La cineasta Maite Alberdi crea un documental conmovedor sobre la relación del periodista chileno Augusto Góngora y la actriz y política Paulina Urrutia mientras luchan contra la enfermedad de Alzheimer.
La Memoria Infinita (2023)
Puntuación: ★★★★
Dirección: Maite Alberdi
Documental
**Vista en screening** Estreno en Netflix 05 de diciembre
El amor, la esperanza y la lucha se combinan de forma convincente en La memoria infinita, el nuevo conmovedor filme de la directora chilena Maite Alberdi; la cineasta crea un retrato íntimo, discreto y a menudo desgarrador de una pareja que luchan contra un enemigo invisible: la enfermedad del Alzheimer, un tierno documental que se siente como una continuación de El agente topo, cinta ganadora de múltiples premios y nominada al Oscar, además también se puede sentir como una extensión del corto que hizo en 2016 sobre el Alzheimer, Memoria, que se habla sobre esta tragedia familiar que se amplía como metáfora de la dictadura de Pinochet en Chile. En este nuevo trabajo, la directora busca llevar al espectador al centro del escenario, es decir directamente al día a día de una familia que lidia con este problema, haciendo que la exploración sea mucho más fuerte, pero al mismo tiempo conmovedora, haciendo una reflexión sobre el olvido y el amor.
Paulina Urrutia y Augusto Góngora están juntos desde hace 25 años y casados desde 2016. Paulina es actriz y exministra de Cultura de Chile. Augusto es un ex escritor y periodista de radio y televisión 17 años mayor que ella, este se dio a conocer cuando participó en llevar los crímenes de Pinochet a una audiencia masiva en los años 1970 y 1980. Góngora fue diagnosticado de Alzheimer en 2014, y la película es fruto del acceso a cuatro años; al mismo tiempo la pareja estuvo apareciendo en los medios de Chile en los últimos años como una forma de concienciar sobre el Alzheimer. Tristemente Augusto Góngora falleció el 9 de mayo de 2023.
Es por eso que el filme toma todavía mucho más impulso y significado en estos días (no por nada ha sido todo un éxito en su país de origen), en una secuencia inicial del filme escuchamos la frase “Estoy aquí para recordarte quién era Augusto Góngora”, murmura Paulina a su marido en la oscuridad de su dormitorio, y es así como la figura y el legado del periodista trasciende fronteras porque la película busca ser eso que dice Urrutia al moverse entre imágenes filmadas por la propia Paulina, imágenes filmadas por Alberdi e imágenes de archivo (tanto videos caseros como noticieros), pero pese a todo eso, la cinta es un retrato profundamente personal, y en ocasiones dolorosamente voyerista de la lucha de la pareja ante la terrible enfermedad que se apodera de la mente y el cuerpo de Augusto, sin caer en el panfleto gratuito.
Al principio son una pareja feliz, profunda y envidiablemente enamorada, que aprende a vivir con un problema; al final, Paulina se siente abrumada por la idea de que Augusto, visiblemente envejecido y cada vez más amargado, está olvidando quién es ella, y que el aislamiento forzoso de Covid-19 no ayuda en nada. Las risas que acompañan a las primeras escenas van desapareciendo poco a poco, y son reemplazadas por sonrisas melancólicas y lágrimas de impotencia mientras Augusto ya no puede reconocer su propio rostro, y mucho menos el de ella.
La Memoria Infinita también trata la de fuerza y de la cruel ironía de la vida profesional, valiente y ejemplar periodista Augusto, quien estuvo dedicado a la preservación de la memoria de los crímenes que Pinochet intentó borrar en los años 80; este dirigió un servicio de noticias clandestino y luego contribuyó a escribir un libro llamado Chile, La Memoria Prohibida, del que presumiblemente deriva el título de esta película.
Algo que vale la pena mencionar, es que pese a que la cinta trata un tema complejo y triste, la cineasta se toma el tiempo para darnos momentos de humor y de alegría, por ejemplo: Paulina y Augusto, recuerdan un vistazo de Augusto ofreciendo una actuación francamente terrible en una miniserie de Raúl Ruiz; luego vemos una toma de un vídeo de vacaciones donde se muestra a Augusto acercándose lentamente al rostro feliz de Paulina, un presagio agridulce de lo que su cámara le está haciendo ahora, 25 años después.
La cinta se sostiene por un gran trabajo de montaje, más se arrastra por momentos con una música que subraya mucho los momentos, y en ocasiones suena con demasiada frecuencia e intensidad, haciendo que en ocasiones se pierda el momento que estamos viendo en pantalla.
La Memoria Infinita es un retrato humano, valiente y conmovedor sobre la lucha por la memoria, en este caso en una situación complicada y tan cotidiana como es el cuidado de alguien con Alzheimer. Pero lejos de ser un sermón o un panfleto la cinta toca el tema con calidad humana, y dejando una reflexión en el espectador o mejor dicho una inspiración sobre como ayudar o en otras palabras luchar para darle una mejor calidad de vida a estas personas.