Fancy Dance: Una danza ceremonial | Review

Lily Gladstone vuelve a brillar en una poderosa historia que explora la emotividad de los lazos familiares en la cultura nativa americana a través de la relación entre una tía y una sobrina, y la forma social de estos pueblos olvidados.
Fancy Dance (2024)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Erica Tremblay
Reparto: Lily Gladstone, Isabel Deroy-Olson, Shea Whigham y Ryan Begay 
Disponible en Apple TV

Pueden que muchos no conocieran el nombre de Lily Gladstone hasta el año pasado con el filme Killers of the Flower Moon, pero para los más cinéfilos su nombre ya venía sonando desde su brillante papel revelación como una ranchera queer en la conmovedora Certain Women de Kelly Reichardt; la actriz desde de ese momento demostró ser una de las intérpretes más interesantes y conmovedoras de la última década. 

Fancy Dance es el filme debut de Erica Tremblay (cuyo corto Little Chief también protagonizó Gladstone) y explora el mal manejo sistemático que existe por parte de la policía y el FBI sobre las mujeres nativas americanas desaparecidas y asesinadas. Aquí Gladstone interpreta a Jax, una mujer lesbiana que decidida encontrar a su hermana desaparecida Tawi mientras cuida a su sobrina de 13 años Roki, ambas viven en una sociedad casi olvidada donde el gobierno de los Estados Unidos no parece preocuparse por el bienestar de ninguna de ellas.

Jax es una estafadora que se gana la vida principalmente con lo que puede conseguir de la tierra y de la gente despreocupada que la rodea, y esta le enseña a Roki algunos trucos del oficio a lo largo del camino. Gladstone y Deroy-Olson tienen una química muy natural, casi de hermanas. Los ojos curiosos y conmovedores de Deroy-Olson infunden al personaje una inocencia inherente, incluso cuando intenta proyectar la misma rudeza que su tía.  

Aunque la madre de Roki, Tawi, ha estado desaparecida durante algunas semanas, Jax le ha ocultado a su sobrina la gravedad de su desaparición y le ha prometido que regresará a tiempo para el próximo Powwow en Tulsa. Pero la realidad es otra, Jax lo sabe y nosotros como espectadores también; y es por eso que pese a todos los carteles caseros pegados en la ciudad, y de los ocasionales grupos de búsqueda dirigidos por sus vecinos, Jax no consigue que declaren a su hermana como persona desaparecida. Está atrapada en un círculo vicioso burocrático. La policía local, incluido su medio hermano JJ, debe ceder ante el FBI, que aún no ha formado un grupo de trabajo ni se ha tomado en serio la búsqueda de Tawi. 

Sin embargo, ese no será el único problema que enfrenta Jax, ya que el gobierno si saca tiempo para hacer que le quiten el cuidado de su sobrina Roki debido a sus antecedentes penales por tráfico de drogas. Obligada a quedarse con su abuelo blanco Frank (un siempre sólido Shea Whigham) y su nueva esposa Nancy (Audrey Wasilewski) fuera de la reserva, Roki ahora está atrapada en una pesadilla burocrática similar, donde un sistema no considera lo que es mejor para ella culturalmente.

Sin dudas un aspecto curioso que impregna la obra, es la presencia de la cultura Cayuga, uno que aspecto que se siente en todo momento como si fuera un personaje más, ya que esa cultura es el rasgo principal de las dos protagonistas; al mismo tiempo que se siente como algo más, el guion siempre busca de lanzar un dardo de crítica contra el colonialismo en curso que busca erradicarla. Si bien el tercer acto toma algunas decisiones poco convencionales y el final se desarrolla de manera simple, no se puede negar su impacto.

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