El director Ira Sachs regresa al cine con una película explícita y emocionalmente contundente sobre un narcisista bisexual que desata un caos emocional que no sabe controlar.
Passages (2023)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Ira Sachs
Reparto: Franz Rogowski, Ben Whishaw, Adèle Exarchopoulos y Erwan Kepoa Falé
Disponible: MUBI
El nuevo largometraje del guionista y director estadounidense Ira Sachs, es una propuesta que se plantea desde todos los ángulos exploratorios del deseo y la confusión a tres bandas en un triángulo amoroso. Ambientada en París y con un trío protagonista formado por Franz Rogowski, Ben Whishaw y Adèle Exarchopoulos, Sachs vuelve a mostrarse confiado y provocativo en este filme, incluso juega con un peso dramático haciendo a la audacia cómplice de su propuesta en todos los aspectos.
Mezclando diálogos en inglés y francés, la película comienza en un club en París, donde el joven director alemán Tomás (Rogowski) está filmando su última película: Passages, revela una claqueta, mientras grita con impaciencia a los miembros del elenco. Más tarde, en la fiesta de despedida, una joven que trabaja en la producción, Agathe (Exarchopoulos), hace caso omiso de su actual novio, y se va a la barra donde conoce al marido de Tomás, Martín (Whishaw), con quien empieza una plática que es interrumpida con la llegada de Tomás, quien le dice a su marido que salgan a bailar, pero este no quiere así que este se va con la chica a la pista de baile y termina durmiendo con Agathe. A la mañana siguiente, llega a su apartamento y le cuenta a Martín lo que acaba de suceder, añadiendo: “Fue emocionante, fue algo diferente…” Incapaz de compartir su entusiasmo, Martín capta el estado volátil de la situación que se presenta.
Tomas sin medir las consecuencias de sus actos, sigue buscando a Agathe, que en un inicio todo indica que es algo por deseo carnal, pero la relación entre ellos se va haciendo en algo más serio, llegando al punto que este se muda al apartamento de ella. Sin embargo, la forma posesiva y exigente de Tomás, hace que no pueda dejar ir a Martín tan fácilmente, especialmente cuando este último inicia una nueva relación con un novelista llamado Amad. La naturaleza impulsiva de Tomás pondrá a prueba la paciencia de Martín y Agathe, sobre todo por su problema de entender la falta de límites que este mantiene como irrumpiendo sus lugares de trabajo.
Sachs ha demostrado previamente su habilidad para construir con sutilezas a menudo incómodas el concepto de las relaciones, de manera más convincente en su encantadora, pero fundamentada historia sobre el compromiso gay de dos hombres ancianos Love is Strange o en el drama Frankie, donde las relaciones familiares se ponían aprueba. Pero asombrosamente Passages, es una historia mucho más oscura, una mirada condenatoria al dolor que ciertas personas pueden infligir a otros mientras están demasiado ocupados en sus propios deseos. El Tomas de Rogowki, es un hombre obsesionado con su propio trabajo e imprudente con sus amantes. Revolotea entre Martín y Agathe, engatusando a ambos en busca de sexo, eligiendo hábilmente compañeros que son más pasivos en la aceptación de su comportamiento nocivo (la escena en la que la madre de Agathe lo confronta es de gran satisfacción).
Los tres protagonistas están maravillosamente en la cinta, aunque la Agathe de Exarchopoulos, a pesar de su intensa y multifacética actuación, no emerge con tanta fuerza como los dos hombres. Martín de Whishaw es una descripción experta en matices, que exuda fatiga filosófica y un resentimiento cautelosamente contenido. Y bueno, que podemos decir Rogowski, actualmente se sigue marcado grandes entregas como Undine o Great Freedom, aquí se roba la película y acapara la atención del espectador, al retratar de forma tan natural a un hombre narcisista e impetuoso, que camina con una peligrosa falta de autoconocimiento. Los ingeniosos diseños de vestuario de Khadija Zeggaï le aporta un encanto mucho más interesante al personaje de Tomás, haciendo que Rogowski pueda volar más alto.
Passages, es una película reveladora y algo explícita, con una escena de sexo gay desenfrenada que rara vez se ve el cine relativamente convencional, pero por lo demás es emocionalmente contenida, especialmente al tratar otros temas que los deja superficialmente como el aborto o las relaciones abiertas. Por otro lado, la forma y sus conclusiones son muy típicas del cine francés, en especial su final es un toque Nouvelle Vague, ese pase en la bicicleta es la forma más idónea para terminar el filme.