‘Cuckoo’ es un intento de ser algo profundo y crítico que termina siendo un caos desconcertante con unos giros disparatados y una trama aburrida. El único que está bien aquí es Dan Stevens, que se nota que disfruta estos roles de hombre loco pero al mismo tiempo seductor.
Cuckoo (2024)
Puntuación:★★
Dirección: Tilman Singer
Reparto: Hunter Schafer, Dan Stevens, Jessica Henwick, Marton Csókás y Jan Bluthardt
Disponible: Google VOD
La estrella de Euphoria, Hunter Schafer, interpreta a Gretchen una chica de 17 años que todavía está de luto por la reciente muerte de su madre; ella se siente dolorosamente incómoda como parte de la nueva familia de su padre, con su madrastra y su media hermana. Más aún desde que la sacaron de su hogar en Estados Unidos y la obligaron a mudarse a un lugar cercano a los Alpes bávaros. Con tanto tiempo libre y sin conocer a nadie, la chica acepta un trabajo como recepcionista de tiempo parcial en un hotel con la esperanza de ganar suficiente dinero para comprar su salida de este pintoresco territorio. Pero como es obvio, y luego de ver la escena de apertura, las cosas empiezan a ponerse raras.
El segundo largometraje de Tilman Singer, es un filme que intenta ser “terror elevado”, pero carece de emociones genuinas, además que se esfuerza al máximo en crear una atmósfera inquietante, que sin dudas funciona en el filme, pero la falta de coherencia en la trama arruina la experiencia que tanto quiere ofrecer, haciendo que el filme sea un tanto aburrido.
Schafer ofrece un papel interesante al que le aporta una fragilidad andrógina y esa actitud de chica dura le funciona estupendamente bien. También es muy divertido ver a Dan Stevens, que se abre paso a través de sus diálogos creando un personaje fascinante que se roba cada escena que aparece en pantalla.
Cuckoo pese a todo lo negativo que podamos decir, sí ofrece una buena dosis de sangre y horror corporal, especialmente cuando Gretchen comienza a escuchar un ruido curioso con un poder hipnótico, que hace que el tiempo comience a fallar y repetirse; al mismo tiempo que una mujer con rasgos salvajes, de mediana edad y con ojos rojos brillantes la está cazando.
Resulta tentador suponer que Gretchen, con su vestuario de hipster, sus auriculares en las orejas y su acento que la distingue de la voz de su madrastra Beth (Jessica Henwick) y de los tonos geográficamente fluidos de su padre Luis (Marton Csókás), es la cuco del nido. Pero, sin desvelar demasiado, digamos simplemente que no es la única candidata a este título en particular. Lo que está claro es que Gretchen no pertenece a este sofocante lugar, que parece sacado del pasado y que existe de manera incómoda, fuera de su tiempo.
La ambientación y el diseño contribuyen de forma significativa a crear la atmósfera escalofriantemente evocadora, que sugiere en dicho lugar están ocurriendo actividades poco ortodoxas (la película tiene similitudes con A Cure For Wellness de Gore Verbinski). Es justo decir que ambas películas también sufren una cierta falta de claridad en la narración. La trama de Cuckoo es desigual e incoherente; los personajes clave desaparecen durante largos fragmentos de la película, solo para reaparecer cuando el guion le conviene, especialmente en el clímax de la trama.
Los temas se reducen a algunos mensajes bastante familiares sobre la autonomía corporal femenina y la amenaza que sufre el planeta a raíz de la experimentación científica no regulada en manos de un maníaco. Pero si bien es desordenada y con frecuencia desconcertante, Cuckoo al menos hace honor a su título, ya que todo lo que ocurre aquí no es lo mejor de la cabeza humana.