Rescate implacable | Review

Jason Statham vuelve a trabajar con el director David Ayer en un genérico filme de acción, con guion de Sylvester Stallone, lleno de puñetazos y patadas al más puro estilo del actor, tanto para bien como para mal.
Rescate implacable (2025)
Puntuación: ★★½
Dirección: David Ayer
Reparto: Jason Statham, Jason Flemyng, Merab Ninidze, Maximilian Osinski, Michael Pena y David Harbour 
Estreno en cines

La nueva película de Jason Statham está basada en una novela llamada Levon’s Trade: A Vigilante Justice Thriller, un título bastante bueno. Pero A Working Man, título en su idioma original, no es tan atractivo. En español le pusieron uno todavía más genérico: Rescate Implacable. Sin embargo, si le agregas el nombre del actor, tiene más lógica, porque ¿quién mejor, o al menos más fiable, para crear este tipo de películas actualmente? Con casi 60 años, Statham sigue dando golpes, a veces con la ayuda de accesorios, y cada vez más con el uso de armas de fuego y granadas, lo típicos de las películas de acción de los años ochenta.

Rescate Implacable es casi una secuela espiritual del mayor éxito en años del actor, The Beekeeper (2024). Ambas películas están dirigidas por el mismo cineasta, David Ayer. Sobra aclarar que esta nueva película no es una secuela de aquella, donde el personaje de Statham salía de su retiro para combatir algunos males sociales y políticos. En The Beekeeper, luchaba contra estafadores telefónicos y una conspiración que lo llevaba a, bueno, ya saben. Esta vez, hace lo mismo, pero enfrentándose al tráfico sexual. Los chicos malos tienen la mala suerte de cruzarse con Statham cuando el objetivo de la pandilla es Jenny García (Arianna Rivas), la hija universitaria de Joe (Michael Peña), dueño de la empresa de construcción donde Levon Cade (Statham) se gana la vida sin problemas.

Levon está ahorrando para un abogado y así luchar por la custodia de su hija pequeña, así que, cuando Jenny es secuestrada en un bar, acepta a regañadientes aprovechar sus habilidades como marine real —que nunca llegaron a buen puerto— y encontrarla. (Joe también le ofrece una gran suma de dinero, una posible ayuda para su batalla por la custodia con el arrogante padre de su difunta esposa).

Inicialmente, Ayer intenta humanizar esta película contundente presentando los demonios que aún acechan a Levon. Desafortunadamente, estos demonios son bastante menores y se expresan principalmente a través de temblores ocasionales e incontrolables en su mano. Luego, cuando los gánsteres rusos secuestran a Jenny, el filme intenta ofrecer indignación moral ante el flagelo mundial de la trata de personas con fines sexuales. Sin embargo, estas punzadas a las corrientes emocionales subyacentes apenas resuenan, y el hecho de que Levon sienta repugnancia hacia estos criminales en parte porque él mismo tiene una hija solo acentúa la torpeza del dramatismo.

Estamos claros en que lo mejor del filme es su actor, quien, incluso a finales de sus 50, todavía proyecta una figura impactante, con su cabeza rapada y su característico ceño fruncido, tan imponente como siempre. Rescate Implacable carece de las acrobacias escandalosas de sus primeros años, pero Statham sigue teniendo una presencia imponente: pocas estrellas de acción son tan efectivas insinuando su destreza física, creando una tensión que se libera cada vez que se lanza a una escena de lucha. El estoico Levon se sincera solo con unas pocas personas, incluyendo a su joven hija Merry (Isla Gie) y a su compañero exsoldado Gunny (David Harbour). Statham tiene un don para revelar el lado más tierno de sus personajes rudos. Pero cuando Levon emprende su tenaz persecución para salvar a Jenny, no muestra piedad, especialmente durante un largo final que hace alarde de una violencia desmesurada.

Los villanos de turno son una colección de estereotipos, uno más insulso que el otro. Ninguno de estos clichés andantes es remotamente memorable. Mientras que las mejores películas de Ayer, como End of Watch (2012), chisporrotean con una autenticidad sórdida, la escabrosa falsedad de Rescate Implacable socava la sensación de indignación que el perturbador tema pretende evocar.

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