La llegada de la nueva película del genio demente George Miller, de nombre Érase Una Vez Un Genio, es un momento oportuno para revisitar su carrera y la aclamada saga de Mad Max.
George Miller es un cineasta especial, a lo largo de su filmografía, la cual se extiende por más de 40 años, se ha encargado de experimentar en géneros y estilos diferentes, imprimiendo en cada uno de ellos su sello artístico, representado por protagonistas dotados de algún grado de locura, mientras se construyen relatos llenos de acción y una simbiosis atractiva de corrientes cinematográficas.
Nacido en Brisbane, Australia, a sus 77 años no parece dar muestras de cansancio o fatiga al momento de crear historias, evidencia suficiente tenemos con la laureada Mad Max: Fury Road del 2015 o el estreno en cines de su última producción, de nombre Érase Una Vez Un Genio, la cual tuvo un recorrido por el Festival Internacional de Cannes y será recibida en salas esta misma semana.
Dicha obra tiene en los papeles principales a la maravillosa Tilda Swinton y a Idris Elba, quienes formarán un dúo dentro de una disparatada propuesta: la Dra. en literatura Alithea Binnie tiene una apacible vida aunque mira a su alrededor con cierto escepticismo. Por arte de magia, despierta a un genio que ofrece concederle tres deseos a cambio de su libertad, dando inicio a la película.
El aporte de Miller va desde el cine de acción, el thriller, el drama infantil e inclusive la animación con Happy Feet del 2006, por la cual ganó el Oscar en la categoría de Mejor Película Animada, demostrando versatilidad al momento de contar historias. En resumen, su filmografía es eclética, dentro de la industria ha evadido convencionalismos y su forma de expresar el deseo creativo es mediante relatos bizarros pero irresistibles.
Claro está que, mencionar en una conversación con amantes del cine el nombre de George Miller y no tomar en cuenta la saga de Mad Max sería un insulto, estas obras son un hito en la historia del séptimo arte en general, trascendiendo géneros y épocas.
Casi 40 años han pasado desde el estreno de la primera entrega en los Estados Unidos, protagonizada por Mel Gibson, por lo que, al tomar en cuenta que Furiosa, la precuela de Mad Max: Fury Road se encuentra en producción, con la maravillosa Anya Taylor Joy, sumado al lanzamiento de su nueva película, realizaremos una lista de mejor a peor, compuesta por los filmes que dan forma a la leyenda de Max Rockatansky y sus aventuras llenas de violencia y carreteras desérticas.
Mad Max: Fury Road (2015)
Aunque suena obvio, la mega producción del 2015 no es solo la mejor película de la saga, sino también un logro como pieza artística, gracias a la complejidad de su realización y al impacto ocasionado dentro del género, que le llevó a alzarse con 6 Premios de la Academia. El elevado presupuesto hizo posible juntar una proeza técnica, repleta de momentos hilarantes y la locura desenfrenada con un caos controlado, mientras Charlize Theron como la Emperatriz Furiosa y Tom Hardy como Max se roban cada escena gracias a la intensidad de sus respectivas interpretaciones.
Mad Max 2 (1981)
La ciencia ficción postapocalíptica nunca había sido explotada con tanto éxito hasta que la segunda entrega de la franquicia australiana se estrenó en cines en 1981, gozando de reconocimiento y popularidad al tomar riesgos argumentales y demostrar un estilo punk transgresor. Desde los áridos escenarios de rodaje, el Max Rockatansky más humano sumado a las temáticas relacionadas con la soledad, un mundo en decadencia y la violencia del ser humano en desesperación, le dieron forma a una cinta cargada de energía y agresividad, magnificada por los efectos prácticos; cada acrobacia, colisión o enfrentamiento es 100% real.
Mad Max: El Guerrero de la Carretera (1979)
Como la obra que da inicio a todo, este filme merece ser apreciado debido a su valor histórico y cultural, en donde su presupuesto modesto no se ve reflejado en la calidad del material: persecuciones a toda velocidad en el desierto mientras un joven Max (interpretado por Mel Gibson), huye de su pasado mientras libra batallas y aventuras contra sus perseguidores. La narrativa fluye a través de las imágenes sin requerir extensos diálogos y la acción es entretenida; el calificativo de clásico se lo tiene bien ganado gracias al componente nostálgico y el amor por los automóviles, convertidos en máquinas de guerra.
Mad Max: más allá de la cúpula del trueno (1985)
La más débil de la saga es sin duda la tercera entrega, ya que se aleja de los elementos que convirtieron a Mad Max en un ícono: su tono es más ligero, la violencia deja de ser explícita y los combates en las carreteras pasan a un plano secundario, el foco va orientado hacia la pelea de Max, otra vez interpretado por Mel Gibson, contra su némesis, el Destructor. Vale la pena aclarar que el filme tiene puntos a favor, varias peleas son bien logradas y la inclusión de niños perdidos como símil a la historia de Peter Pan deja un halo esperanzador dentro de este mundo deprimente.