El tercer largometraje de Alejandra Márquez Abella es un interesante estudio de combinación de drama de clases y western moderno mexicano, ambientado en un rancho ubicado en el norte del país.
FICM 2022 | El norte sobre el vacío (2022)
Puntuación: ★★★
Dirección: Alejandra Márquez Abella
Reparto: Gerardo Trejoluna, Paloma Petra, Juan Daniel Garcia, Mayra Hermosillo, Raúl Briones y Dolores Heredia,
Algo siniestro se cierne sobre el rancho de Don Reynaldo, algo que se siente en la atmósfera que irá rodeando a los personajes que habitan dicho lugar y es el único que conoceremos a lo largo de la historia, ubicado en el norteño estado mexicano de Nuevo León, cerca de la frontera con Texas, don Reynaldo a decido retirarse de la vida urbana y pasar tiempo con su familia en reuniones o fiestas.
En cierto modo, El Norte sobre el vacío es una pieza complementaria del bien recibido segundo largometraje de su directora, Las Niñas bien del 2018. La cinta hablaba de una mentira elaborada sobre un estilo de vida que resultó estar literalmente vacío, especialmente cuando la crisis de la deuda mexicana de 1982 golpeó a muchos. Ahora su nuevo trabajo, marca un cambio de género y canaliza a otros aspectos cinematográficos.
Durante los primeros 40 minutos, más o menos, nos instalamos en un fresco espeto de la clase media alta mexicana que tiene ecos de Carlos Reygadas o Michel Franco. Sin embargo, gradualmente, nos damos cuenta de que estamos viendo un western crepuscular, sobre personajes que ya no encajan en el lugar que consideran su hogar.
El drama sombrío de clase y el western, la forma en que los dos géneros coexisten y se fusionan, hace que el tercer largometraje de Márquez Abella sea tan rico, sostenido por dos actuaciones destacadas, la de Gerardo Trejoluna como el desventurado cazador-terrateniente y Paloma Petra como la sufrida criada del rancho.
La cinta arranca con Don Reynaldo, su hermano Arnulfo y la intensa y silenciosa Rosa en una incursión de caza en unos matorrales de tierra roja, hay deformaciones y deslizamientos ocasionales en lo que vemos, como si estamos mirando a través de binoculares desenfocados. La otra tiene que ver con la reticencia narrativa. Lleva un poco de tiempo darse cuenta de que Rosa, no es la hija de Don sino su empleada más ingeniosa, y un tiempo más antes veremos cuales son las relaciones familiares que unen a quienes se han reunido en el rancho.
El hijo de Don Rey con sus modales de ciudad y matrimonio fallido es una decepción, mientras que sus dos hijas adultas parecen haber aparecido principalmente para mantener feliz a papá y no por su amor por el lugar. El miembro de la familia que parece estar más asentado aquí es la esposa de Reynaldo, Sofía (la brillante Dolores Heredia), con quien se ha casado para tener posición y estatus.
La cinta juega con varias tramas o sucesos que nunca terminan de resolver de la mejor manera, en un guiño al estilo Corbucci del western sombríamente divertido tenemos un payaso taciturno y un conejita de Pascua perdida. Pero es el personaje de Rosa, que siendo una mujer fuerte, decidida y práctica, se convierte en el centro de la película, especialmente cuando Don Rey pierde el contacto con la realidad y gira hacia un acto de heroísmo sin sentido.
Al final tenemos una pieza sólida, que busca explorar los ideales machistas, que por momentos no sabe cómo mantener la historia, pero cuando llega su acto final se eleva lo suficiente.