Ne Zha 2 | Review

Ne Zha 2 es una secuela que combina mitología china, humor irreverente y un despliegue visual deslumbrante que supera ampliamente a la primera entrega. La película demuestra cómo el cine del país puede dialogar con Hollywood y el anime japonés desde una identidad propia y cada vez más confiada.
Ne Zha 2 (2025)
Puntuación:★★★★½
Dirección: Yu Yang
Reparto animado
Disponible en Cines

La animación china ha encontrado en Ne Zha 2 un punto de inflexión histórico y estético. Dirigida por Yu Yang (Jiaozi), esta secuela no solo supera a su predecesora en términos narrativos y visuales, sino que también ha alcanzado un impacto cultural y económico que la posiciona como la película de animación más taquillera de todos los tiempos. Con más de 2.100 millones de dólares recaudados, la obra se erige como un fenómeno global que desafía el dominio histórico de Hollywood en el terreno de la animación. Este logro no es únicamente industrial: representa la consolidación de una identidad cinematográfica que conjuga la riqueza de la mitología china con los códigos narrativos del cine de animación contemporáneo.

Desde su arranque, Ne Zha 2 es un espectáculo visual que rehúye los tiempos muertos: la puesta en escena combina la épica wuxia con un humor irreverente, a ratos grotesco, que recuerda tanto al anime japonés como a la irreverencia de estudios como DreamWorks. Ne Zha, un demonio preadolescente rebelde nacido de la Perla del Caos, y Ao Bing, su contraparte más mesurada, funcionan como encarnaciones de la dualidad que atraviesa toda la película: caos y orden, rebelión y disciplina, destino y libre albedrío. El guion de Jiaozi logra articular esta tensión con eficacia simbólica, incluso cuando la estructura narrativa se resiente por la repetición de secuencias de acción o la sobrecarga de personajes secundarios.

Cinematográficamente, la película sobresale por su capacidad de expandir el lenguaje visual de la animación china. Escenarios como el Palacio Yuxu, con su monumentalidad sublime, o la batalla en un arroyo que evoca el tono apocalíptico del anime, revelan una puesta en escena que oscila entre la magnificencia estética y la saturación sensorial. Si bien la edición frenética y el movimiento incesante pueden resultar excesivos —una herencia compartida con productos de Hollywood como Kung Fu Panda o Encanto—, este frenesí también evidencia una confianza creativa que ya no busca imitar modelos externos, sino dialogar con ellos en igualdad de condiciones.

En el plano temático, Ne Zha 2 apuesta por la universalidad de conceptos como el sacrificio paterno, el amor incondicional y la lucha contra el poder corrupto, pero enmarca estos motivos en una cosmogonía profundamente china. La tensión entre lo local y lo global se resuelve mediante un guion que, aunque abunda en referencias mitológicas que desafían al espectador occidental, mantiene una accesibilidad narrativa que explica su éxito internacional. El gesto de retratar a Ne Zha como un héroe vulgar, ruidoso y emocionalmente torpe, lo acerca a los modelos occidentales de antihéroe, pero sin perder la especificidad cultural que lo ancla en la tradición del folclore chino.

No obstante, el filme no está exento de contradicciones. El segundo acto se ve sobrecargado por la repetición de enfrentamientos, lo que ralentiza su desarrollo dramático, y el clímax abusa de la multiplicación de personajes anónimos que diluyen el impacto emocional de la resolución. Estas debilidades, comunes en secuelas que buscan “más y más”, contrastan con la contundencia de su imaginario visual y la solidez de su propuesta estética. Más en ningún momento esos detalles afectan el impacto y la emoción de la película. 

En suma, Ne Zha 2 no solo es un triunfo técnico y narrativo de la animación china, sino también un acontecimiento cinematográfico global que redefine las jerarquías culturales en el cine contemporáneo. Su mezcla de épica mítica, humor vulgar y espectacularidad visual la convierten en un producto híbrido: a la vez profundamente chino y universalmente atractivo. Más allá de los récords de taquilla, la película representa la posibilidad de que el cine de animación, por primera vez en décadas, mire hacia Oriente para encontrar nuevos referentes estéticos y narrativos.

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