Lupita Nyong’o y su gato Frodo elevan un filme que pudo haberse quedado en lo repetitivo, pero afortunadamente la cinta Michael Sarnoski funciona como una extensión de la franquicia, más no representa un nuevo capítulo.
Un Lugar en Silencio: Día uno (2024)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Michael Sarnoski
Reparto: Lupita Nyong’o, Joseph Quinn, Alex Wolff y Djimon Hounsou
Estreno en cines
Buscando marcar una pequeña diferencia con respecto a las otras películas de la franquicia; la nueva entrega de Un lugar en silencio, busca caminar por el lado más reflexivo y melancólico que el suspenso en sí, que era lo que tenían las dos entregas dirigidas por John Krasinski. Esta precuela digamos que es más modesta, pero efectiva en su desarrollo, llevando a los espectadores al inicio de la invasión alienígena que puso en marcha la franquicia; esta última entrega presenta nuevos personajes y temas al tiempo que preserva la tensión angustiosa de las dos películas anteriores. Eso sí, Día uno nunca alcanza las alturas inspiradas que tuvieron las otros dos filmes, pero la entrega de Lupita Nyong’o y Joseph Quinn son convincentes lo que hacen que sostienen la cinta.
Luchando contra un cáncer terminal y sintiéndose derrotada por sus circunstancias, Samira (Nyong’o) se va de mala gana a una excursión con sus compañeros residentes del centro de cuidados paliativos a Manhattan, deseando comer un pedazo de pizza, ya que lleva rato de no comerla debido a su condición. Pero una vez que llega a la ciudad, unos horribles alienígenas ciegos atacan desde los cielos y matan cualquier cosa que haga ruido. Con su leal gato Frodo a su lado, Samira hace todo lo posible por permanecer callada, hasta que se encuentra con un estudiante de derecho conmocionado llamado Eric (Quinn) que, como ella, no tiene a nadie más.
Para Un lugar en Silencio de 2018, Krasinski maximiza el gancho central de la película, convirtiendo la necesidad de los personajes de permanecer en silencio en todo momento en una tensión perpetua, el silencio durante dichas escenas provocan una cierta ansiedad casi insoportable, y ese mismo gancho lo elevó en la segunda parte. Para esta nueva entrega, ese factor sorpresa ya no es tan atractivo, pero aun así se continúa generando gran efecto. La cinta construye un Manhattan pulverizado por los extraterrestres, cuyos inquietantes e inhumanos seres siguen siendo el elemento más inquietante de la franquicia. Y Sarnoski rara vez recurre a sobresaltos baratos o decisiones descaradas de personajes para fabricar artificialmente apuestas dramáticas, incluso si la trama se vuelve un poco débil en algunos puntos.
Sarnoski, quien también escribió el guion, cuenta una historia que como tal no aporta realmente nada a la historia que ya conocemos, incluso se puede decir que esta aventura de Samira y Eric se puede ver como un simple extinción de un relato, más que un capítulo como tal de la franquicia. Pero la relativa pequeñez de esta precuela tiene sus ventajas, ya que se centra en la historia íntima de una mujer amargamente resignada a morir que, a través de esta extraordinaria situación, encuentra motivos para saborear lo que queda de su vida, haciendo que entre todo este circo de acción haya un mensaje lleno de amor y esperanza.
La apuesta del filme es alejarse del énfasis de las películas anteriores que eran la familia y la paternidad. Esta precuela examina a sus dos únicos personajes (sin hijos y de mundos muy diferentes) que deben formar una unidad si quieren sobrevivir. Quinn tiene que cargar con un personaje que no está tan bien escrito, pero que sin embargo es conmovedor como un hombre que tal vez se sentía solo incluso antes de este asalto alienígena. Para Samira, ella encuentra un posible amigo en medio del apocalipsis, incluso si forjan un vínculo gracias a su entendimiento compartido de que, si escapan de estos feroces extraterrestres, su destino probablemente aún esté sellado.
Realmente la cinta se eleva por la brillante actuación de Nyong’o, cuyo rostro logra transmitir las emociones de su personaje, pasando de enojo a desilusión, y luego, más tarde, su tristeza mientras viaja a pie a una pizzería de Harlem que tiene un valor sentimental para ella. Lupita es simplemente fenomenal; dejándonos otra inmaculada actuación en el mundo del cine del terror, como lo fue US.
Pero, lo mejor de la película es Frodo, el gato de Samira (interpretado por dos felinos), este se convierte en una figura crucial, que ofrece a los personajes (y al público) un reconfortante respiro a las escenas clichés y de acción. Aunque, hay que comprar, que Frodo es el felino más tranquilo, más obediente y, por lo tanto, menos representativo de la historia, pero también hay un encanto en la forma en que Sarnoski se aferra a este hermoso animal doméstico.
Estamos claros, que al ser una precuela, casi sabemos el final de Samira y Eric, pero el resultado es confortante.