Un extraño parasito afecta a un barco de pesca en el debut de la directora Neasa Hardiman que reune en su reparto a Connie Nielsen y Dougray Scott.
Sea Fever (2020)
Puntuación: ★★★
Dirección: Neasa Hardiman
Reparto: Connie Nielsen, Dougray Scott, Hermione Corfield, Olwen Fouere y Jack Hickey
Disponible: Estreno en cines
Es un gusto encontrar propuestas interesantes en óperas primas, debido a que nos dan esperanza de que sigan habiendo directores autores en el futuro, y ese es el caso de Sea Fever, una sombría historia sobre una infección mortal en un barco pesquero en alta mar que juega con elementos fantásticos, pero que pega con la realidad vivida cuando escuchas el término “cuarentena”, lo que hace a la cinta de Hardiman interesante es como toma ideas de obras clásicas como Alien y The Things con algunos planos bastante familiares para darle una visión propia a su proyecto.
Neasa Hardiman no es que sea una principiante ya que ha estado trabajando en diferentes proyectos en el mundo de la televisión como en Happy Valley o Inhumans, experiencia que le ha dado una fluidez notoria a la hora de ir construyendo la trama y el suspenso, especialmente en su primera hora el filme se logra sostener bastante haciendo que el espectador esté atento a todo lo que ocurre.
Sin embargo, el guion del filme deja varios argumentos y narrativas entrecortadas, como la construcción del personaje de Siobhán (Hermione Corfield), una estudiante de biología marina que nos dice exactamente quién es ella en lugar de dejar que lo averigüemos.
La llegada de la joven al barco no es muy bien recibida por la tripulación debido a varias creencias de los marineros, que queda en juego cuando el barco se encuentra con una entidad de otro mundo que comienza a infectar a los pasajeros. La infección es sombría, de naturaleza parasitaria, y se manifiesta de varias maneras desagradables (cualquiera con sensibilidad sobre el horror de los ojos sería mejor mirar hacia otro lado). Siobhán debe usar su intelecto científico para descubrir la mejor manera de sobrevivir.
Sea Fever es una obra audaz que sabe jugar con las cartas que tiene. El filme logra justificar la presencia del ente en la búsqueda de un intento de supervivencia y al mismo tiempo invita al espectador a cuestionar la idea de salvar a un grupo de vidas o arriesgar la vida de miles de más, un tema bastante interesante de plantear.
El principal problema de la cinta es que cuando va llegando a su recta final se siente todo apresurado o como que no sabían cómo cerrar, su duración de 89 minutos le pasa factura. Ese último tramo es demasiado rápido y, como resultado, la trama y la atmósfera sufren. Nunca es tan retorcido o claustrofóbico como se espera, a pesar del escenario y la premisa.
El otro punto a favor son las actuaciones que ayudan a sostener el filme en los lugares que se tambalea, la presencia de Dougray Scott y Connie Nielsen es un deleite, el dúo aporta garbo, experiencia y soporte. Todo un acierto. Sea Fever es una cinta arriesgada más que todo por el presupuesto que tiene, pero saca provecho de esos recursos.