El Triángulo de la tristeza | Review

La nueva película del ganador de la Palma de Oro, Ruben Östlund, es una sátira completamente hilarante contada en tres actos, cada uno más ridículo que el anterior.
FICM 2022 | El Triángulo de la Tristeza (2022)
Puntuación: ★★★★½
Dirección: Ruben Östlund
Reparto: Woody Harrelson, Harris Dickinson, Charlbi Dean, Dolly De Leon, Zlatko Buric, Iris Berben y Vicki Berlin

El triángulo de la tristeza es una sátira completamente hilarante contada en tres actos, cada uno más ridículo que el anterior. Donde Ruben Östlund reúne a un elenco fantástico para contar una historia con comentarios mordaces sobre la clase que estalla en un caos absoluto. Aunque la película peca en su duración y alcanza su punto máximo en su segundo acto, podría convertirse en la gran película de comentarios sociales de este año, incluso algunos pueden malinterpretar dichos mensajes que su director los subraya con bastante descaro en su obra. 

Ruben Östlund es un director que hace que el espectador se sienta increíblemente incómodo mientras se enfrenta a roles sociales y espacios privilegiados, con éxitos como la comedia negra sobre estaciones de esquí “Force Majeure” o la sátira del mundo del arte “The Square”. Para El Triángulo de la tristeza, Östlund analiza el mundo de la moda masculina (el título se refiere al espacio entre las cejas y el puente de la nariz, y la frecuencia con la que se “arregla” con Botox) y a los súper ricos. Es en parte una película de desastres, en parte un thriller de supervivencia y toda una sátira que hace reír a carcajadas.

El primer acto se centra en el mundo de la moda masculina, quizás la única industria en la que los hombres lo pasan peor que las mujeres. Seguimos a Carl (Harris Dickinson) y su novia/socia de negocios influyente Yaya (Charlbi Dean) durante una gran discusión durante la cena y si ella debiera ofrecerse a pagar la cuenta. Según Carl, no se trata de que ella gane más dinero que él, sino de que él es tan feminista que quiere evitar el papel tradicional del proveedor masculino. Aparentemente, todo el intercambio y la pelea posterior se inspiraron en una discusión real que ocurrió en Cannes entre Östlund y su ahora esposa, y puedes verlo en la pantalla, con el diálogo y el encuadre sintiéndose hiperrealistas incluso cuando se vuelven demasiado, absurdo.

De hecho, todo ese acto se extiende hasta el punto en que se vuelve incómodo de seguir mirando y quieres pasar a la siguiente escena, pero su director sostiene la cámara durante el mayor tiempo, haciendo que la audiencia se sienta tan incómoda como los personajes. 

En el segundo acto, la dinámica cambia, con las dos modelos/influencers invitados a un yate para ricos, un lugar tan obscenamente rico que la tripulación totalmente blanca tiene una reunión diaria gritando “¡Dinero! ¡Dinero!” mientras que los que trabajan debajo de la cubierta (todas las personas de color) no se ven ni se escuchan. Durante este acto, Östlund mantiene la cámara mayormente estática y en tomas medianas amplias, creando una tensión lenta y mezclando influencias de todo, desde “Titanic” hasta “Parasite” y “Us” de Jordan Peele para obtener resultados caóticos y deliciosamente asquerosos. Ojo para este acto, invitamos a no estar comiendo. 

En este acto conocemos a Zlatko Burić como un hilarante oligarca ruso que hizo su fortuna en fertilizantes, le gusta llamarse a sí mismo el “rey de la mierda” y camina abiertamente con su esposa y su amante al lado del otro, también a un programador sueco que busca chicas para sentirse bien (Henrik Dorsin), y en el yate viajandos amables parejas creadoras de armas. Si la primera parte es una continuación de los temas de la masculinidad posfeminista de “Force Majure”, entonces esta es la continuación lógica de cómo “The Square” exploró el inaccesible y obsceno mundo de las clases y los privilegios.

En este actor hay que destacar la actuación sobresaliente de Woody Harrelson, quien interpreta al capitán marxista de este estúpidamente lujoso yate. Harrelson pasa la mayor parte de la película borracho fuera de cámara (hasta el punto en que en realidad pensé que nunca iba a aparecer) hasta que aparece peleando con el oligarca ruso sobre los méritos del socialismo, y provocando un pánico a bordo que se mezcla con mucho vomito y más.

En su tercer acto, la cinta se aleja de lo que venía trabajando, pero sigue siendo mordaz y divertida en todo momento, ya que Östlund sigue invirtiendo y reinvirtiendo los roles sociales para mantener a la audiencia alerta, mientras ofrece una deliciosa catarsis social. Aquí el rol principal lo toma Dolly De Leon,que no podemos contar mucho ya que es un giro lo bastante genial y  cuyos momentos te sacan más de una risa. 

El triángulo de la tristeza marca un fantástico debut en inglés para Östlund, una película que ofrece comentarios sociales mordaces, algunos momentos de caos asquerosos que provocan carcajadas, y una gran actuación de Woody Harrelson y Dolly De Leon. 

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