‘Succession’ ha llegado a su fin. Tras cuatro magníficas temporadas, el misterio alrededor de quién iba a suceder a Logan Roy ha sido resuelto de forma épica.
**Este artículo contiene spoiler**
Como sabemos a lo largo de esta serie, el término ganar no siempre significa ganar, y cuando llegamos a final sabemos claramente que ninguno de los tres hermanos ganaron; cada uno recibió lo que merecía. Que pesar de todo el regodeo y los intentos de Shiv de llegar a la cima de la mano de Lukas Matsson (Alexander Skarsgård) y compra de este por la adquisición multimillonaria de Waystar Royco por parte del gigante tecnológico GoJo y salvar su matrimonio lleno de cicatrices con Tom Wambsgans (Matthew Macfadyen), la hija menor del ahora fallecido Logan Roy (Brian Cox) demostró una vez más que no estaba a la altura de la tarea y su destino es ser lo que siempre intentó destruir.
“Ustedes dos agarraron la corona”, comenta Shiv Roy (Sarah Snook) mientras clava otra daga en sus desventurados hermanos en el episodio “With Open Wide” de la sátira creada por Jesse Armstrong. “Papá murió y ustedes tomaron la jodida corona, y me empujaste, así que no sé por qué estoy (improperio) aquí”, le dice al todavía intrigante Kendall (Jeremy Strong) y a un magullado Roman (Kieran). Culkin) con un hermoso atardecer caribeño de fondo. (Extracto tomado de Deadline)
Ninguno de los tres hermanos iba aceptar que el otro ganará, Shiv da la estocada final y derrama la puñalada sobre el hombre que ya estaba a punto de morir: Kendall, en un acto se puede decir premeditado o simplemente espontáneo, ella tira la frase que todos veníamos diciendo desde la primera temporada: “Simplemente no creo que seas bueno en esto”. Palabras que realmente definen a Kendall y el legado de Logan, ya que ninguno de los tres hermanos son dignos sucesores, debido a que siempre los mueve el ego, el orgullo y la vanidad, además que nunca tienen los pies en la tierra.
El negarle a Kendall el puesto de CEO (todos saben que realmente no se merece), Shiv envía al trío a vivir en una espiral por el vacío corporativo y psicológico para ver cómo todo se desvanece. “Somos una mierda…”, declara Roman en una rara muestra de conciencia de sí mismo cuando Kendall ve evaporarse su sueño de sentarse en la silla de su padre y siente como su empresa se le escapa de las manos (literalmente).
Por su parte Shiv, embarazada y sin lograr demostrar sus capacidades, termina atrapada en su propio juego, que es ver que su marido (Tom) al que ama y desprecia al mismo tiempo jugó mejor que ella (en parte) y es ahora el CEO (títere) de Lukas, por lo que puede decir que al menos se encuentra a sí mismo como el que lleva los pantalones en su matrimonio.
En cuanto al papel actual de los Roy en Waystar, la cucaracha del primo Greg (Nicholas Braun) se puede decir que es el último miembro de la familia dentro de la empresa, pese a siempre haber jugado bien sus cartas, la última que usó le rebotó en la cara, ya que la ambición también se apoderó de él- y nadie puede defender de forma razonable la virtud moral de estos personajes.
Estamos muy claros, que el final de Succesion genera debate, pero podemos decir que los eventos ocurridos era casi una crónica de muerte anunciada, y nos mostró fielmente lo que siempre pensábamos, que era, que la descendencia de Roy, eran simplemente niños aficionados a un juego para al que nunca fueron criados. En el penúltimo episodio de la serie, cuando Kendall llamó a su padre “bruto” durante su discurso, se podría decir que dicho término de elogio se convirtió en un insulto por parte un niño que no tenía nada que decir, para terminar de demostrar que era solo un payaso en un circo, cosa que volvía a demostrar en la sala de juntas cuando no quería aceptar el peso de la derrota.
Este final fue escrito por Armstrong refleja lo muy bien lo que siempre decía su creador, que el programa habla sobre el verdadero poder de la palabra, los principios y las fidelidades, cosa que la familia Roy, esos tres temas no los conocen, ya que para ellos el tema del poder está por encima de todo, y ese detalle que los llevó a perder el juego.
Al igual que en los últimos finales de las temporadas, la serie logra llevar a cabo su idea, que, como sabemos la trama del programa nació a partir de un guion biográfico sobre Rupert Murdoch, pero el ingenio de Armstrong tomó esas ideas y lo transformó en pura intriga palaciega, y claro que muchos podrían argumentar que esto es simplemente una versión de alguna novela rosa, pero con un mejor valor de producción; sin embargo, la diferencia radica que la serie se aleja del tono de telenovela, le agrega un ritmo frenético con personajes que se alejan de la realidad y los lleva a los límites más vergonzosos, y el episodio final de Succession, es su mejor muestra, donde Armstrong deja en claro que nada captura el estado de una nación como el miedo, ya que el cerebreo humano siempre reacciona más fuerte al miedo y al peligro, es que lo experimenta Kendall al final, miedo a la incertidumbre, debido a que toda su vida solo se basó en un punto: ser el siguiente de su papá.
Siendo ese el éxito de la serie, ya que mostró una realidad donde el prejuicio y las creencias en el capitalismo estadounidense son expuestos sin tapujos, y todos estos multimillonarios y directores ejecutivos son buitres esperando comer los sobros, donde cada uno quiere poder, incluso si tienen que ser humillados para obtenerlo.