Pedro Almodóvar regresa al cine con un cortometraje western queer donde Ethan Hawke y Pedro Pascal se transforman en los nuevos chicos Almodóvar.
Extraña forma de vida (2023)
Puntuación: ★★★★
Dirección: Pedro Almodóvar
Reparto: Ethan Hawke, Pedro Pascal, Jason Fernández, Pedro Casablanc, José Condessa, Manu Ríos y George Steane
Disponible: En cines
El maestro Almodóvar regresa con un nuevo cortometraje divertido y por supuesto entretenido: este corto de 30 minutos, está protagonizado por Pedro Pascal y Ethan Hawke, y es un western queer que juega con una sensualidad sutil y provocadora. Pero, si hay un detalle que llama mucho más la atención aquí es todo su apartado visual. El vestuario, el diseño de producción y otros sólidos valores artesanales analógicos han estado durante mucho tiempo entre los grandes placeres del canon de Almodóvar, rara vez se han comido el paisaje la historia tan descaradamente como lo hace es este proyecto, no por nada un detalle que no se puede pasar por alto, es que este trabajo del español está producido la casa de moda Saint Laurent, Saint Laurent Productions.
Podríamos escribir y hablar por mucho tiempo el cuidado vestuario que vemos en pantalla, ya sea la chaqueta verde que usa el personaje de Pedro Pascal, mientras llega a la ciudad de Bitter Creek o la ropa interior de lino con botones que el personaje de Ethan Hawke mantiene tan bellamente doblada en su alojamiento, la ropa en Extraña forma de vida es un personaje por derecho propio, ya que habla mucho de sus dos protagonistas pero de una forma visual, ya que la trama no busca construir un sentimiento tan profundo como lo realizó Brokeback Mountain, que trabaja una temática algo similar, en esa obra las camisetas cargaban un sentimiento de dolor o de alegría pasajera.
Pascal es Silva, un apuesto vaquero mexicano que llega a caballo a un remoto pueblo del oeste con el resonante nombre de Bitter Creek. Después de atar su caballo y acariciarlo afectuosamente de una manera que podría haber sido ajena a John Wayne, Silva viene a ver al sheriff, Jake, interpretado por Hawke, 25 años después, el afable Silva entra a la oficina de su amigo. Pero resulta que Silva tiene un propósito escondido en su visita; uno que involucra a su hijo Joe (George Steane), con reciente asesinato de la cuñada de Jake.
Almodóvar carga con mucha pasión y ternura este western queer donde se atreve a normalizar una relación gay entre dos pistoleros. Los salseos transgresores de Almodóvar que todos amamos y admiramos se hacen sentir, especialmente en un final lírico en el que el amor se asienta a través de la herida física del ser amado. Sin embargo, hay mucho más aquí de lo que podemos ver en pantalla a simple vista, el cineasta realmente construye todo un universo que no gustaría seguir explorando, como el momento donde Silva comenta que cada vez que bebe vino recuerda un momento de la vida de ambos en una bodega de vinos en México, que luego el director nos lo muestra en un flashback que realmente es un permiso que él se toma, ya que la historia seguiría funcionando sin tenerlo presente, debido a que no aporta mucho a la historia, esto porque el espectador comprende muy bien lo que ocurrió y sienten los personajes en el presente de la trama.
En este nuevo trabajo del español, Almodóvar busca indagar una vez más en las relaciones humanas desde la mirada de un género muy masculino como el western, donde la clásica escena de un tiroteo se convierte en algo más, quién dispara, a quién le dispara puede decir otra cosa sobre las relaciones sexuales y cuidar una herida de bala también pude significar un sentimiento más profundo.
Comparado con la riqueza y delicadeza del corto anterior del director español, la adaptación de Jean Cocteau La voz humana con Tilda Swinton, el manchego logra sacarle mucho el provecho al formato del cortometraje para crear una apuesta más teatral y darle más voz al personaje, que en este nuevo trabajo, el resultado final pese ser brillante y muy bien construido, al terminar te deja una sensación de muy poco, como que todo que lo trabaja da para más, los personajes les falta más matices y la historia de amor es solo una pincelada. Sobra decir que Hawke y Pascal (este último en lo alto del éxito de la serie de televisión The Last of Us), logran sostener muy bien la trama y son auténticos chicos Almodóvar.