La Jauría | Review

El debut atmosférico de Andrés Ramírez Pulido rastrea las turbias profundidades del pasado criminal de unos jóvenes mientras se someten a una terapia en el aislamiento de la jungla.
FICM 2022 | La Jauría (2022)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Andrés Ramírez Pulido
Reparto: Jhojan Estiven Jimenez, Maicol Andrés Jimenez, Miguel Viera, Diego Rincon y Carlos Steven Blanco

En el corazón de la selva colombiana, viven en un curioso campamento experimental para delincuentes juveniles, cuya misión, tienen que arreglar el lugar para construir una cárcel mientras cumplen su condena. Tal es el sorprendente contexto que construye La Jauría, el primer largometraje de Andrés Ramírez Pulido, presentado en la programación de la Semana de la Crítica del 75 Festival de Cannes, y que ahora llega al Festival de Morelia, que impacta por la forma en que te cuenta la vida de dichos jóvenes,

El filme sigue a Eliú, uno de los jóvenes supervisados ​​por el terapeuta Álvaro y el guardia penitenciario llamado Godoy, a quien conocimos en un prólogo nocturno muy incisivo, ya que cometió un crimen bajo los efectos de las drogas y alcohol en compañía de un cómplice que también es llevado al extraño campamento, dicho personaje peculiar es llamado El Mono, quien incluso se describe a sí mismo en su formulario de admisión como “ladrón, estafador, mafioso, asesino, drogadicto y criminal”. Otras entradas en el formulario incluye mentiroso, rebelde, traficante, matón, bastardo, insomne, epiléptico, suicida, depresivo, narcoléptico, sufre de frío, de calor, de alucinaciones visuales y auditivas y de migrañas, hipersensible y de mal genio… Tantos rasgos que también podrían describir a los otros cinco presos llamados: Calate, Chucho, Matajudios, Ider y Cabezas.

Los jóvenes son puestos a trabajos físicos para ir limpiando la propiedad repleta de piscinas estancadas, al mismo tiempo se les ve en sesiones de yoga casi chamánicas, los siete chicos están encadenados en un dormitorio inhumano durante la noche. Son esclavos económicos de los que, no obstante, se espera que se deshagan de la energía negativa que los ha consumido hasta ahora (sin mencionar los pasados ​​familiares onerosos). Eliú intenta seguirle la corriente a la vida que le da la prisión, mientras que El Mono solo sueña con escapar y volver a su vida anterior.

La Jauría es un retrato de una joven generación rural colombiana totalmente intoxicada y atrapada en una espiral de violencia que recuerda a La Ciénaga de Lucrecia Martel. Dotada de un elenco primerizo pero convincente, la película construye una extraña telaraña donde lo invisible juega con hiperrealismo mientras explora temas como la verdad, la familia y la libertad. 

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