La escuela católica | Review

La película de Stefano Mordini busca narrar los orígenes de un episodio histórico de violencia contra las mujeres ocurrido en Italia que no logra abordar el tema con suficiente madurez y responsabilidad.

La escuela católica (2021)
Puntuación: ★★
Dirección: Stefano Mordini
Reparto: 
Benedetta Porcaroli, Giulio Pranno, Federica Torchetti, Luca Vergoni, Fabrizio Gifuni, Guido Quaglione y  Riccardo Scamarcio
Disponible: Netflix

Sinceramente no conocía el caso que cuenta el filme, pero al ver los hechos que intenta narrar por mucho son impactantes y apelan a lo que vivimos como sociedad actual, dejando en claro lo poco que hemos crecido como personas estos últimos treinta años, pero fuera de ese análisis que invita a cuestionar el filme de Mordini, la película es lo bastante torpe a la hora de contar los detalles del evento y los personajes involucrados no están lo suficientemente bien construidos para entender lo que llevó al suceso.

La cinta está basada en la novela de Edoardo Albinati que fue presentada fuera de competición del Festival Internacional de Cine de Venecia del año 2021. El filme intenta profundizar en el infierno que es la violencia contra la mujer, inspirada en un verdadero crimen italiano conocido como la Masacre de Circeo, que sirvió como un punto de inflexión entre dos épocas en un tema que ahora es de gran actualidad. En la noche del 29 de septiembre de 1975, tres jóvenes, Angelo Izzo, Gianni Guido y Andrea Ghira, atrajeron a dos chicas que confiaban en ellos y que venían de las afueras de la ciudad a una casa junto al mar, para torturarlas y violarlas durante toda la noche. Luego, creyéndoles muertas, las abandonaron en el maletero de un coche en Roma. Solo una de las adolescentes sobrevivió. A raíz de esta tragedia se modificó la ley en Italia sobre la violencia física, que ya no se considera un delito contra la decencia pública sino un delito contra la propia persona.

El filme hace una construcción del mal desde sus raíces a través de la voz en off del protagonista-observador Edoardo (Emanuele Maria Di Stefano), siguiendo a una generación que ha disfrutado de la libertad total, centrándose en aquellos que recibieron una educación católica en una escuela cuyos pilares son “persuadir, amenazar, castigar”, y donde se enseñan valores cristianos a jóvenes para quienes la violencia está a la orden del día. Superar o ser superado, mentir para ser aceptado, nunca ser realmente uno mismo, tener una visión enfermiza y distorsionada de la sexualidad. Fuera de la escuela, estas familias católicas muestran una gran hipocresía (traicionarse unos a otros, ocultar sus orientaciones sexuales) como desinterés.

El escritor del libro Albinati, se encontraba en el colegio donde cursaba con los tres chicos que perpetraron el crimen. Tanto el escritor como el director no consideró necesario escribir sobre el crimen en sí, sino que optó por explorar la vida cotidiana de los jóvenes de esa época y cómo ese contexto lleva a los tres criminales a cometer el delito. Detalle que puede funcionar en el material escrito, pero en el lenguaje cinematográfico eso se queda corto ya que muchos de los personajes que muestra no llegan a hacer interesantes o simplemente la cinta los deja olvidados, y por ende los personajes que sí importan quedan medio desarrollados. Aunque se agradece un poco que construya las ideas de las conductas que compartían los compañeros de clase y maestros de la escuela católica que es donde cursan los chicos de ese lugar.

Un punto curioso que tal vez no fue la mejor opción a la hora que contar la historia, es la forma en que está montada la película, que está constantemente saltando en el tiempo con títulos “Seis meses antes” o “130 horas antes”, destinados a forjar un vínculo entre el pasado y el presente en un ir y venir implacable que hace que en ocasiones el espectador se pierda.

El reparto está compuesto en gran mayoría por actores jóvenes donde hay que destacar el trabajo de Luca Vergoni que logra capturar el encanto y el horror de un joven perturbado, lástima que el guion no logra explorar correctamente la psicología de su personaje. Otro rostro que hay que seguirle la pista es a Guido Quaglione que muestra tener bastante carisma y presencia en pantalla.

El gran error de la cinta es la dirección de Mordini, que falla al carecer de madurez para abordar un tema tan complejo y crucial. Aquí lo que hace es solo examinar un montón de personajes involucrados en un caso que es ejecutado de manera superficial y solo vinculado por un centro educativo que se siente solo como un personaje más. En resumen, la película es solo un cuadro montado en un escenario que carece de estudio y desarrollo.

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