Recuerdos mortales | Review

Russell Crowe interpreta a un policía que sufre Alzheimer que reabre un viejo caso en este thriller aburrido y torpe, que recurre a todos los posibles clichés del género.
Recuerdos Mortales (2024)
Puntuación: ★½
Dirección: Adam Cooper
Reparto: Russell Crowe, Karen Gillan, Martin Csokas, Tommy Flannigan y Harry Greenwood
Disponible: Estreno en cines

Un ex policía lucha contra el Alzheimer, despojado de todos sus recuerdos, Roy Freeman (Russell Crowe) es la sombra del hombre que alguna vez fue, su vida actual es dictada por los recordatorios (de su nombre, su edad, direcciones para ir al baño) pegados al azar alrededor de su apartamento. Sin embargo, cuando un viejo caso de asesinato surge inesperadamente, Roy se encuentra adentrándose en una madriguera de conejo hacia el pasado, un pasado que lo obligará abrir el baúl de sus demonios. 

Recuerdos Mortales, es el debut del cineasta Adam Cooper, mejor conocido por escribir guiones de películas como Assassin’s Creed, The Transporter: Refueled y Tower Heist; aquí como director intenta aprovechar al máximo esta retorcida premisa; el resultado es un thriller torpe y sobrecargado de todos los clichés posibles que pueden ocurrir en este tipo de filmes, que para el colmo el giro final se ve venir desde que arranca la película. 

Conforme va avanzando la trama, nos damos cuenta de que Cooper está intentando de hacer algo parecido a Memento de Christopher Nolan, aunque debemos aclarar que Recuerdos Mortales es en realidad una adaptación de una novela policíaca de 2017 ‘El libro de los espejos’ del autor rumano Eugen Chirovici, que ha sido traducida a 37 idiomas; por lo cual podemos deducir que fue Chirovici el que se pudo haber inspirado en la película de Nolan.

La película desde el primer momento le explica a la audiencia, y al protagonista que tiene Alzheimer, y que se está sometiendo a un tratamiento experimental para reabrir las vías neurológicas de su cerebro, por lo tanto debe mantener su mente activa para que el procedimiento funcione. Razón por la cual, cuando se ve convocado a una reunión con un prisionero condenado a muerte, el interés de Roy se despierta lo suficiente como para asistir. El hombre, que está a un mes de ser ejecutado, afirma ser inocente del asesinato de un destacado profesor por el que ha pasado la última década en prisión, a pesar de que Roy y su entonces socio Jimmy Remis (Tommy Flanagan) lograron una confesión de él. Con poco más en qué ocupar su mente, Roy decide volver a profundizar en el caso.

A pesar del potencial de intriga narrativa que ofrece la condición de Roy, el guion prefieren evitar los matices en favor de una caracterización convencional, y los otros personajes que vamos conociendo incluida la bella asistente del profesor muerto, Laura (Karen Gillan), se van sintiendo personajes banales y sin profundidad. Incluso el personaje Crowe, que supuestamente es el centro de esta historia, no tiene mucho que hacer más allá de lo obvio: dar saltos en la lógica para seguir la narrativa; y eso es estar haciendo una mueca mientras tiene otro flashback que completa una pequeña parte de la historia.

Ni Jimmy ni Laura están contentos de que Roy esté removiendo cosas del pasado, ambos claramente guardan secretos que, tal vez, Roy alguna vez supo. Nadie aquí es un narrador confiable; ciertamente tampoco el autor convenientemente fallecido Richard Finn (Harry Greenwood), cuyo primer borrador de su novela es sobre el asesinato, cuya nombre es ‘El libro de los espejos’, y casualmente tiene todas las piezas claves para resolver el caso de Roy, incluso si puede no ser objetivamente exacta. Todo esto construido por medio de un largo flashback, que ayudan a generar los fragmentos para ir armando el rompecabezas, haciendo que todavía la cosa sea vez más obvia

Incluso es tan básica la película, que en un momento al inicio el director nos pone una escena de Roy armando un rompecabezas, cosa que lo veremos hacer a lo largo de la película, pero la respuesta siempre ha estado ahí desde el inicio; también es obvio notar las intenciones del director al crear varias tomas de reflejos. Lo más atroz de la cinta es la forma en que se resuelve el caso, aunque hay que recalcar un aspecto positivo, y es la forma en que Cooper con mucho cuidado logra construir todo lo relacionado con la memoria y la percepción. Eso incluye el uso de la música que logra generar un suspenso que sirve para entretener al espectador.

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