La directora Andrea Arnold crea un documental que detalla la vida de varias vacas lecheras que haces que te encariñes para darte un final sorprendente.
Vaca (2021)
Puntuación:★★★★
Dirección: Andrea Arnold
Documental
Disponible: MUBI
La aclamada directora de “American Honey” Andrea Arnold, crea un documental agroindustrial sobre la vida cotidiana de unas vacas en una granja lechera. Lo interesante del proyecto es la forma humana y cálida con la que Arnold toma su cámara y se acerca a las vacas mientras mugen, trotan y dan a luz, llegando en ocasiones a mirar con misterio o golpear el micrófono de sonido con un estallido todopoderoso.
La cinta se sumerge a este mundo bovino en la medida de las posibilidades que se puede acompañar a las vacas de la granja durante su vida diaria, como el proceso de parto, donde Arnold capta la naturaleza de los animales planos de cuerdas tirando de pequeñas pezuñas que emergen de la madre, una imagen que no ha cambiado demasiado desde entonces.
El filme muestra a las vacas en el campo en un brillante día de verano, a veces o las vemos de noche, en otras las vemos caminando para ser ordeñadas, todo con una mirada sensible que invita al espectador a crear una reflexión sobre los animales de granja. Las vacas están acompañadas de humanos que escuchamos la mayor parte del metraje y hacia el final ya los vemos físicamente.
Aparte de las vacas, también vemos a los terneros en su faceta de crecimiento como tomando leche de las tetas de la madre, pasando por la separación de la madre, en otro momento los vemos ser descornados con un cauterizador, un momento violento crudo, cruel que se te queda grabado.
Pero en todo momento la atmósfera del filme se siente una tensión en los planos de las vacas, especial a la que Arnold le presta más atención, ya que todos sabemos que un evento violento se avecina, y la pregunta es: ¿cuánto tiempo y espacio le va a dedicar esta película? para llegar a ese punto.
El objetivo del filme es tratar de ver, o adivinar, cómo es ser un animal de granja, o simplemente cualquier tipo de animal, y es la razón por la cual la cámara de la directora siempre está desde la mirada de los animales, nunca de la del humano. Es ahí donde la cinta más brilla, ya que por momentos el lente si clava directamente a los ojos de la vaca, ya que tal vez ella esté mirando directamente a los nuestros, o al menos a la lente de la cámara, y mugiendo, repetidamente, con atención o incluso de manera significativa. Esos detalles generan una sensación cruda y dolorosa, porque uno como espectador se genera cientos de preguntas, lo peor es que sabes que algo ocurrirá a ese pobre animal.
¿Qué está viendo la vaca? ¿ella piensa o siente? ¿Entiende la vaca el concepto de su propia muerte, que está a la vuelta de la esquina? Son significativas estas preguntas, o deberíamos simplemente conceder a los animales su propia incognoscibilidad. Lo redondo del filme es que genera este debate, y es donde la tarea de este funciona.
Cuando llegamos al momento que en todo sentido iba llegar, es fuerte, crudo, doloroso y en lo mejor de los términos sorprendente, pese a que sabes que va ocurrir nunca lo ves venir. Arnold no te prepara para ver ese tiro de gracia, simplemente te lo muestra, creando un momento conmovedor, evasivo y triste, especialmente debido a que la cinta cierra con un plano de la vaca desde su mirada ya apagada. Una imagen que queda en la memoria de todo aquel que ve la cinta.