Los portugueses Miguel Gomes y Maureen Fazendeiro crean uno de los mejores filmes que buscan retratar la era pandémica en el mundo del cine.
Diarios de Otsoga (2021)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Maureen Fazendeiro y Miguel Gomes
Reparto: Crista Alfaiate, Carloto Cotta y João Monteiro
Disponible: MUBI
Miguel Gomes, es un director que ha estado jugando con la ficción y “la vida real” como por ejemplo las cintas Our Beloved Month of August o Arabian Nights: Volumen 1-3, en esta ocasión se junta con la directora Maureen Fezendeiro para traernos una cinta que camina en la línea de falso documental que busca retratar de forma casi natural la vida de las personas que trabajan en una filmación de una película durante la pandemia del coronavirus.
Teniendo lugar en una pequeña granja remota en Sintra, cerca de Lisboa, este pequeño ejercicio cinematográfico bañado por el sol tiene más ingenio y encanto que probablemente se haya hecho con el equivalente a lo que gasta una película de Marvel en el servicio de catering (eso no lo ponemos en dudas).
Diarios de Otsoga, es uno de los filmes que mejor han sabido reflejar el desafiante acertijo que vio el mundo del cine durante la época del COVID-19, y para explorar esos sentimientos los directores juegan con esta documental ficción, en la que los realizadores enfatizan el aspecto de “diario” (un subgénero específico del documental), para narrar las vivencias del equipo, pero lo hacen de una manera nada convencional, lo que invita al espectador a estar atento a lo que se cuenta.
Comenzamos con el día 22 del diario. Hay una fruta podrida que alguien colocó sobre la mesa. Christa (Christa Alfaitate), Carloto (Carloto Cotta, de Diamantino) y João (João Nunes Monteiro) son vistos por primera vez en una fiesta improvisada bailando y bebiendo toda la noche con la melodía contagiosa de “The Night” de Frankie Valli & The Four. Estaciones. Para consternación del galán Carloto, ve a la seductora Christa besándose con el nerd João. Y resulta que ese fue el final de la película. No te preocupes, no arruiné el final.
Como adivinas, el filme se cuenta al revés, no es como una pieza de rompecabezas intrincada ni nada. Fazendeiro y Gomes simplemente muestran las variaciones y posibilidades de la existencia cotidiana en una película aislada, ambientada en la era Covid, y para darle dinamismo nos la cuentan desde el último día hasta llegar al día uno.
A medida que los días avanzan hacia atrás, podemos verlos a los tres haciendo varias cosas como trabajar juntos en recintos de mariposas o disfrutando de su tiempo en la piscina. En sí, lo que seguimos es el diario de Joao. ¿Pero es el diario de João el actor o es el del personaje João?, cosa que la trama nunca termina de justificar completamente.
Por ejemplo, el tema del Covid no se activa hasta que en una charla Carloto, el actor se escapa del complejo para surfear, rompiendo los protocolos publicados por el Ministerio de Salud del Gobierno portugués., lo que genera que ya no pueden tener escenas de besos con Carloto, porque todos están legítimamente asustados y enojados. Esto explica por qué Carloto duerme solo en una camioneta al comienzo de la película. Esos detalles los vamos descubriendo conforme el diario va retrocediendo.
Su principal problema es que la historia se siente que camina sin un rumbo en concreto y todo parece ser una improvisación, donde todo está permitido, y nada es normal por culpa de la pandemia. Y puede ser que ese sea el fin del filme, lo cual le da un sustento más interesante, termine siendo uno de los mejores reflejos de una época en la historia de la humanidad.