Lo nuevo de Paul Thomas Anderson es un romance sobre un chico adolescentey una chica un poco mayor, protagonizada por los extraordinarios Alana Haim y Cooper Hoffman y repleto de cameos de estrellas.
Licorice Pizza (2021)
Puntuación: ★★★★½
Dirección: Paul Thomas Anderson
Reparto: Alana Haim, Cooper Hoffman, Sean Penn, Tom Waits, Bradley Cooper, Ben Safdie y Maya Rudolph
Disponible: Estreno en cines
La genialidad de Paul Thomas Anderson sigue brillando película tras película, y su amor por los años 70 se vuelve a reflejar en este nuevo trabajo llamado Licorice Pizza, cuyo peculiar nombre está inspirado de forma caprichosa por el director en el nombre de una cadena de tiendas de discos SoCal ahora desaparecida, pero que el filme juega con ese nombre mientras cruza las líneas entre la realidad (eventos que sí ocurrieron en esas fechas) y la alucinación nostálgica.
Como mencionamos la historia está ambientada en 1973, y en si es un interesante y complicado “coming-of-age” sobre un chico que tiene 15 años que sonríe y habla rápido mientras conoce a una chica aburrida de 25 años que trabaja como asistente de un fotógrafo que hace anuarios escolares, pero luego vemos que ella es divertida, alocada y al mismo tiempo carga un espíritu rebelde, que cuando este chico comienza a coquetear con ella, le empieza a cambiar su vida y sus ambiciones.
Lo más asombroso del filme es como Anderson toma a los debutantes: Cooper Hoffman (hijo del difunto Philip Seymour Hoffman) y Alana Haim (de la banda de pop Haim, para la que Anderson ha dirigido varios vídeos) y logra sacarles una tremenda química que se nota en cada toma, el carisma de ambos intérpretes es el pilar fundamental de la obra.
Hoffman, logra transmitir esa inquietante seguridad que carga Gary Valentine, un niño corpulento de piel pálida cuya carrera como actor infantil en televisión y películas está llegando a su fin y, por lo tanto, está buscando diversas actividades secundarias para seguir siendo productivo, por lo cual monta una ridícula empresa que vende camas de agua.
Si uno de los protagonistas brilla más es sin dudas Alana Haim, hay que decir que está soberbia como la exasperada Alana Kane, una joven con la belleza y el carisma de Barbra Streisand; apropiado mencionar ese adjetivó comparativo que dentro del filme se menciona cuando los chicos conocer a Jon Peters interpretado por un roba escenas Bradley Cooper. Peters, fue notoriamente un exnovio de Streisand, en el filme este es uno de los clientes insatisfechos de las camas de agua de Gary.
El amor entre Gary y Alana no es fluido y los momentos de la vida de ambos los va uniendo de una forma u otra. En un momento Alana le rompe el corazón a Gary al salir con otro chico actor apenas mayor que él; Gary enfurece a Alana al coquetear con una chica de su edad. Alana toma represalias coqueteando con la estrella de cine envejecida Jack Holden (Sean Penn), presumiblemente basado en William Holden y luego en el tenso candidato político Joel Wachs (Benny Safdie) aunque este tiene un pequeño secreto. Pero todos sabemos hacia dónde se dirige esto, y no es que sea predecible, cosa que lo es, pero la forma en que juega las cartas Anderson es lo que la hace fascinante.
La película es hipnóticamente hermosa, divertida y romántica, se mueve libremente de una escena a otra, de un personaje a otro, de un escenario a otro, con absoluta maestría, sin que nunca pierda el ritmo, y cada personaje secundario que aparece aporta algo a la historia de los chicos.
La ambientación de la época es un personaje más, no está de adorno ya que ayuda crear esa fantasía que se tenía cuando un chico más joven podía salir con mujer mayor, así que ese escenario permite que los personajes jueguen con detalles que ahora no son bien vistos (realmente tampoco se podía, pero en ese momento no era dan mal visto como ahora); las canciones van subrayando los sentimientos y emociones de los dos protagonistas, para eso Anderson recurre a las frases como de Let Me Roll It de Paul McCartney o Life on Mars de David Bowie.
Anderson crea un filme generacional como lo fue Boogie Nights, pero sin escenas de sexo, incluso es uno sus filmes más inocentes si se compara con el resto de su filmografía, no llega a la maestría de Phantom Thread, Magnolia o The Master, pero brilla con luz propia y se te queda grabada en la memoria.