“La Chica Salvaje” nos vuelve a confirmar que no todos los libros logran funcionar cuando son adaptados a la pantalla grande. El filme producido por Reese Witherspoon fracasa en lograr la magia de su origen.
La Chica Salvaje (2022)
Puntuación: ★★
Dirección: Olivia Newman
Reparto: Daisy Edgar-Jones, Garret Dillahunt, David Strathairn, Harris Dickinson, Eric Ladin y Taylor John Smith
Disponible: Estreno en cines
Adaptar un libro no es recrear tal cual el punto y coma, sino buscar la mejor manera de contar esa historia con el lenguaje cinematográfico, y es por eso que no todos los libros funcionan en ese lenguaje o tal vez lo es mejor decir que cuando no tienes un equipo correcto no logran saber cómo llevar dicha historia a las imágenes visuales; y es en ese punto que nos encontramos al ver la adaptación del libro más vendido de 2019 escrito por Delia Owens, cuya producción corre a cargo de Reese Witherspoon.
Está versión cinematográfica dirigida por Olivia Newman a partir de un guion de Lucy Alibar (Beasts of the Southern Wild), hay que reconocer que logra conservar fielmente la fantasía que tiene el libro sobre la vida de una chica que es abandonada por su familia en la década de 1950, lo cual le toca aprender a valerse por sí misma en un pantano de Carolina del Norte. La joven pasa de analfabeta a aclamada autora científica sin abandonar nunca su tierra, incluso encuentra el amor al mismo tiempo que es sospechosa de la muerte de su antiguo amante.
Realmente si lees el libro puedes cuestionar varios detalles de la historia y son esos mismos puntos que la película los asume fácilmente sin cuestionar la lógica, hay que ser claros en el material escrito funciona pero en la pantalla grande se siente tontos o huecos, aunque están muy bellamente realizados.
Tanto la película, como el libro, se desarrolla en dos líneas de tiempo, siendo la última un misterio pantanoso en 1969: quién o si alguien, mató a Chase Anderson, el niño rico de Barkley Cove, Carolina del Norte, encontrado muerto en la base de una antigua torre de fuego. Los chismes del pueblo apuntan a “la chica del pantano”, Kya Clark (Daisy Edgar-Jones), de 24 años. Dicho crimen es objeto de confusión y al mismo tiempo de desprecio hacia las personas que viven cerca de la marisma. Alejándonos del material original, la cinta trata este tema de manera superficial e insípida, nunca busca ir más allá sobre el tema.
Kya es arrestada y pasa a esperar el juicio, cuando un amable abogado (David Strathairn), comprensivo le ayuda a vivir el caos en el que se encuentra, y al mismo tiempo “relata” la historia de la chica salvaje sobre cómo creció en la naturaleza y aprendió a vivir sola. Todo está mal ejecutado y sin desarrollo.
Como una niña de seis o siete años, Kya (Jojo Regina) es abandonada por su madre y sus hermanos mayores en rápida sucesión; sólo nos dan unos minutos en un flashback idílico para conocerlos. por lo que es difícil preocuparse por quiénes son o simpatizar con ellos, incluso conocer la razón por la que dejaron a una niña pequeña solo con un padre alcohólico y físicamente abusivo.
La representación de la película del concepto de pobreza es más estética que aguda, para que no sea realmente incómodo de ver o se vuelva menos comprensivo; en sí, vemos Kya cubierta de suciedad cuando era niña, pero nunca se le nota como maloliente, descalza de una manera indómita. Nunca la vemos verdaderamente hambrienta.
Ya en su adolescencia Kya se vuelve más ágil y aislada, ya aquí es interpretada por Daisy Edgar-Jones (lo mejor del filme). Conocemos un poco más de su relación casi familiar con Jumpin (Sterling Macer, Jr), propietario de una tienda, y su esposa Mabel (Michael Hyatt), dos personas amables que hacen poco más que preocuparse y ser amables con la chica. Pero lo principal de esta etapa es la ayuda del apuesto amigo de la infancia llamado Tate (Taylor John Smith), con quien ella aprende a leer, a traducir su amor por el pantano al lenguaje científico. Lástima que no haya mucha química entre Jones y Smith.
El mundo a Kya se le complica cuando Tate le dice que se tiene que ir a estudiar a la universidad y ella lo espera un día pero él no llega, es ahí cuando se vuelve a encontrar con Chase, y entre charlas tontas y banales ella termina en un motel con el joven para vivir una decepcionante relación sexual.
El último cuarto de la película de dos horas describe el juicio rápido y ridículamente simple, no hay misterio ni construcción como tal, solo busca subrayar la inocencia de la protagonista, incluso el giro final se siente torpe y mal ejecutado.
Como dijimos, lo mejor del filme es Edgar-Jones, quien vuelve a demostrar que puede interpretar hábilmente a una joven tímida y de pocas palabras. Su Kya es particularmente interesante, pero el material no le ayuda lo suficiente, y la caracterización tampoco, realmente nunca la vemos como una chica frágil, que crece en soledad, pobreza y abandono, bien puede pasar como una joven hermosa, tranquila y educada.