que destacar el cuidadoso diseño de producción y vestuario que recrean brillantemente la época, mismo que ayudan a transmitir cuán agobiante era la pobreza en ese momento, mientras que el diálogo ilustra cuán profundo era el prejuicio contra los inmigrantes que se venían del sur de Europa. La cinematografía de Gorka Gómez Andreu, crea algunos planos muy hermosos, pero peca de ridículo en ciertos momentos al crear unos rayos de iluminación muy directos que viene desde arriba, subrayando que es Dios y que está encaminando el destino de Cabrini. 

No es sorpresa para nadie, que lo mejor del filme sea la entregada actuación de Cristiana Dell’Anna como esta tenaz monja italiana; Dell’Anna es una fuerza silenciosa pero formidable, que en su mayoría evita los grandes discursos en favor de las incesantes molestias y engaños que son cruciales para lograr un progreso social significativo.

Esta nueva película de Alejandro Monteverde vuelve a caer en la obsesión de su director en beatificar a su protagonista a expensas de explorar a quienes los rodean. Ambas películas lamentan la difícil situación de los niños en peligro, pero no de manera concreta: los jóvenes actores están ahí para ser ángeles silenciosos, y son solo utilizados como símbolos del sufrimiento. La única diferencia de Cabrini con Sound of Freedom, es que la figura de Ballard, es mucho más problemática que la de la verdadera Francesca Cabrini, que fue, según todos, una mujer inspiradora. Pero Monteverde y el guionista Rod Barr, simplemente la ponen como una santa más.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *